Día de la Independencia: el minuto a minuto de un patio lleno de gestos

Día de la Independencia: el minuto a minuto de un patio lleno de gestos

Gestos distendidos... un mes después  Ayer se cumplió un mes de los comicios provinciales. Osvaldo Jaldo cruzó chanzas con sus adversarios Germán Alfaro, José Ascárate y Raúl Albarracín. Gestos distendidos... un mes después Ayer se cumplió un mes de los comicios provinciales. Osvaldo Jaldo cruzó chanzas con sus adversarios Germán Alfaro, José Ascárate y Raúl Albarracín. LA GACETA/ FRANCO VERA

8.30.- Termina la ceremonia de izamiento de la bandera en plaza Independencia, y el desayuno con chocolate. Se habilita, en el solar patrio, el ingreso para invitados y para los periodistas.

8.50.- La segunda cuadra de la 9 de Julio es un jardín de vallas metálicas que se bifurcan. Dos hileras dibujan tres espacios. Uno, por la vereda de la Unsta, es para el público. Otro, de todo el ancho de la calle, es para los invitados. El último, sobre la vereda del patio trasero de la Casa Histórica, es para los periodistas. Las vallas que delimitan el espacio para el público se prolongan sin solución de continudad: van, de punta a punta, entre Crisóstomo Álvarez y San Lorenzo. La fila metálica que separa periodistas de funcionarios continúa dentro del solar patrio, de modo que unos no pueden ingresar al espacio de otros.

9.00.- En el patio de la Casa Histórica hay claramente dos ecosistemas. Uno, uniforme, conformado por los trabajadores de prensa, que se encuentra desde las lentes de las cámaras hacia atras. El otro, uniformemente variado, es el de los políticos. De cerca, se podrá observar a lo largo de la corta celebración que los peronistas y los radicales, los kirchneristas (y los no tanto) y los macristas (y los no hace mucho), no se llevan tan mal los unos con los otros. Y también se advierte que, en particular, los “correligionarios” no comulgan políticamente muy mucho que digamos...

Correligionarios con cara de pocos amigos  Según testigos macristas, las recriminaciones entre José Cano y Mariano Campero fueron más allá de las PASO. Correligionarios con cara de pocos amigos Según testigos macristas, las recriminaciones entre José Cano y Mariano Campero fueron más allá de las PASO. LA GACETA/ FRANCO VERA

9.10.- Por los parlantes se escucha Fito Páez: “Dale alegría a mí corazón”. Intendentes y legisladores (electos, reelectos y salientes), junto con ministros y secretarios (con expectativa de ratificación y de recambio), cruzan saludos, chanzas y alguna chicana. Y están Mariano Campero y José Cano. El diálogo entre el intendente de Yerba Buena no tiene abrazos, palmadas ni sonrisas. Sólo manos en los bolsillos y rostros duros. Según oídos macristas, el diputado nacional dijo que la política de “listas únicas” para las PASO ya se instrumentó en 2017 y que si se aspira a retener la Presidencia en un escenario reñido, no se pueden dejar las internas abiertas libradas a la suerte de los 24 distritos electorales del país. Plantea, inclusive, que en nombre de la estrategia nacional, Federico Pinedo declinó su candidatura a senador por la ciudad de Buenos Aires en favor de Martín Lousteau. El jefe municipal insiste con que es antidemocrático que la Casa Rosada le niegue a la lista que encabeza su secretario de Gobierno, Manuel Courel, llevar en la boleta al binomio Mauricio Macri – Miguel Pichetto. Y le ratificó que no desistirán de disputar las primarias. Al final, ni siquiera se dan un apretón de manos. Suena, del rosarino, “Tatuaje falso”.

9.20.- “En un café / se vieron / por casualidad”, se escucha, en el comienzo del icónico tema de Fito llamado “11 y 6”. Con mucha de esa tónica se dan las tertulias en el patio histórico. Carlos Cisneros, precandidato a diputado del Frente de Todos, se saluda con la senadora nacional del radicalismo, Silvia Elías de Pérez, quien dice presente a pesar de haberse sometido a una cirugía odontológica hace cuestión de horas. Mario Leito, compañero de lista de Cisneros, habla con el actual diputado Pablo Yedlin; el ex senador Pablo Walter, el ex intendente de Aguilares Agustín “Tin” Fernández y el ministro de Educación, Juan Pablo Lichtmajer, caminan y saludan. Y hay risas visibles en medio del solar: las comparten el vicegobernador, Osvaldo Jaldo; el intendente de la capital, Germán Alfaro; el legislador reelecto, Raúl Albarracín; y el parlamentario electo, José Ricardo Ascárate. Suena “Fue amor”: “Yo podría haberlo hecho mejor / vos podrías acercarte a mí. Yo intuía que esto, mi amor / se rompía, y esto es siempre así...”

9.37.- La mayoría de los invitados ya se ubicó en su asiento. Fito Páez ya cantó “Dar es Dar” y está comenzando “Polaroid de locura ordinaria”. Los que no miran sus celulares están preguntando si ya llegó el avión con la comitiva presidencial. Suena “Circo beat”.

9.45.- “Ahí están llegando”, se oye de una voz femenina. Por los portones de 9 de Julio al 100 ingresan el senador Pichetto; el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el ministro del interior, Rogelio Frigerio, el de Hacienda, Nicolás Dujovne; el de Producción, Dante Sica, y el canciller, Jorge Faurie, entre otros. De un segundo furgón desciende el subsecretario del Interior, Domingo Amaya, precandidato a diputado de Juntos por el Cambio. Se espera la llegada de Macri, pero él y su esposa, Juliana Awada, arribaron por la puerta principal, sobre calle Congreso.

9.47.- Macri y su esposa salen al patio de la Casa Histórica. La fanfarria militar Alto Perú, del Regimiento de Granaderos a Caballo, toca el Himno Nacional, pero sólo su introducción.

9.50.- Manzur saluda al Presidente, a la primera dama y a la comitiva nacional, les agradece por acompañar a los tucumanos en la celebración del 9 de Julio.

9.52.- Comienza el discurso de Macri. Hace hincapié en que lo que más costó a los padres de la patria a la hora de la Declaración de la Independencia fue “ponerse de acuerdo”. Y aseveró que “no hay vuelta atrás cuando el pueblo decide ir en una dirección”.

10.09.- El presidente concluye su mensaje. Grita dos veces “¡Viva la Patria!” y dos veces le responden. Se da por terminado el acto y el jefe de Estado da media vuelta y abandona el atrio, el patio y la Casa Histórica. Ni siquiera saludó a los dirigentes de su espacio que estaban en la ceremonia. Mientras los parlantes enmudecían, los invitados se retiraban casi en silencio.

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