Las enseñanzas de los hombres de Mayo

Las enseñanzas de los hombres de Mayo

Tras derrotar en 1806 y 1807 al poderoso invasor inglés, los criollos de Buenos Aires tomaron conciencia de que si habían sido capaces de esa proeza, también podían sacarse el yugo español y aspirar a la libertad. Han transcurrido 209 años desde que un puñado de patriotas decidió vencer las dudas, los miedos y deponer al virrey para poner en marcha el primer gobierno patrio. El grito de libertad llegaría seis años después.

El 25 de Mayo es una de las dos celebraciones fundamentales para los argentinos porque fue el punto de partida para construir una nación soberana e independiente de toda dominación extranjera. “El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien; él debe aspirar a que nunca puedan obrar mal. Seremos respetables a las naciones extranjeras, no por riquezas, que excitarán su codicia; no por el número de tropas, que en muchos años no podrán igualar las de Europa; lo seremos solamente cuando renazcan en nosotros las virtudes de un pueblo sobrio y laborioso”, escribió la encendida pluma de Mariano Moreno, secretario de la Primera Junta de Gobierno. El vocal Juan José Castelli dijo: “Si el Pueblo es el origen de toda autoridad, y el magistrado no es sino un precario ecónomo de sus intereses, es un deber suyo manifestar los motivos que determinan sus operaciones... la libertad de los pueblos no consiste en palabras, ni debe existir en los papeles solamente... Si deseamos que los pueblos sean libres, observemos religiosamente el sagrado dogma de la igualdad. Si me considero igual a mis conciudadanos, ¿por qué me he de presentar de un modo que les enseñe que son menos que yo?”

Este nuevo aniversario del 25 de Mayo de 1810 se conmemora a pocos días de las elecciones provinciales, en las que 18.651 tucumanos se han postulado para cubrir 347 cargos. Este asombroso interés por apoderarse de una migaja de poder ha sido una vez más objeto de chanzas y de críticas a nivel nacional, hasta el punto que un comunicador social ironizó acerca de esta cuestión: “¿Vieron que Tucumán se parece a Indonesia…? Es el principal productor de limones y de candidatos, que a la larga te amargan más que los limones... uno de cada 65 tucumanos se postulará para alcanzar un puesto en el Estado”.

Da la impresión de que cada sector de la sociedad tuviese un ideal que responde solo a sus propios intereses, más que al tan declamado bien común. Una vez electos, muchos de los representantes del pueblo olvidan con frecuencia de dónde proviene el poder que les ha sido dado y dejan de mirar las necesidades y las demandas de la sociedad para concentrarse en proyectos personales.

Esta nueva celebración patria debería servirnos para reflexionar acerca de los ideales de los hombres de Mayo. La peor dependencia que puede padecer una nación proviene del analfabetismo, de la miseria, de la inequidad social, de la injusticia, de la corrupción, de la mentira, asignaturas que, por cierto, siguen pendientes desde hace más de dos siglos.

El vocal de la Primera Junta de Gobierno y pocos años después creador de nuestra bandera, Manuel Belgrano dijo: “Me hierve la sangre, al observar tanto obstáculo, tantas dificultades que se vencerían rápidamente si hubiera un poco de interés por la patria”.

Estas fechas conmemorativas no deberían servir solo para tomar chocolate, asistir al tedeum y adoptar una expresión adusta, sino también para tomar conciencia de las enseñanzas de nuestros patriotas y llevarlas a la realidad. Los hombres de Mayo demostraron que con compromiso, convicción, hambre de libertad, amor por esta tierra y con unión tras una causa común, todo es posible. Ya es hora de que los aprendamos.

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