Vapeo: el riesgo del tabaquismo en nuevos formatos

Vapeo: el riesgo del tabaquismo en nuevos formatos

Neumonólogos afirman que los cigarrillos electrónicos también son nocivos para la salud.

VAPERS. En Estados Unidos se reportaron siete muertes por su consumo. VAPERS. En Estados Unidos se reportaron siete muertes por su consumo.

Humo saborizado y tan ligero que se disipa en segundos, pero humo al fin... Desde hace más de cuatro años, los cigarrillos electrónicos comenzaron a imponerse en el mercado como una alternativa sensitiva para los fumadores. Al hábito se lo conoce como vapeo (en alusión al vapor de agua que se inhala) y, aunque las publicidades prometen que se trata de un producto inocuo, su consumo trae graves consecuencias para la salud.

“Existen pruebas concretas de que los e-cig aportan niveles adictivos de nicotina y contienen sustancias tóxicas y potencialmente cancerígenas en su vapor (aerosol) como metales pesados, propilenglicol y glicerina. Estos compuestos pueden ser productores de cáncer de pulmón, infecciones respiratorias y enfermedades cardiovasculares”, comenta la neumonóloga Ariela Tarcic, miembro del Programa Provincial de Lucha Antitabáquica del Siprosa.

Además, los especialistas niegan la promesa de que los dispositivos sirvan como un puente para reducir el consumo de tabaco. “No existe ningún estudio que demuestre la efectividad de los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar y mucho menos que avalen su seguridad”, recalca el neumonólogo Ramón Rojas, miembro de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR).

Incluso, Rojas afirma que estos cigarrillos implican una estrategia por parte de la industria tabacalera para atraer a otros consumidores. “Los vapeadores quieren sentir el famoso 'golpe de garganta' que se experimenta cuando das una seca. El problema es que para lograrlo necesitan una temperatura de vapeo, una resistencia especial y un tiempo de aspirado que, en suma, es igual a más nicotina y perpetúa la adicción a esta sustancia”, destaca.

Dulce y peligroso

Conservados en pequeños aparatos con diseños hexagonales, cuadrados o similares a las pipas, una de las características más distintivas de los vapeadores es la diversidad de sabores que pueden probarse. Entre ellos hay líquidos recargables que simulan batidos de arándanos, pastillas de caramelo, frutillas con crema o helados de tutti frutti... Una verdadera tentación para los paladares más jóvenes y que se ve reflejada en los números.

Acorde con una encuesta sobre tabaquismo -presentada por el Ministerio de Salud de la Nación- el 7% de los adolescentes (entre 13 y 15 años) consume algún tipo de cigarrillo electrónico. “Lo que más atrae a los chicos son las ganas de experimentar con los aromas y las mezclas y no una cuestión de adicción como es el caso de los adultos. También tiene que ver con los consumos culturales. Hay muchos cantantes, skaters y famosos que vapean para marcar su estilo y los fans sólo reproducen el concepto”, explica Ezequiel Radder, dueño de “ADN”, una tienda de vapeo que convoca a diario a estudiantes de 15 a 18 años.

“No fumar”

Pese a que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) prohibió en 2011 la distribución y la exportación de cigarrillos electrónicos en Argentina, el vaping es una tendencia que continúa en auge y requiere nuevas reglamentaciones a favor de la prevención y la concientización.

En esta línea, este mes se presentó en la legislatura tucumana un proyecto -amparado en la ley N° 7575- que busca extender la negativa de fumar en espacios cerrados a los e-cig y a los narguiles. “La idea es evitar que se consuma en el interior de bares, restaurantes, sanatorios y establecimientos educativos”, detalla el legislador Claudio Viña, creador de la iniciativa y miembro de la Comisión de Acciones Preventivas y Asistenciales de las Adicciones.

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