El virtuoso Juan Carlos Daza, con estirpe de ganador

El virtuoso Juan Carlos Daza, con estirpe de ganador

Los dos ascensos a Primera con San Martín figuran entre los mejores logros de su carrera.

LARGA TRAYECTORIA. En 1999, Daza puso fin a sus 25 años de carrera. LARGA TRAYECTORIA. En 1999, Daza puso fin a sus 25 años de carrera.

San Pablo es un lugar que supo ser la cuna de jugadores que a través de los años, supieron escribir páginas brillantes en el fútbol tucumano. Seguramente esa lista de talentosos que se ganó el reconocimientos de propios y extraños estará encabezada por Orlando “Lito” Espeche, un jugador distinto que brilló dentro y fuera de un campo de juego. También por José Ernesto Campos y por Gustavo César Ibáñez.

Otro de los que sacó chapa de virtuoso fue Juan Carlos Daza (58 años), un volante con unas condiciones naturales notables que tuvo la dicha de ser uno de los futbolistas tucumanos que consiguió dos ascensos a Primera de la AFA (1988 y 1992) vistiendo la camiseta de San Martín. Halago que le permite estar en el corazón del hincha “ciruja” que hoy peina canas.

ORGULLOSO. Daza se siente complacido por lo que vivió en su carrera deportiva. ORGULLOSO. Daza se siente complacido por lo que vivió en su carrera deportiva.

En el presente, lejos de la efervescencia que supo vivir en sus años de esplendor en el fútbol, el “Cabezón” vive en su San Pablo querido, compartiendo sus días con quienes vivió sus mejores momentos fuera de un campo de juego.

Daza recuerda que en 1964 comenzó a jugar en las inferiores de los “Paulistanos”. Rápidamente, por su juego se ganó el respeto de todos. Por eso no extrañó que a los 16 años, “Coco” Distaulo, que era técnico del plantel de Primera, lo hizo debutar en la incipiente Liga Tucumana de Fútbol.

“En 1984, me fui a jugar a San Lorenzo de Alem de Catamarca junto a Carlos “Guly” Suárez, Ángel Bernuncio y Oscar Eduardo “Pájaro” Juárez. Este último terminó siendo el mejor amigo que me dio el fútbol. En 1985, jugué en aquel equipo inolvidable equipo de Concepción FC, que primero fue dirigido por Lino Acosta y luego por ‘Lito’ Espeche”, comentó Daza que al término de esa temporada pasó a San Martín.

“Los mejores momentos futbolísticos de mis 25 años de carrera fueron en este club. A los dos años de mi llegada, conseguí mi primer ascenso a Primera con aquel plantel que dirigía Nelson Pedro Chabay; pasamos desde la Liga Tucumana a jugar con los mejores equipos del país. Luego, tras un paso por Emelec, donde jugué mi primera Libertadores, en 1991, volví a San Martín. Y un año después volví a ascender, nuevamente de la mano de Chabay. Fueron logros que marcaron mi carrera”, dijo el “Cabezón”.

Lo que pocos saben es que en 1984, antes de irse a jugar a Catamarca, estuvo cerca de fichar para Atlético. “Ese año, Espeche le pidió a Miguel Santos Piazza, que en ese tiempo era técnico de Atlético, que nos diera la posibilidad de probarnos junto con el ‘Pájaro” Juárez. A pesar de que anduvimos bien, no fichamos, aunque tengo que agradecerle la franqueza que tuvo Piazza al explicarnos que en nuestros puestos ya había incorporado a Héctor ‘Lili’ Díaz y Marcelino Sosa”, comentó quien, a los 38 años, dejó la práctica activa del fútbol jugando en Blooming de Bolivia.

SOCIEDAD. En San Pablo, compartió equipo con José Ernesto “Mono” Campos. SOCIEDAD. En San Pablo, compartió equipo con José Ernesto “Mono” Campos.

Seguramente los ascensos con el “Santo” figuran entre las mayores alegrías de su trayectoria, pero no quiere olvidarse de otro suceso: “aquel gol de taquito que, jugando para San Pablo, le hice a Carlos Suárez, que atajaba en Sportivo y que luego pasó a Atlético. También me gustó el gol que hice en un clásico con Atlético en 1992. En ese partido, ‘Coquito’ Rodríguez había puesto en ventaja a Atlético y minutos antes de finalizar el primer tiempo, lo empaté”, señaló.

Un trago amargo

Entre los momentos ingratos que debió superar en su vida estuvieron los descensos con San Martín y la muerte de su padre, Juan José, a los 85 años. “Este fue un golpe muy duro, porque mi ‘viejo’ siempre fue el espejo donde siempre traté de reflejarme. A pesar que ya pasaron casi 10 años de su partida, todavía lo extraño”, acotó.

Entre las cosas que le hubieran gustado cumplir en su carrera, y que no pudo, estuvo poder jugar en Boca o en River. “Recuerdo que en 1988 tuve el mejor nivel de mi carrera. Entonces, supe que directivos de River estaban interesados en mí. Incluso, en ese tiempo Carlos Bilardo, que en ese entonces era el técnico de la Selección nacional, estaba siguiendo mis pasos para convocarme. Pero a pesar de que no se pudieron concretar esos sueños, me siento orgulloso de mi carrera”, dijo.

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