San Lorenzo festejó volver a Boedo; otros vieron la mudanza como sinónimo de progreso

San Lorenzo festejó volver a Boedo; otros vieron la mudanza como sinónimo de progreso

El "Cuervo" pudo cumplir con un viejo anhelo.

PASADO Y FUTURO. El “Viejo Gasómetro” se convirtió en mito en 1979; el proyecto del “Ciclón” para el terreno recuperado contempla una joya arquitectónica.  PASADO Y FUTURO. El “Viejo Gasómetro” se convirtió en mito en 1979; el proyecto del “Ciclón” para el terreno recuperado contempla una joya arquitectónica.
07 Julio 2019

Aunque parezca increíble, no siempre las instituciones deportivas logran mantener su sede a lo largo de los años en un mismo lugar. Avatares de todo tipo los llevan a sufrir el desarraigo de su sitio de origen. San Lorenzo, sabe, y bastante, de eso. Pero en los últimos días venció al destino y logró recomprar los terrenos en los que hasta 1979 tenía su casa, a la que en su momento debió cambiar por un nuevo domicilio en el Bajo Flores. El adiós al “Viejo Gasómetro” fue tan amargo para los hinchas como el último partido que se jugó en esa cancha. El “Ciclón” y Boca empataron sin goles y ambos quedaron fuera de los cuartos de final de ese campeonato. Por eso, y mucho más, la vuelta a Boedo fue tan festejada por la comunidad “cuerva”, y dejó en claro qué significa para los hinchas el regreso a donde alguna gozaron y sufrieron por los colores que aman.

“Es el hecho más importante en la historia de San Lorenzo, por el valor emocional, porque es el estadio adónde iba mi ‘viejo’. Pero además porque en términos racionales, patrimonialmente lo pone al club como uno de los más importantes de la Argentina. Y le da una perspectiva inmejorable de mediano y de largo plazo” expresó Matías Lammens, presidente del “Ciclón” sobre el futuro estadio “Papa Francisco”.

Sin embargo, San Lorenzo no es el primero que pasa por esta situación. En Argentina hay varios casos de clubes que tuvieron que mudarse para poder refaccionar su “casa”, generadora de una inimaginable fuente de identificación por parte de sus seguidores.

Uno de los ejemplos lo da Estudiantes de La Plata. Jugó desde sus comienzos en el estadio “Jorge Luis Hirschi”, hasta que en 2005, por falta del cumplimiento de algunas normas dispuestas por la Municipalidad platense, tuvo que cerrar sus puertas. En el tiempo en que duró el litigio, Estudiantes se paseó por varios estadios para hacer de local. Primero en “Juan Carmelo Zerrillo” (El Bosque) de Gimnasia; después en el “Ciudad de La Plata”. Y también jugó partidos en la cancha de Quilmes. Mientras sucedían todas estas mudanzas, las remodelaciones de la casa “Pincharrata” estaban en marcha. Después de idas y vueltas, la reinauguración del nuevo estadio “al estilo europeo” está programada para finales de este año; se lo rearmó para más de 30.000 personas sentadas. “Te parás en el medio y es imponente. Es un estadio acorde a la historia de este club”, manifestó Juan Sebastián Verón, actual presidente de la institución.

Belgrano de Córdoba, en la década del noventa y por decisión de la comisión directiva, se mudó al “Mario Alberto Kempes” para remodelar las viejas estructuras del “Julio César Villagra”. A mediados de 2017 y con gran aporte de los socios, quienes conjuntamente con el club financiaron el proyecto, el “Pirata” pudo volver al “Gigante” de Alberdi.

Hay otro club cordobés que tiene una historia de idas y vueltas a su estadio: Talleres. Por falta de capacidad, el equipo de Primera no juega en “La Boutique”, aunque esporádicamente lo hace. Su casa es el “Kempes”.

En otros lugares del mundo, el cambio de barrio o de cancha, por más que sea definitivo, se supera más fácil que en nuestras tierras. Incluso, esa mudanza es sinónimo de progreso.

Recientemente, los hinchas de Atlético de Madrid cambiaron de casa. Si bien hace casi dos años que el club dejó el estadio “Vicente Calderón” para hacer de local en el lujoso y moderno “Wanda Metropolitano”, los históricos fanáticos del “Colchonero” recuerdan con nostalgia su viejo lugar. De esta, poco queda a orillas del río Manzanares, luego de pasar 51 años de su inauguración. El actual equipo de Diego Simeone quiere seguir escribiendo su historia, ahora en el barrio Rosas, a las afueras de Madrid. “Siempre estarás en nuestra historia, pero este club tiene futuro, el futuro somos nosotros”, resumió “El Cholo”.

También en España, Barcelona tuvo que dejar atrás su viejo estadio, construido en 1922, y se mudó al barrio de enfrente. A mediados de los 50’, y tras varias temporadas exitosas, el “Camps de Les Corts”, con capacidad para 60.000 espectadores de pie, le quedó chico al equipo comandado hoy por Lionel Messi. En 1957, bajo el nombre de “Estadi de Futbol Club Barcelona”, se inaugura el estadio, que luego de varias reformas arquitectónicas y y avatares jurídicos se llamaría “Camp Nou”. “¡Qué el nuevo y grandioso estadio depare a España y al club de fútbol Barcelona los mejores éxitos deportivos!”, arengó el presidente de ese momento, José Solís Ruiz.

Durante gran parte de su historia “Maine Road” fue el estadio de fútbol más grande de Inglaterra, y fue también la casa de Manchester City. Sin embargo, después de los Juegos de la Mancomunidad de 2002, pasó a jugar en el “Etihad Stadium”. Al lugar se le eliminó la pista de atletismo que rodeaba el terreno de juego y se le bajó el nivel del suelo para poder añadir una tribuna más. Los “Citizens” se trasladaron al nuevo campo del barrio Clayton en 2003. La remodelación costó 35 millones de libras, pagadas por el propio club. Y hubo un contrato de alquiler con el Estado por 999 años.

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