A 45 años de su muerte: las dos vidas de Oskar Schindler

A 45 años de su muerte: las dos vidas de Oskar Schindler

La historia del hombre que salvó a 1.200 judíos durante la Shoá ilustra la posibilidad de salir del egoísmo para comprometerse con el otro.

JUSTO DE LAS NACIONES. Oskar Schindler durante sus últimos años. No logró posperar en la posguerra. JUSTO DE LAS NACIONES. Oskar Schindler durante sus últimos años. No logró posperar en la posguerra.

La tierra prometida. El nuevo viejo mundo donde un aventurero sueña con una vida opulenta. Oskar Schindler, un hombre astuto y sin escrúpulos, arriba a Cracovia como agente de la Abwehr, el servicio de inteligencia nazi. Tiene 31 años y está exultante: corre octubre del 39, Alemania acaba de invadir Polonia y él observa la guerra como una oportunidad para hacer una fortuna.

El 15 de enero de 1940, Schindler compra una vieja fábrica de productos de cocina y, gracias a sus contactos en la Abwehr, consigue un contrato para abastecer con ollas y cubiertos al Ejército alemán. Asesorado por un hábil contador judío, Isaak Stern, tres meses después Schindler ya emplea a 250 obreros, entre ellos siete judíos.

Pero el golpe de suerte le llega el 20 de marzo del 41, cuando los nazis hacinan a los judíos de Cracovia en un gueto de 400 por 600 metros. Schindler aprovecha la oportunidad y se sirve de la mano de obra barata: a fines del 42 maneja una enorme planta de municiones y manda sobre 800 empleados. La guerra y el orden social nazi han determinado el éxito de su empresa: 370 obreros suyos son judíos casi gratuitos del gueto de Cracovia.

Schindler, el lógico

En 1993, la galardonada película de Steven Spielberg “La lista de Schindler” difunde su historia en todo el mundo. Durante más de tres horas, Liam Neeson interpreta la transformación de Schindler: desde el lógico que dice de la guerra: “¡no podría ser mejor!” hasta el hombre que pierde su fortuna para salvar las vidas de 1.200 personas.

DESCANSO. La tumba de Schindler, en el Monte Sion de Jerusalén.  DESCANSO. La tumba de Schindler, en el Monte Sion de Jerusalén.

Al comienzo del filme, cuando se conocen, lo primero que Stern hace es advertile: “la ley me obliga a decirle, señor, que soy judío”. Pero a Schindler la diferencia le da igual: “bueno, y yo alemán, asunto zanjado”. Poco después, en una escena junto a su mujer, Emilie, Schindler le dice: “tengo 350 empleados con un solo propósito: ganar dinero para mí”. Por alguna razón, el departamento de las Schutzstaffel (SS) encargado de la aniquilación de los judíos europeos se denominaba oficialmente Sección de Administración y Economía.

Este Schindler que muestra Spielberg al inicio de su película es el hombre que se desempeña con lógica en la coyuntura de la guerra y amasa una fortuna basada en el cálculo. Por esa época Schindler no se diferencia en nada de los otros beneficiarios de la ocupación: adopta un estilo de vida de despilfarro y se codea en fiestas con los oficiales de alto rango de las SS.

Sin embargo, el 13 de marzo del 43 los nazis liquidan el gueto de Cracovia y envían a la mayoría de los reclusos al campo de exterminio de Bełzec. Otros, considerados aptos para trabajar, viajan al campo de concentración de Plaszow, donde manda el criminal de guerra Amon Goeth. Entretanto, Schindler utiliza sus contactos para rescatar a 900 obreros judíos de Plaszow y alojarlos en su fábrica. Uno de ellos, Sol Urbach, testificará luego que es durante la masacre del gueto cuando Schindler cambia de opinión sobre los nazis -y sobre sí mismo- y decide salvar al mayor número de judíos posible.

Schindler, el Justo

La familia de Schindler no espera que su hijo se convierta en un gran empresario alemán. Él nace el 28 de abril de 1908 en Zwittau, Moravia, una región del Imperio austrohúngaro. Pertenece a la clase media católica de la comunidad germanoparlante de los Sudetes y el destino que sus padres han trazado para él está en la dirección de la fábrica de maquinaria agrícola familiar.

Después de la Primera Guerra Mundial, los Sudetes pasan a integrar el territorio del nuevo Estado checoslovaco. En 1926 el joven Schindler se casa con Emilie y en 1931 ingresa al Banco Jarslav Simek de Praga, donde permanece hasta 1938. Aunque hace el servicio militar en el Ejército checo, ya en 1935 se afilia al Partido Alemán de los Sudetes. Su líder, Konrad Henlein, apoya a Adolf Hitler y aboga por la anexión de la región a la Alemania nazi. Cuando en octubre del 38 las tropas de la Wehrmacht alemana ocupan los Sudetes, Schindler ingresa al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán.

Cinco años más tarde, las relaciones que ha tejido dentro del partido nazi le permiten emprender su campaña privada de rescate. Consigue que la Inspección de Armamentos Militares califique su fábrica como una empresa vital para el esfuerzo bélico y desde esa posición evita las deportaciones a Auschwitz: alega que cada uno de sus empleados judíos es esencial para mantener la producción de municiones.

A partir de julio del 44, el avance del Ejército soviético obliga a las SS a cerrar los campos de concentración orientales. Schindler recurre de nuevo a sus influencias y consigue un permiso para trasladar su fábrica hasta Brünnlitz. El secretario personal de Goeth, Mietek Pemper, redacta entonces la célebre lista de los 1.200 judíos de Schindler que viajaron a Brünnlitz y se salvaron de una muerte segura. “Esta lista -dirá Stern en la película- es el bien absoluto. Esta lista es la vida. Más allá de sus márgenes se habre el abismo”.

LA LISTA. Liam Neeson y Ben Kingsley en una escena de la película. wikipedia LA LISTA. Liam Neeson y Ben Kingsley en una escena de la película. wikipedia

El 7 de mayo del 45, los habitantes de Brünnlitz se enteran por radio de la rendición de Alemania. Para entonces toda la fortuna de Schindler se ha ido en los sobornos pagados a las SS y la manutención de sus obreros. “El caso de Schindler -recuerda el director del Museo del Holocausto de Buenos Aires, Jonathan Karszenbaum- generó en su momento un gran debate en Yad Vashem, la institución israelí que se encarga de reconocer a los Justos de las Naciones. Él había lucrado inicialmente con la mano de obra judía porque era más barata y había hecho una fortuna. Pero pesó más el hecho de que luego usara esa fortuna para proteger a los judíos en la segunda fábrica que montó en Checoslovaquia”. El título de Justo de las Naciones es la condecoración más prestigiosa que otorga el Estado de Israel. Honra a aquellos que durante el Holocausto arriesgaron sus vidas por salvar las de judíos sin intención de obtener ningún beneficio.

Un modelo ético

Cuatro años después de la Segunda Guerra Mundial, en 1949, Schindler emigra a la Argentina y monta un negocio de cría de nutrias en la Provincia de Buenos Aires. Nueve años luego, sin embargo, quiebra otra vez, deja a Emilie en Argentina y regresa a Alemania para sobrevivir gracias a las donaciones de Stern y otros de sus judíos. “La idea de que él y otros Justos fueron personas normales -expresa Alejandra Schwartz, historiadora y de la comunidad judía de Tucumán- me permite reconciliarme con la humanidad. Schindler tiene un montón de defectos: es mujeriego y mal marido, le gusta mucho el buen vivir. Pero son esas cosas reprochables las que me obligan a pensar que los seres humanos corrientes podemos actuar”.

“Los seres humanos -coincide Karszenbaum- somos más parecidos a Schindler que a un ángel guardián como Irena Sendler (una Justa que salvó a 2.500 niños judíos del gueto de Varsovia). Pero todos los Justos actuaron en el contexto más terrible y más brutal de persecución y exterminio, bajo un sistema de industria de muerte. Por eso ellos han dejado tal vez el mensaje más importante del Holocausto, el modelo de comportamiento ciudadano y ético más admirable, que es el de arriesgar todo para proteger y salvar vidas”.

Schindler fallece el 9 de octubre del 74 y Yad Vashem les otorga a él y Emilie el título de Justos en 1993. Schindler descansa en el Monte Sion de Jerusalén.

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