Invasiones en el cerro
Invasiones en el cerro

El cerro es una tentación. Para pasear, descansar, disfrutar de la vista y del aire. Hoy ese cerro va a estar colmado, por el día del estudiante y la llegada de la primavera: los guardaparques, la Municipalidad de Yerba Buena, la comuna de San Javier y la Policía han diseñado operativos frente a la invasión antrópica. Casi todo el cerro visitable es terreno universitario. El parque Sierra de San Javier, de 14.000 hectáreas, abarca prácticamente desde donde termina Villa Nougués en el km 30 de la ruta 338 (al sur de San Javier) hasta el borde del río Tapia al norte. Cubre toda la serranía de Tafí Viejo y limita al oeste con la ruta 340, desde la cascada de Los Noque (la Sala) hasta Las Tipas. Toda esa extensión es también una tentación para vivir. Y la UNT tiene problemas con gente que está instalada desde hace mucho tiempo en diferentes sectores del parque.

Los casos se vienen arrastrando desde hace mucho, pero de vez en cuando salen a la luz por diversos motivos: hace un mes, por el cobro de estacionamiento cerca del CAPS de Horco Molle. Integrantes de la familia Medina, instalada allí desde hace décadas, cobraban a los automovilistas por dejar su auto en la zona de la subida a la escuela de Agricultura. La Universidad resolvió el problema y terminó contratando dos guardias que apostó en la entrada al Parque, cerca de la rotonda de la avenida Perón.

Diferencias de tensión

La solución parcial sacó a luz el viejo problema con las familias que viven desde siempre en el pueblito ubicado al este del CAPS. Al igual que en el caso de los Medina, la Universidad no pueden sacar a estos pobladores del lugar pero la Casa de Estudios pretende que no siga instalándose gente: en 2010 había 130 familias y en 2017 eran 190. El abogado Máximo Castro, de la UNT, dice que el barrio no se está ampliando, sino que hijos y nietos de los antiguos pobladores han ido levantando nuevas casas dentro de los mismos terrenos. LA UNT ofrece otorgarles tenencia precaria a cambio de que ellos reconozcan la propiedad de la Universidad. Ellos temen que los desalojen si dan ese reconocimiento. Mientras tanto, no tienen tensión eléctrica suficiente en sus casas porque dependen de un medidor de luz comunitario y por ahí se manifiesta la presión universitaria, que no les permite tener medidores domiciliarios. Por otro lado, frente al reclamo por prescripción adquisitiva de la familia Medina, la Universidad ya tiene dos fallos judiciales favorables y, según Gustavo Vitulli, secretario de Bienestar Universitario, ya se preparan para pedir a la Justicia el desalojo de una persona que se ha instalado en el sector aledaño al CAPS.

Diferencias económicas

No obstante, ese barrio, ubicado dentro de la reserva de Horco Molle, no representa un conflicto de intereses económicos para la UNT, como sí lo es el barrio cerrado Las Pirámides, ubicado en la parte alta del cerro, junto al límite con Villa Nougués. Hace un año se supo que el ocupante, Próspero Marcelo Sosa, desde 2008 tenía el proyecto de construir y vender casas en ese predio. Sosa dice que vive ahí desde siempre y que, por haber salido sobreseído en el juicio por usurpación que le hizo la UNT en 1998 (se terminó 10 años después por prescripción, porque la UNT no había seguido la querella) se considera legítimo ocupante. Se construyeron –y vendieron- 26 casas y desde hace un año se dan los escarceos entre la Universidad y Sosa. En febrero se intentó cortarle la luz (no se pudo) y hacer una inspección ordenada por la Justicia Federal para que se registren los ocupantes, así como se pidió una inspección ambiental, que concluyó en apenas una presentación. La UNT dice que Sosa se apropió de 40 hectáreas, y él responde que está en su derecho. Añade que la UNT no puede siquiera querellarlo porque “no tiene ley de creación” y que tampoco puede pedir a la Justicia Federal que le haga inspección ambiental porque los (presuntos) delitos ambientales son de jurisdicción provincial. No se sabe cuándo se implementará el juicio por desalojo que la UNT pretende, ni si se demolerán las viviendas. Lo que se ha logrado es, al menos, que no se siga construyendo ni desmontando en ese sector al sur del Parque biológico.

Diferencias de cañerías

El otro frente de conflicto está en Las Tipas, cerca de Raco y de Tapia, donde un ocupante de predios, Carlos Torres, había permitido el año pasado que se instalasen cañerías para llevar agua a un barrio privado que se construye junto al parque (afuera del terreno universitario). La UNT tiene una larga querella con Torres. En el acta del operativo que se realizó en febrero de este año, por el que se secuestraron 3.000 m de cañerías y tanques de agua, se consignó que “algunos lugareños nos informaron que el señor Torres tenía la intención de lotear algunos terrenos”. Las cañerías ya fueron devueltas a Di Bacco, que se ocupa de la construcción de ese barrio privado. No se sabe de dónde sacarán el agua.

El cerro se está llenando de construcciones, pequeñas y grandes, privadas. Cerca de Las Pirámides, un country a 1.350 msnm va cobrando forma en Villa Nougués. La Dirección de Flora y Fauna ha tenido pedidos de informes de impacto ambiental en la zona de Raco, Tapia y El Cadillal, dice Eduardo Dietrich, director de esa repartición. Y la presión es fuerte sobre el parque universitario. Cerca, sobre la ruta 9, en jurisdicción de Tapia, se instaló hace dos años un crematorio y hubo, según Vitulli, gestiones para la provisión de agua del río en la zona que abarca el parque Sierra de San Javier.

Uno de los problemas que tenía la Universidad frente a las intrusiones eran los papeles. Muchos terrenos no estaban bien inscriptos, tarea que se está regularizando. “A fin de mes vamos a tener unificado en un solo padrón todo el plano del parque –dice Vitulli-. La gente de Geodesia está armándolo. Se ha trabajado con drones profesionales y con eso no sólo se confecciona el plano sino que se visualiza el parque desde el aire”. El otro problema es la dificultad de controlar un área extensa con sólo 13 guardaparques. “Cada vez somos menos”, cuenta Manuel Parrado, quien se rompió una rodilla en el operativo de febrero en el río Las Tipas, al socorrer a un policía que se había caído en el torrente. Ese operativo se hizo bajo la lluvia. Parrado dice que es un oficio difícil y que los guardaparques (en Tucumán) se mueren antes de jubilarse. Con el agravante de que son pocos frente a una perspectiva de invasión antrópica cada vez más constante en el parque. ¿Se podrá evitar que, como describió Máximo Castro para la zona de Horco Molle- algunas zonas se transformen en una favela?

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