Políticamente correctos

Políticamente correctos

Nadie se atrevió a jugar la carta de la “primera impresión”, a la construcción del propio estilo.

Políticamente correctos
30 Mayo 2019

Por Gonzalo Beceda.-

Tres ediciones previas repletas de zooms, propuestas y declaraciones estéticas nos prepararon para coronar esta seguidilla de reviews con la lectura más aguda de toda de la temporada. José Alperovich, Silvia Elías de Pérez, Juan Manzur y Ricardo Bussi. Ese era el orden que los ubicó en los estrados luego del sorteo y el dresscode, una vez más, parecía consensuado. Por primera vez uno de los atrios estuvo vacío, José Jorge lo vio por TV. El resto de los pretendientes a la gobernación asistieron con camisas blancas, impolutas y perfectamente planchadas. Sólo este detalle visual generó unidad entre los candidatos.

Hablemos de cuán impecable estaba el candidato de Fuerza Republicana, espectador front row desde la primera emisión del ciclo de debates y observador compulsivo. Creemos que, en calidad de buen alumno, sacó ventaja y esta vez vino preparadísimo. Su camisa ocultaba dos detalles, imperceptibles desde el televisor. El primero de ellos: la fantasía de su camisa, esa textura visual que aparecía de a ratos y que definitivamente convierte una camisa ordinaria en una prenda sofisticada. El segundo es el de los puños redondeados, bastante más elegantes que los rectos a los cuales estamos acostumbrados en estas latitudes. El look coincidía con los colores del partido que representa: la sastrería en azul noche y la corbata decantaba a un celeste claro, tono resultante de la unión cromática de la “F” y la “R”. Los detalles continuaban en los zapatos Oxford: el puntillado típico de este calzado inglés dijo presente por segunda vez en este ciclo; los primeros fueron los de Eduardo Verón Guerra, su candidato a vice.

El detalle fresco de la velada tal vez fueron los pantalones tobilleros de la única mujer que debatió anoche y la tercera de la temporada, después de Nadima Pecci y Beatriz Mirkin. Elías de Pérez optó por un tuxedo negro y botinetas en punta. ¿Tendrá el dato de que fue Yves Saint Laurent, modisto francés LGBT, quien hace cuatro décadas decidió transformar la silueta del smoking y volverla apta para mujeres? Tal vez fue un reconocimiento de Silvia a uno de los diseñadores que fundó una equidad impensada y la heredó a la historia de la moda. Y de las mujeres. Igualdad y unidad. El color blanco de fondo facilita la lectura y realza el contenido de todo lo que lo rodee, es un arma letal para contrastar, más aún si se usa el saco desprendido. Hablamos del actual gobernador, Juan Manzur, que para asegurar atención decidió asistir con una corbata roja, color predilecto para lograr una visibilidad alta entre el público. El rojo, sin embargo, también es un color pasional, que transmite fortaleza. No apto para indecisos.

El veredicto final: medidos, correctos, austeros. Nadie se atrevió a jugar la carta de la “primera impresión”, de la osadía, del coraje llevado a la imagen, a la construcción del propio estilo, de algo que inspire desde lo visual, que sume en apariencia, en imagen. Los naipes se repartirán nuevamente dentro de cuatro años. Hasta entonces, falta envido.

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