Osaka, una ciudad de negocios y de calor y humedad como Tucumán

Osaka, una ciudad de negocios y de calor y humedad como Tucumán

Está ubicada en la región de Kansai, en el corazón de Honshu, la más grande de las cuatro islas principales que conforman Japón.

Osaka, una ciudad de negocios y de calor y humedad como Tucumán
27 Septiembre 2019

Hace calor por estos días en Osaka. La transición del verano al otoño todavía no da señales de vida en Japón, donde por ahora las temperaturas se mantienen alrededor de los 30 grados en un día soleado. Sin embargo, aquí también lo que mata es la humedad: en eso se parece bastante a un día pesado en Tucumán. Basta con caminar un rato a paso turista para que la ropa se pegue al cuerpo y uno se arrepienta de haberse puesto jeans en lugar de bermudas, prenda que en Japón por lo general sólo usan los niños.

Osaka está ubicada en la región de Kansai, en el corazón de Honshu, la más grande de las cuatro islas principales que conforman Japón (las otras son Kyushu, Shikoku y Hokkaido). En contraposición con la cercana Kioto, donde mejor se conserva el Japón tradicional -el de los templos, las geishas y los jardines zen-, Osaka es una ciudad fuertemente influenciada por Occidente, moderna e industrial (aquí nacieron varias de las marcas japonesas más reconocidas, como Panasonic, Sanyo y Sharp). Su ubicación estratégica en una bahía fue clave en su crecimiento económico, vinculado siempre al comercio.

Se dice que aquí se encuentran los mejores hombres de negocios de todo el país. Además, en el centro de Osaka es posible encontrar tiendas enormes de algunas de las marcas más importantes del mundo occidental. Entre ellas, Apple: resulta curioso que en un país tan asociado al desarrollo tecnológico haya tal fiebre por los productos de una marca extranjera. Ya hace una semana que salió a la venta el iPhone 11 y las tiendas con el logo de la manzanita siguen abriendo cada mañana con largas colas de gente esperando por hacerse con el último chiche de la empresa californiana.

Símbolos

Aunque Kioto le roba protagonismo con sus imponentes templos, sus casas de madera al estilo tradicional y sus fotogénicos bosques de bambú, Osaka tiene con qué defenderse a la hora de atrapar al turista. Su principal argumento es su imponente castillo del siglo XVI, de paredes blancas y detalles dorados, rodeado por muros de piedra. Se trata de una visita obligada, por breve que sea el paso por la ciudad.

El otro imprescindible de Osaka es darse una vuelta por Dotonbori, una especie de Times Square donde se concentra la movida nocturna, iluminada por miles de carteles de neón de diferentes tamaños a ambos lados de un canal. Entre ellos, el icónico Glico Man, un maratonista que lleva décadas levantando sus brazos en una publicidad de una empresa de dulces. Glico Man ya es un símbolo de la ciudad, por lo que a nadie se le ocurre sacarlo o modernizar su diseño: a lo sumo, cada tanto le actualizan el fondo o le agregan algún elemento, pero el atleta sigue luciendo igual que hace 80 años.

Dotonbori, que algunos recordarán haber visto vestido de rojo y blanco por un banderazo de hinchas de River en ocasión de la Copa Suruga Bank de 2015, ofrece no sólo entretenimiento y locales de compras, sino también un sinfín de sucuchos en los que probar takoyaki (unas pelotas fritas hechas a base de harina y rellenas con pulpo) y okonomiyaki (tortilla de ingredientes varios cocinada a la plancha), dos de los platos más típicos de Osaka, considerada también la capital gastronómica de Japón.

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