Villa Muñecas, una localidad que en 1932 estaba bastante alejada de San Miguel de Tucumán

Villa Muñecas, una localidad que en 1932 estaba bastante alejada de San Miguel de Tucumán

NECESIDADES. El barrio ubicado al noroeste de la capital Tucumán fue en algún momento considerada como una localidad alejada del ejido municipal. Hasta tenía su propio corresponsal de LA GACETA. NECESIDADES. El barrio ubicado al noroeste de la capital Tucumán fue en algún momento considerada como una localidad alejada del ejido municipal. Hasta tenía su propio corresponsal de LA GACETA.
14 Mayo 2019

> HOJEANDO EL DIARIO

La ciudad de Tucumán unos 85 años atrás, al momento de inaugurarse la escuela Miguel Lillo, era mucho más reducida que la que conocemos ahora. Imaginemos que la avenida Bartolomé Mitre era como un límite hacia el oeste. Los cuarteles, en Ejército del Norte e Italia, eran las afuera de la ciudad y se llegaban a ello por medio de tren. Y como vemos en la nota central, la escuela de barrio El Bosque estaba rodeada de quintas y chacras, nada de los barrios que en el presente se ubican en los alrededores. Nuestro diario se hacía eco de las necesidades de Villa Muñecas, un barrio de nuestra ciudad, que por entonces era una localidad lejana que obligaba a tener un corresponsal para informar sobre lo que allí ocurría. Allí se expresaba: “visitamos la Escuela Muñecas Sud, de esta localidad, a objeto de conocer su funcionamiento, como también las necesidades que tiene”. Se anunciaba que se había inaugurado “hace tres años” (1929) y que nació de una campaña de LA GACETA “que notó la enorme necesidad de la creación de una escuela primaria, en donde pudieran ser educados centenares de niños que por la enorme distancia entre esta villa y esa ciudad (por San Miguel de Tucumán por que la noticia era enviada por un corresponsal) quedaban faltos de esa primordial necesidad”. La escuela necesitaba algunas refacciones como agregarle ventanas a las aulas para su aireación. Además de la provisión de agua corriente que era obtenida de un pozo.

FRÍO INTENSO. La oficina meteorológica del parque informaba que las temperaturas se iban a mantener en valores muy bajos por varias jornadas. FRÍO INTENSO. La oficina meteorológica del parque informaba que las temperaturas se iban a mantener en valores muy bajos por varias jornadas.

En cuanto a la actividad escolar se señalaba que “en cuanto toca a los alumnos y la enseñanza que allí se hace, es muy buena, mereciéndose destacar la asistencia de los alumnos, que alcanza a un promedio diario del 96 por ciento”. Era directora del establecimiento Eudosia M. de Palacios. La escuela funcionaba con cuatro grados desde primero hasta cuarto y era sentida “la necesidad de la dotación de un quinto grado, pues son muchos los alumnos que quedan sin cursarlo”.

Por otro lado se destacaba que un vecino del barrio, José Franco Páez, había donado un local para que se instale la comisaría y felicitaba a nuestro diario por el impulso a la necesidad de que la villa tuviera una sede policial. El hombre, según el relato “cede gratuitamente el local por espacio de seis u ocho meses, hasta que la situación se regularice”.

La cárcel con sus altos muros, como un castillo inexpugnable, se presentaba a la vista de los ocupantes del vehículo. La edificación se recortaba sobre cañaverales y pajonales. Dos caminos de tierra que conducían hacia sus puertas, algunas viviendas desperdigadas y las plantaciones eran el único rastro de la presencia humana en la zona. Así se veía el penal de Villa Urquiza allá por enero de 1929, un lugar alejado del ejido municipal de aquellos años. Como vemos muchos de los actuales barrios de nuestra capital en algún momento fueron localidades alejadas del mundanal ruido de la ciudad que para llegar a ellos se usaba el ferrocarril casi como único medio de transporte. Algo similar ocurría con Villa Luján tercera parada del viejo tranvía rural que llegaba hasta el pie del cerro.

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