Belén Herrera tiene el futuro en sus manos

Belén Herrera tiene el futuro en sus manos

BIEN TUCUMANA. “Estoy muy contenta y agradecida”, dice la cantante.  BIEN TUCUMANA. “Estoy muy contenta y agradecida”, dice la cantante.

“Si es redondita y jugosa, lo mismo que una naranja, si es noche cerrada el pelo, esa moza es tucumana…”

Esta zamba, compuesta por Perecito y el Cuchi, le abrió las ventanas del corazón del público hace pocos años.

Poco tiempo después de lanzar su segundo cedé, se afincó en Buenos Aires. Belén Herrera, que en 2018 estuvo ternada para los premios Gardel, laboriosamente va encontrando su lugar bajo el sol.

Hoy compartirá el escenario en la plaza Independencia con otros artistas, en el cierre del Septiembre Musical. Lo hará acompañada por Eduardo Issa Osman, Esteban Maciel, Alfredo Tejerina, Roberto Calizaya, Emmanuel Bazán y Omar Villagra.

La joven folclorista abordará piezas de “Tucumana”, su segundo disco, que fue producido por el riojano Hugo Casas.

“Sigo trabajando con él, aprendo muchísimo; compartimos una gran amistad. Le debo mi valentía de componer; entendí que la música nos llama de diversas maneras, comencé entonces a indagar letras, a volcar sentimientos, a contar historias en una hoja. Lo hago constantemente ahora”, cuenta.

Oriunda de Yerba Buena, la intérprete confiesa su admiración por su padre: “me brindó su canto y sentimiento, el amor por la música, su dedicación, le consulto muchas cosas, porque me conoce como nadie. No soy fanática pero sí admiro y respeto mucho el arte que nos dejaron grandes como Alfredo Ábalos, nuestra voz latinoamericana y tucumana Mercedes Sosa, entre otros”.

Una caricia

La postulación a los Gardel fue una caricia al alma. “Llegar con un disco a los premios significó una apertura de mente. De entender que es cuestión de soñar más fuerte, de apostar con dedicación y comprender que todo pasa por algo; ayudar al destino con trabajo, amor por lo que hacemos… Zambas van, zambas vienen, pero ‘Si llega a ser tucumana’ se convirtió para mí en un tema infaltable en los shows. Y no sólo por gentilicio, sino por los autores, por su ritmo tan nuestro”, explica.

Hace un año decidió cambiar el cerro por los rascacielos. “Vivir en Buenos Aires significa mucho para mí. Conocí, a la distancia del seno familiar, a una nueva Belén. Hoy es mi casa. Y Tucumán es el lugar que cuido de mi infancia y a donde siempre vuelvo. Es ahí donde vive mi familia, el amor, los amigos; adonde espero volver algún día”, confiesa.

La moza de ojos retintos y boca colorada sabe que el futuro está en sus manos: “¡me gusta la Belén de hoy! Con más presencia, con decisión -dice y expresa sus sentimientos-. Estoy muy contenta y agradecida por cada paso que voy dando. Espero ser con el tiempo una referente de nuestra música popular. Me queda muchísimo por hacer, por aprender; pero aquí estamos, para seguir sacando los pies del barro y no estancarnos. ¡Para abrir las alas y volar!

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