Las asignaturas pendientes del Bicentenario

Las asignaturas pendientes del Bicentenario

Cuando se celebra un magno acontecimiento florecen los discursos. A menudo en un exceso de confianza y prometen acciones futuras sin saber si se va poder cumplir, pero quizás eso es lo que menos les interesa a los oradores. La historia posterior demuestra, por lo general, que fueron solo expresiones de anhelo, que se olvidan rápidamente y que se resucitan cuando se está en las puestas de un nuevo proceso eleccionario.

El 9 de julio de 2016, se conmemoró la fecha patria más importante de la Argentina: el bicentenario de la declaración de la Independencia. Tucumán se convirtió en el centro de la atención nacional y extranjera. Y cada visitante ilustre o conocido lanzó sus buenos augurios. A nivel provincial, fue la posibilidad de que se inauguraran obras de envergadura, pero ello no sucedió.

Anticipadamente pero consciente de la importancia de esa fecha de excepción, LA GACETA organizó a fines de junio de 2005 un debate en la Casa Histórica con tucumanos destacados que analizaron las fortalezas y debilidades de la provincia. Preocupados por la corrupción, por la falta de equidad, de identidad cultural y de planificación, manifestaron que el futuro de Tucumán iba a depender de cambios esenciales.

La unión, el patriotismo, el respeto por el otro, zanjar las diferencias, el diálogo, trabajar juntos tras un objetivo común, dejar atrás la grieta fueron temas recurrentes de los discursos. En el XI Congreso Eucarístico Nacional que se realizó en nuestra ciudad en junio de 2016, se criticaron los hechos de corrupción, y se hizo un llamado a la reconciliación para cerrar la llamada grieta social.

Nuestro diario editó en la oportunidad la Revista “Pasado mañana” que reunió opiniones de un amplio espectro de nuestra sociedad sobre en qué condiciones llegaría Tucumán al Tricentenario. Por ejemplo, adolescentes de una escuela media de Trancas expresaron sus deseos. “El cambio que yo quiero para Tucumán es que los políticos, ya que piden nuestro voto y que prometen tanto, cumplan y sean más solidarios; que dejen de pensar en su bienestar y que piensen en nosotros. Que los jóvenes dejen la delincuencia, las drogas y los niños que dejen de vivir en las calles... Que haya más ayuda para estudiar, más fuentes laborales; que la Policía haga cumplir la ley, que podamos salir a la calle sin miedo de ser violadas, secuestradas, maltratadas o terminar muestras bajo un puente o al lado de un río”, dijo Fátima Vera. Andrea Ortiz anheló: “me gustaría que Tucumán fuera dentro de 50 años el lugar en el que todo ser humano desee vivir; un lugar de paz y seguridad, limpio, donde se pueda vivir sin dificultad y libre de toda maldad... debemos colaborar con un granito de arena y ser responsables. Aunque lo cierto es que casi todos se preocupan, pero son pocos los que llevan adelante acciones concretas”.

Los asuntos crónicos no han encontrado solución como el drama de los inundados; la droga y la delincuencia siguen avanzando a paso redoblado; la demolición de la centenaria ex sede del Banco Francés que fue abandonada previamente a su suerte por la Caja Popular, muestra el interés de las autoridades por la protección del patrimonio arquitectónico, aunque contrasta la recuperación de la Casa Sucar, convertida en museo. La concreción del embalse Potrero del Clavillo es una eterna ilusión; la austeridad de la clase política y los proyectos a largo plazo están lejos de ser realidad.

La elección de autoridades está a la vuelta de la esquina: podrán participar en Tucumán 95 partidos. Es una oportunidad más para que la ciudadanía se exprese en libertad para decir lo que quiere.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios