“El teatro es una cita de amor en la que se me va la vida”

“El teatro es una cita de amor en la que se me va la vida”

El actor escribió y protagoniza “La dama de las rosas”, donde habla de la identidad. “Buenos Aires avasalla las identidades”, alerta.

CON PASIÓN. Pepe Cibrián reivindica una forma personal de vivir el arte. CON PASIÓN. Pepe Cibrián reivindica una forma personal de vivir el arte. LA GACETA / JOSÉ NUNO

Las manos de Pepe Cibrián pesan por la cantidad de anillos que usa, aunque son menos que los collares que luce en su visita a LA GACETA, donde los dijes se entrelazan con crucifijos. Estará esta noche sobre el escenario del teatro Mercedes Sosa para presentar “La dama de las rosas”, la obra que escribió y protagoniza, pero no dirige: esta vez se deja guiar en la ruta de la actuación por Damián Iglesias.

La obra es una visión personal de “La dama de las camelias”, ambientada en el París de la Belle Époque de entreguerras, en 1920.

Cibrián interpreta a Josephine, una duquesa sometida por su madre que (a la muerte de su progenitora) se desdobla en Agatha, dueña y anfitriona de un cabaret de transformistas donde desfila la sociedad francesa.

Allí conocerá y se enamorará de Clemence, lo que levanta recelos y cuestionamientos. “Es una fantasía realizada, en la que hablo del amor, de la identidad, de la realización personal, del descubrimiento propio, del goce de la libertad y de la elección de ser quien uno quiere ser hasta llegar a un final inesperado”, describe. Lo secundan Luz Yacianci, Tiki Lovera e Iglesias, junto a un elenco de bailarines. La música original es de Santiago Rosso.

El artista se enoja cada vez que escucha hablar del “interior” del país y reclama que sean los mismos habitantes de las provincias los que levanten las voces de queja y repudio. “Lo odio, es algo endémico que tenemos metido, pero hay que romper con esa idea. En cada lugar de la Argentina hay una identidad brutal que la avasalla Buenos Aires, que no sabe lo que pasa en Tucumán. No hay que aceptar el frívolo Martín Fierro del Interior, hay que mandarlo a la mierda y crear premios locales. Me indigno sinceramente”, afirma, y la bronca le sale por los poros.

Cibrián se siente, al mismo tiempo, víctima de esa idea colonizadora: “si quiero estrenar una obra acá antes que en la Capital Federal, no es igual; tenés que venir de gira”.

- ¿La identidad local a la que te referís está expresada en los escenarios o ves mucha copia de lo que se hace en Buenos Aires?

- En el norte no, en Salta, Jujuy, Tucumán se respira su comida, su música, su tierra, sus telares, su arte, su independencia... Es el único lugar donde todavía está presente esa identidad, porque en el resto es algo amorfo, extraño. Creen que todo lo de afuera es mejor.

- Buenos Aires es un foco de atracción...

- No hay nada más difícil que Buenos Aires, no jodan, tampoco es el centro del mundo ni es Nueva York. No se vayan de sus lugares, que es donde conocen a su gente, donde se saludan en las calles. En cada lugar hay talentos y grupos geniales. Son maravillosos y me duele mucho que no se entienda que a los porteños no les interesa nada lo que pasa en el resto del país.

- ¿No pensaste en irte?

- Me ofrecieron hacer “Marica” en España por seis meses y ni loco me iría. No soportaría estar lejos de mi gente, mi parque, mis amigos. Me hace feliz estar acá. Mis padres (Ana María Campoy y Pepe Cibrián) y Tito Lectoure me cambiaron la vida, sin su apoyo estaría muriéndome. Tuve mucha suerte, pero también golpeé muchas puertas, que es lo que tienen que hacer los jóvenes y dejarse de joder. Estoy convencido de que ellos tienen la salida.

- ¿Y cómo tienen que hacer?

- Pasándola mal al principio, como yo lo pasé. Lola Membrives decía: “en el teatro no hace calor, se transpira”. Hoy muchos tienen calor y no entienden que se debe transpirar. Hay que conocer la antesala del teatro, los camarines, los rincones, estar dos horas antes como mínimo caminando el escenario. Es una cita de amor en la que se me va la vida, más que una profesión.

- En el fondo, tu planteo sobre vivir el arte es político.

- Todos los grandes ideales políticos y sociales son fallidos. Quiero un cambio de un sistema para otro mejor. Propongo lo que trato de hacer de mi vida, encabezo una cooperativa que paga sueldos dignos y tiene una forma de trabajo determinada. Me parece perfecto socialmente que se subsidie a quienes necesitan, pero deben enseñarle un oficio, y así se pierde la cultura laboral. Estoy decepcionado con Mauricio Macri; lo voté, pero su gobierno es nefasto, es imposible que tengamos la cantidad de pobres que hay. Siento un dolor enorme de un país surrealista que amo con pasión.

ÚNICA FUNCIÓN

• A las 22 en el teatro Mercedes Sosa (San Martín 479), con 2x1 en entradas para la Platea B.

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