Graneros: pocas denuncias, mucha intranquilidad

Graneros: pocas denuncias, mucha intranquilidad

Los vecinos dijeron que la inseguridad les arrebató la paz, pese a ser uno de los lugares con menos hechos delictivos, según Nación “Uno vive desconfiando de todo el mundo”, señaló una vecina. Hay problemas con los móviles de la comisaría.

SALA DE SITUACIÓN. Los  vecinos de Graneros aseguraron que la inseguridad le arrebató la tranquilidad a la comunidad. la gaceta / fotos de Osvaldo Ripoll SALA DE SITUACIÓN. Los vecinos de Graneros aseguraron que la inseguridad le arrebató la tranquilidad a la comunidad. la gaceta / fotos de Osvaldo Ripoll

Pocos los vecinos reconocen no haber sido víctima de algún hecho delictivo en la ciudad de Graneros. En la calle se puede abordar al azar a cualquier persona, que termina contando que en algún momento fue objeto de un hurto o robo. Y esta víctima orienta a otra y a otra. No faltan tampoco los que sufrieron un asalto. Tal es el caso de doña Aída García, que vive cerca del Centro de Educación para Jóvenes y Adultos. La mujer, el año pasado, fue sorprendida en la madrugada por tres hombres armados. “¿Se imagina el susto de ser despertada por desconocidos para exigirme la entrega de todo lo que disponía de valor? Me quería salir el corazón por la boca. Estaba con mi hija. Se llevaron cosas, pero afortunadamente no nos agredieron”, contó.

Para ingresar a la vivienda, los asaltantes violentaron la puerta de acceso principal. Ahora, Aída vive amparada por rejas, alarmas y cámaras de seguridad. “Aquí ya se perdió la tranquilidad de un pueblo rural. Uno vive con zozobra, desconfiando de todo el mundo”, relató.

En rigor, Graneros está lejos de ser el municipio seguro que, según datos de la Nación, en 2018 registró la exigua cantidad de 41 robos. Según esa estadística, es el departamento de la provincia con menos delitos contra la propiedad, seguido de Simoca, con 89, y Burruyacu, con 110.

“Ojalá tuviéramos la tranquilidad de otros tiempos, cuando nuestros padres dormían con las ventanas que daban a las calles abiertas. Hace pocos días me robaron el secarropas. A mi padre Nemesio, de 92 años, le sacaron de la casa $ 7.000. Esto hará unas dos semanas atrás”, contó Ángel Arreguez.

El hombre también trae a la memoria el asesinato, en diciembre último de su sobrino Franco Santiago Arreguez, cometido frente a la escuela de Manualidades. Un vecino del lugar, que fue detenido, le disparó un tiro fulminante a la altura del tórax. El móvil habría sido un ajuste de cuentas.

¿Por qué Graneros, entonces, en las estadísticas registra tan pocos hechos delictivos? “Lo que pasa aquí es que muy pocos denuncian cuando son víctimas de robo o hurto. Sucede que para ir a la policía hay que llevar los papeles de las pertenencias. Y son documentos que a veces uno los tiene extraviados, perdidos por ahí. Al final, es una burocracia que termina haciéndote abandonar el trámite”, explica Eduardo Delgado.

Los asaltos también comenzaron a inquietar a los pobladores. En los últimos meses, se registraron dos hechos violentos. Los sufrieron las vecinas Magdalena Graneros, de Taco Rodeo, y Carmen Gómez, de cerca de ese paraje. “Aquí estamos librados a la buena de Dios. Los efectivos de la comisaría son pocos y además disponen de apenas dos motocicletas. ¿Qué pueden hacer cuando tenés que enfrentar bandas armadas, como las que comenzaron a acechar por aquí?”, planteó Angel Díaz. El viernes no estaba en su despacho el jefe de comisaría.

Móviles que no aparecen

Desde la intendencia local se admitió que en los últimos tiempos hubo una irrupción de hechos delictivos, en un contexto que no es ajeno a lo que se vive en el país. Ramón Carabajal, secretario de Coordinación del municipio de Graneros, dijo que los casos de robos y hurtos son aislados en el pueblo y aparecen a veces estimulados por el consumo de alcohol y de estupefacientes. “Aquí siempre estamos colaborando con la Policía. Se coordinan tareas y le brindamos ayuda. Así, nos preocupa la carencia de móviles. Y esto sucede a pesar de que hace tres meses le dimos un subsidio para que arreglen un auto que se rompió. También le cedimos una camioneta, pero tampoco está aquí”, comentó molesto.

El segundo jefe de la Regional Sur, Pedro Gómez, aclaró que la camioneta a la que hizo alusión el funcionario está en reparación y el auto ya está en servicio. “La situación la conoce muy bien la intendenta, Alejandra Cejas, con la que tuvimos una reunión para mejorar las tareas de seguridad en la zona. De hecho, lo estamos haciendo a través de operativos frecuentes, en el marco del programa Ciudad Segura”, concluyó.

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