Los tucumanos padecieron un paro de colectivos cada 14 días en lo que va de 2019

La mayor cantidad de medidas de fuerza se registró en julio.

En Tucumán se vive la segunda jornada de paro de colectivos. LA GACETA/FOTO DE FRANCO VERA En Tucumán se vive la segunda jornada de paro de colectivos. LA GACETA/FOTO DE FRANCO VERA ARCHIVO LA GACETA/FOTO DE FRANCO VERA
19 Julio 2019

Viajar en colectivo se volvió en todo un problema para los usuarios tucumanos. Es que pasaron casi siete meses desde que inició el año y van sufriendo 14 paros que dejó a la provincia sin servicio de transporte público de pasajeros. Es decir, uno cada 14 días.

La Unión Tranviarios Automotor (UTA) recurrió a medidas de fuerza para reclamar por el pago de sus salarios o como herramienta para exigir que se equipare la paritaria porteña con la de los trabajadores del resto del país. En lo que va de 2019, entre paros convocados por la filial provincial o por la conducción nacional, se dictaron medidas de fuerza que implicaron la parálisis de los colectivos durante dos semanas.

La medida de fuerza paraliza las 70 líneas de colectivos de la provincia a nivel urbano, metropolitano, interurbano y rural.

Hubo medidas de fuerza en febrero, en marzo y en mayo. Sin embargo, la mayor cantidad se concentró en julio: hubo cinco días de paro entre el 6 y el 10 de julio, que se sumaron a las huelgas del 12, 18 y 19 de este mes.

El miércoles, la UTA nacional dictó la medida de fuerza por 48 horas para que las empresas de interior del país equiparen la paritaria que firmaron los empresarios bonaerenses y porteños: 20% de aumento hasta agosto y un bono de $ 16.000 en tres cuotas. La federación que representa a las cámaras empresarias reclama subsidios nacionales para cubrir los incrementos, como sí otorga la Nación en Buenos Aires.

A pesar del pedido, la medida de fuerza se levantó en San Juan, Neuquén, Misiones, Santa Fe y Corrientes, gracias a la mediación de la Secretaría de Trabajo de la Nación, que depende del Ministerio de Producción que encabeza Dante Sica. En Tucumán, la solución parece estar demasiado lejos.

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