El drama de los familiares de las víctimas de tránsito

El drama de los familiares de las víctimas de tránsito

Cada día 50 personas resultan heridas en siniestros viales en nuestra provincia, de acuerdo a los datos del Ministerio de Salud. Algunas de ellas fallecen. La mayoría sufren lesiones leves o graves que pueden dejarle secuelas de por vida. Ese es el lado más visible de esta “pandemia” que representa la primera causa de muerte y discapacidad en personas de 15 a 34 años. Pero hay otro lado del que nunca se habla y que no es menos doloroso: el drama de los familiares de las víctimas del tránsito.

Cuando un ser querido tiene un accidente, generalmente interviene la Policía y los familiares no saben cómo actuar ni adónde recurrir. No encuentran respuesta por parte del Estado ante esa situación de shock. A veces, ni siquiera hay una primera comunicación sensible con ellos. Muchos necesitan asistencia psicológica en el momento o en los días posteriores. Otros precisan que alguien les enseñe cómo asistir o ayudar a un ser querido que quedó con una discapacidad permanente.

La Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) puso en marcha este año la Red Federal de asistencia a víctimas y familiares de víctimas de siniestros viales, que tiene el objetivo de brindar apoyo y contención durante la post emergencia. Pero hasta el momento, nuestra provincia no se adhirió a esta red. Tampoco lo hicieron los municipios.

Solo San Miguel de Tucumán creó un espacio de contención, el Observatorio Psicológico de Seguimiento de Personas que Sufran Accidentes de Tránsito. Sin embargo, pocas personas buscaron ayuda en esta dependencia.

Entre las funciones de la red federal de la ANSV figuran la orientación jurídica (no patrocinio), psicológica, de salud post hospitalaria y en servicios sociales, con el objetivo de eliminar repetidas situaciones burocráticas que solo acrecientan el dolor que produce un siniestro, según cuenta Claudio Artaza Saade, asesor en seguridad vial y director de la ONG Alerta en el Camino.

Los accidentes de tránsito tienen un gran costo social y también económico. La atención de un herido cuesta hasta U$S 1.350 por día, de acuerdo a un estudio del hospital Padilla. A las cuestiones médicas hay que agregarles las indemnizaciones y jubilaciones por invalidez que suman los choques.

Teniendo en cuenta que cada año aumenta el número de incidentes (hace una década había 28 heridos por día, casi la mitad de los que se atienden hoy) urge que nuestra provincia y los municipios se adhieran a esta importante red que ayuda y asesoramiento a las víctimas y familiares.

Además, es necesario tomar más medidas que apunten a la seguridad vial. No solo se necesitan más controles. También es importante exigir a los conductores que pasen por una autoescuela. La gran mayoría de los tucumanos aprende a manejar ayudado por un familiar o un conocido y no por personas idóneas. Ante una emergencia, no suelen estar bien preparados para realizar maniobras evasivas. Asimismo, desarrollan malos hábitos en la conducción. Esto lo comprueban a diario los peritos que intervienen en los siniestros. Por último, se debe mejorar el sistema por el cual hoy se entregan las licencias de conducir y comenzar a aplicar el scoring (carnet por puntos), aprobado hace más de una década en el país.

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