A medio siglo de la llegada del hombre a la Luna

A medio siglo de la llegada del hombre a la Luna

20 Julio 2019

Ese deseo de conocer lo que no se sabe, unido a la innata capacidad para enfrentar los desafíos sobre todo ante lo desconocido, ha empujado al ser humano a desarrollar el conocimiento científico, desde la invención de la rueda hasta nuestros días. Hace medio siglo, el 20 de julio de 1969, a las 23.56, hora Argentina, el hombre ponía por primera vez sus pies en la Luna, marcando un hito en la historia. Una prueba más de la inteligencia y la audacia del ser humano, cuya creatividad e inventiva parecen inagotables.

Eran épocas de la Guerra Fría, que enfrentaba a Estados Unidos con la Unión Soviética, potencias que se dirimían la supremacía del mundo y también del espacio. Fue entonces cuando Neil Armstrong, Edwin Aldrich y Michael Collins, tripulantes de la Apolo 11, se convirtieron ese domingo en los héroes de esa gesta espacial, en particular los dos primeros que caminaron por la superficie selenita.

En julio de 1960, Estados Unidos había iniciado el programa Apolo. Ante el Congreso, el entonces presidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, anunció el 25 de mayo de 1961 que enviarían un hombre a la Luna en esa década -si aprobaban su pedido de fondos extras- y apeló a cuestiones como el liderazgo mundial de su país y la “guerra fría”, para justificar la empresa. La Unión Soviética llevaba entonces ventaja en la carrera espacial, con sus primeros vuelos tripulados al espacio, razón por la cual dijo ante los congresistas que la batalla se estaba dando en el mundo entre libertad y tiranía. El presidente admitió: “no podemos garantizar que algún día seremos primeros, pero podemos garantizar que cualquier falla en este esfuerzo nos hará los últimos”, y agregó: “nos metemos en el espacio porque lo que sea que la humanidad deba emprender, el hombre libre debe compartirlo enteramente”.

En plena Guerra Fría, la Unión Soviética ya había puesto en órbita en 1957 el primer satélite, Sputnik, logro seguido en 1961 por la llegada del primer hombre al espacio, Yuri Gagarin. Gracias a su prosperidad económica y su capacidad tecnológica, Estados Unidos puso en marcha rápidamente el programa Apolo.

Finalmente, ese domingo de julio del ‘69, tras pisar la superficie selenita, Armstrong dijo una frase que quedó en la posteridad: “es un pequeño paso para el hombre, un salto gigante para la Humanidad”. “El espacio, esa inmensa y misteriosa nada que nos circunda, ha caído también vencido por la inteligencia del ser pensante, lanzada con la Apolo 11 hasta un terreno donde solo habían llegado los más increíbles delirios de la imaginación. Como en un torbellino, la humanidad ha asistido a los pasos del hombre por un mundo diferente, que vendrá a incorporarse desde hoy a lo cognoscible, esa realidad no puede menos que estremecer”, expresaba el editorial de LA GACETA del 21 de julio..

Si bien el ser humano no ha vuelto a pisar nuestro satélite terrestre, ha profundizado a través de las sondas espaciales el conocimiento del universo, llegando a obtener una información increíble, mostrando además que su hambre de saber está más allá de las religiones y las ideologías. Por esa razón, este hecho histórico trascendió el enfrentamiento de las dos potencias, y se constituyó en una victoria del ser humano sobre sus propias limitaciones. Ha transcurrido medio siglo de esta hazaña espacial; la curiosidad, la ambición y el espíritu aventurero hicieron posible este hito en la conquista del universo. Sería positivo si esa creatividad también la aplicara en poner fin a la desigualdad, a la miseria y a la injusticia que oprime a millones de personas en nuestro planeta.

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