“Dejar el fútbol por la familia fue una decisión acertada”

“Dejar el fútbol por la familia fue una decisión acertada”

12 Agosto 2019

Cuando los carreros pasaban por el frente de su casa, el ex arquero Jorge Luis Borges les pedía que se detengan un ratito. Entonces acercaba a su hija Renata Milagros (5 años) a los caballos, para que los acaricie. “Hace dos años con mi esposa, Mireya, notamos que Renata, que es una chica especial, se desvivía cuando veía un caballo. Ver su carita de alegría cuando estaba cerca de estos animales me llevó a hacer un esfuerzo y comprarle uno”, contó.

Ese caballo es uno de los andan por el patio de su casa, un terreno de dos hectáreas donde vive junto a Mireya, a Renata y a su otra hija, Martina Guadalupe (9 años). Allí armó un stud para dedicarse a la cría y al cuidado de equinos; porque lo que empezó como una muestra de amor hacia Renata terminó siendo un medio de vida.

Tras una mala experiencia de adolescente en las inferiores de Boca (ver aparte), Jorge Luis -hijo del famoso Juan “Cura” Borges, que jugó en Atlético y en San Martín, entre otros- intentó, sin éxito, vivir del fútbol. Hace un par de años colgó los guantes para dedicarse a otra pasión: los caballos.

Esa nueva actividad se le arraigó fuerte, al punto de rechazar propuestas para que vuelva a jugar. “El fútbol pasó a ser una hermosa experiencia de mi juventud. Hace dos años que no pateo una pelota. Hoy me desvive compartir la mayor parte de mis días con mi esposa y con mis hijas”, señaló.

En particular, a Jorge Luis lo deslumbra la conexión que Renata genera con su caballo. “Ella puede acariciarlo y darle de comer sin problemas. Cuando el animal la ve salir de la casa se detiene y espera que se le acerque a acariciarlo. Es una muestra de amor mutuo que me demuestra que dejar el fútbol por la familia fue una decisión acertada”, dijo.

A la despedida, Jorge acompañó a Renata a que pasee su caballo. Aunque la postal se repite a diario, igualmente se emociona. “Ella sólo se separa de los animales cuando va al colegio o cuando la llevamos al médico. Nunca dejaré de agradecerle a Dios que me haya permitido hacer feliz a mi familia, que comparte conmigo este cariño por los caballos”, dijo.

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