Obras paralizadas en la iglesia de San Francisco

Obras paralizadas en la iglesia de San Francisco

Mientras en otros lugares el patrimonio arquitectónico ocupa un lugar importante en lo que a su conservación y protección se refiere, los tucumanos hemos demostrado a través de las décadas ser poco afectos a preservar nuestra historia. La piqueta obra en ocasiones silenciosamente o se abandona a valiosos inmuebles a su suerte hasta que en un momento determinado no mucho puede hacerse para salvarlos. La ex sede del Banco Francés, en San Martín al 800, propiedad de la Caja Popular de Ahorros de la provincia, está siendo demolida, como consecuencia de que en los últimos años no se practicó mantenimiento alguno.

La histórica iglesia de San Francisco viene deteriorándose desde hace varios lustros. En mayo pasado, un funcionario de la Dirección Nacional de Arquitectura alertó sobre el urgente diagnóstico que merecían las columnas del convento, en particular las que están ubicadas hacia la calle 25 de Mayo. Al concluir la segunda etapa de restauración de la iglesia se observó la presencia de grietas en dos columnas que dan hacia el patio interior. “El problema es que el tiempo avanza y esas columnas que sostienen los arcos soportan muchísimo peso. Si colapsa una se caen las siete. Y si llega a haber un movimiento sísmico también corremos serio riesgo porque no es una obra que tenga recaudos antisísmicos por la época en que fue construida”, manifestó en esa oportunidad el profesional. Poco tiempo después, la Municipalidad capitalina decidió clausurarla

El 22 de febrero pasado, se conformó una Comisión Honoraria Ad Hoc, cuyo objetivo es coordinar acciones para la puesta en valor del inmueble. El titular de la Federación Económica de Tucumán dijo en esa oportunidad que el gobernador había ofrecido aportar los fondos necesarios para la restauración, que una senadora había gestionado ante la Nación $5 millones con la misma finalidad y que el intendente había manifestado su interés en colaborar.

El predio del templo funcionó en 1812 como cuartel general del Ejército del Norte, comandado por el general Manuel Belgrano, y en ese suelo recibieron sepultura los héroes caídos en la Batalla de Tucumán el 24 de septiembre de ese año. Durante el combate sirvió además de hospital de sangre para atención de los soldados heridos. La construcción de la actual iglesia de San Francisco se inició en 1873, y se inauguró el 26 de septiembre de 1891; fue declarado monumento histórico nacional en 1963.

“Iglesia histórica en peligro... Los técnicos opinan que el estado de conservación del templo, que ha sufrido en tantos años muchos cambios y remodelaciones, es crítico. La restauración requiere considerables fondos y se ha solicitado el apoyo de la Comisión Nacional de Monumentos Históricos”, señalaba el editorial de LA GACETA de 1985.

Un fraile del convento ha expresado recientemente su preocupación porque los dineros prometidos no han llegado y agregó que el monto prometido solo alcanza para reiniciar las obras. Parece increíble que en 34 años no se haya concluido la restauración. Se podría apelar tal vez a la solidaridad de la feligresía: si 200 mil fieles de la grey católica tucumana colaboraran con $100 cada uno, se recaudarían $20 millones, un monto con el que tal vez se podría concluir la refacción. ¿Por qué esperar que el deterioro edilicio se profundice aún más o que haya un derrumbe parcial para reaccionar? ¿Tan poco valoramos nuestras reliquias históricas?

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