Deportistas que se transforman en marcas a lo largo de su carrera

Deportistas que se transforman en marcas a lo largo de su carrera

Desde hace rato, los atletas no se limitan a practicar el deporte. Las marcas asociadas con su persona son moneda corriente en todas las disciplinas y venden mucho más que camisetas y zapatillas. Los logos perfectamente creados acompañan.

Deportistas que se transforman en marcas a lo largo de su carrera
08 Abril 2019

“He creado un negocio que tiene vida y perennidad y... continuará teniendo un logo que sea identificable dentro de 200, 300, 400 años.” Las palabras son de Greg Norman, quien fuera el mejor golfista del mundo en la década del ‘80 pero quizás su nombre no le suene tanto como su logo y apodo: el tiburón blanco. Ese mismo tiburón que llevaba bordado en su sombrero con el que jugaba cada torneo y con el que el propio Norman, asegura tener un negocio que perdurará por siglos.

Parece exagerado, pero la realidad es que de eso se trata el marketing, cuando se habla de deportistas de elite. Claramente, Norman no se limitaba a los greens y los fairways que recorría cuando jugaba. Las personas que lo seguían y lo identificaban con el tiburón, iban a seguirlo mucho más allá de eso.

La “Great White Shark Enterprises” es la empresa en la que actualmente Norman es chairman y CEO no sóolo trata de golf. Son más de 20 negocios diferentes los que produce: ropa, inmobiliaria, eventos, fundaciones. Todo, bajo el símbolo del tiburón.

Deportistas que se transforman en marcas a lo largo de su carrera

“No se trata de mí, se trata de todo lo que he hecho.... la vida de una persona es un período muy, muy corto de tiempo”, dice. Es por eso que decidió lanzar su marca, que durará muchísimo tiempo más.

La de Tom Brady, por ejemplo, también apunta mucho más allá. Además de la ropa deportiva que puede vender el mariscal de campo séxtuple campeón de los Patriots de Nueva Inglaterra, su llegada a otros rubros es innegable. Su marca sirvió para crear un Centro de Terapia Deportiva en Massachusets, en el que se enseñaban métodos utilizados por el campeón. Mucho más allá de lo que un simple jugador de fútbol americano -aparentemente- podía ofrecer.

Michael Schumacher, por ejemplo, no tiene productos en su haber. Simplemente decidió crear su logo aunque más no sea para identificar a su página web. La idea es que el nombre perdure. Por supuesto que en su estado (se recupera de un duro accidente) y con su enorme gesta en la Fórumla 1, es un hecho que su legado quedará, pero su marca ayudará, así como lo hace con casi todos los deportistas.

Prácticamente nadie se queda afuera. Todos quieren perdurar esos 300, 400 años años de los que habla Norman. El “Tiburón blanco” es el mejor ejemplo para creerlo.

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