Personas con autismo mejoran al dejar de consumir gluten y leche de vaca

El aumento desproporcionado de la cantidad de casos de autismo disparó la alarma en todo el mundo. Hasta 1950 en EE. UU. se detectaba un caso en 10.000 personas; en 1970, uno cada 5.000 y en 2018, uno cada 40 o 60. ¿El incremento sólo se debe a mejores métodos de diagnóstico? Una corriente de expertos cree que la clave está en factores ambientales y alimentarios que inciden en los Trastornos del Espectro Autista (TEA).

El 24 y el 25, en el campus del colegio Santa Rosa, médicos, psicólogos, nutricionistas, terapeutas, padres de niños con autismo y pacientes se reunirán en un congreso internacional organizado por la Liga de Intervención Nutricional contra Autismo e Hiperactividad (Linca). Se trata de una ONG que trabaja con esta perspectiva y provee información a familias y a profesionales. Graciela Varela, homeópata especializada en alimentación y TEA, explica de qué se trata el encuentro:

- ¿Qué es TEA?

- Los trastornos del espectro autista son alteraciones del neurodesarrollo caracterizados por dificultades en la interacción social y en la comunicación verbal y no verbal. Están asociados con patrones repetitivos y conductas e intereses muy restringidos. Se acompañan con baja tolerancia a la frustración, trastornos del sueño, dificultades motoras y sensoriales, deficiencia mental, hiperactividad, hipoactividad, crisis epilépticas y hasta autoagresividad. Desde 1943 el concepto de “autismo” ha cambiado. A partir de investigaciones y aportes de los psiquiatras austríacos Leo Kanner (1943) y Hans Asperger (1944), ha sido foco de cuestionamientos y debates, lo etiológico, terapéutico y social, así como sobre su naturaleza. Y estamos en un momento de transición de paradigmas entre dos modelos, el médico hegemónico y el de la neurodiversidad.

- ¿Qué implica cada uno?

-“Trastornos del espectro autista” es la denominación psiquiátrica. Desde el modelo de la neurodiversidad se habla de “autismo” o de “condición del espectro autista”. La confrontación surge principalmente porque el modelo médico sugiere discapacidad: ve la persona con una imperfección, algo que no funciona bien, una anormalidad. El modelo de la neurodiversidad no patologiza, es inclusivo, empodera a quienes no tienen las características de “normalidad”. El modelo biomédico incluye, además, dieta y tratamiento específico de problemas del organismo (principalmente gastrointestinales). Podemos pensar los modelos desde la “multimirada”, con actitud inclusiva, asumir que no son “bandos opuestos” y que pueden integrarse las propuestas terapéuticas ampliando perspectivas y la respuesta a las terapias convencionales.

- ¿Qué causa el autismo?

- El enfoque biomédico lo considera un trastorno multicausal y multisecuencial. Las causas comienzan antes de la concepción, y alternan la genética con la epigenética, rama de la biología que demuestra que los genes no dictan directa e irreversiblemente lo que seremos, sino que el medio ambiente influye mucho sobre la información genética que será manifestada (fenotipo).

- ¿Cuáles son esos factores?

- Pueden ser físicos (contaminación sonora, ondas electromagnéticas); químicos (metales pesados, agrotóxicos); alimentarios (comida muy industrializada con pocos micronutrientes, desbalanceada en macronutrientes, con aditivos químicos, hormonas y antibióticos) y psicosociales. Estos factores actúan por acumulación o sinergia y cuando alcanzan suficiente intensidad en genotipos de especial vulnerabilidad, disparan el trastorno.

- ¿Hay relación entre TEA y alimentación?

- Existe una relación entre alimentación, trastornos gastrointestinales, alteración de la microbiota (antes llamada flora intestinal) y autismo. Este tema genera controversia sobre todo a la hora de cambiar hábitos alimentarios en pacientes con poca tolerancia a la frustración, por eso es indispensable que la familia acompañe. Los resultados en general son de buenos a excelentes. El plan nutricional se hace de manera gradual, bajo supervisión y apoyo profesional. La experiencia clínica y relatos de los padres permiten constatar: mayor concentración, mejora en el lenguaje expresivo y receptivo, menos síntomas gastrointestinales y mayor contacto visual y socialización.

- ¿Los pacientes con autismo tienen problemas gástricos?

- Sí, en distintos grados: constipación o diarrea crónica, dolor y distensión abdominal, reflujo, regurgitaciones, halitosis (mal aliento), pérdida de peso, alergia y sensibilidad a alimentos, síndrome del intestino irritable y otros. Los niños con TEA suelen tener la microbiota intestinal original arrasada con colonización de múltiples microorganismos. En algunos casos de autismo regresivo los padres refieren antecedentes de trastornos gastrointestinales frecuentes, intolerancia a la leche, exposición a antibióticos seguida de diarrea crónica y otras anomalías.

- ¿Cómo actúan los alimentos perjudiciales?

- Un ejemplo son los péptidos (segmentos degradados de proteína) de gluten (trigo) y caseína (lácteos). Los trastornos digestivos hacen que estas sustancias lleguen al cerebro, imitando efectos de opiáceos como la morfina, y son capaces de interferir la neurotransmisión. Pueden causar trastornos cognitivos, dificultades del habla, y reducir la capacidad de sentir dolor. Como son adictivos, generan un consumo excesivo.

Del encuentro participarán expertos en neurología, psiquiatría, nutrición, psicología y biomedicina y otras especialidades. Entre ellos vendrán especialistas de México, EEUU, Venezuela, Perú y Argentina como Alberto Maya, Lenys González-Valles, Javier Hernández Covarrubias, Leticia Domínguez-Shaw, Cecilia Fernández Aguirre y la propia Varela. Más información en linca.org/eventos/2019/Tucuman.