El detrás de la escena de las semanas de la moda y lo que viene

El detrás de la escena de las semanas de la moda y lo que viene

Fiestas, celebrities e influencers hacen de estos eventos algo único

PARÍS. Con modelos en la previa de un desfile de un diseñador alemán. PARÍS. Con modelos en la previa de un desfile de un diseñador alemán.

Llega esta época del año y las principales capitales de la moda reciben una peregrinación de diseñadores, modelos, fotógrafos, celebrities y empresarios de la industria, que buscan ser parte de la gran fiesta que los “Fashion Week” representa. Sin embargo, el panorama viene cambiando ya desde hace un par de años atrás, y si antes la mayoría aspiraba a conocer las nuevas tendencias sentados frente a una pasarela, en los tiempos donde manda lo online y la rapidez de información... ¿Cuál es el motivo para asistir a las semanas de la moda? ¿Qué sucede alrededor de los desfiles y cuál es el futuro de este gran acontecimiento fashionista? Interrogantes que se pueden responder solo si se analiza qué hay detrás de estos grandes shows y quiénes son los personajes involucrados.

Se dice que, como después de la Segunda Guerra Mundial a los diseñadores se les complicaba viajar a París (capital de la moda), la publicista Eleanor Lamber no tuvo la mejor idea que armar un “Press Week” o “Semana de los Medios” en Nueva York y así atraer a los seguidores de la moda hacia la gran manzana, un mercado completamente nuevo por ese entonces.

Con el paso del tiempo, la Semana de los medios pasó a llamarse “Semana de la moda”, y desde allí, los diseñadores de todas partes del mundo comenzaron a presentar sus colecciones de primavera-verano y otoño- invierno principalmente en Nueva York, Londres, Milán y París. Porque se trata de las vidrieras con más relevancia en el mundo.

Pero aquí la cuestión no es describir la cadena industrial de la moda, que va desde la producción y lanzamiento de la colección en un desfile, la selección y compra de los empresarios, la difusión en los medios especializados y el desarrollo del producto final impuesto como tendencia en los shoppings.

Ahora la experiencia de las pasarelas pasa por otro lado, se trata de una verdadera fiesta, en las que los protagonistas ya no son los diseñadores y sus mannequins, sino la primera fila de espectadores cargada de celebrities, influencers y artistas.

Estos meses ajetreados que se repiten dos veces al año son el punto de encuentro no solo para quienes se relacionan en el ámbito de la moda, sino también en la música, el cine y hasta referentes de organismos sociales. Porque las semanas de la moda se han convertido en un fenómeno cultural y social en donde todo puede ocurrir, como sucedió por ejemplo en el desfile de Missoni, en Milán del año pasado, donde las modelos desfilaban con gorritos rosas en protesta anti-Trump.

Además de lo mencionado, hay aún más rasgos que la moda hoy advierte como un cambio, que para algunos se trata de evolución, pero para otros de riesgos difíciles de afrontar:

Democratización: antes, el acceso era exclusivo para un pequeño grupo de privilegiados, pero con la llegada de Instagram el juego cambió. Lo que ahora importa es trasmitir de forma inmediata y en vivo todo lo que sucede en cada desfile y para esto se convoca a los referentes o influencers.

Todo para ayer: no solo se preparan las cuatro temporadas clásicas (primavera-verano, otoño invierno) sino que ahora también se encuentran las colecciones “Cruceros”, que irrumpen en cualquier momento del año. Porque con la nueva instrumentación del “See now, buy now”, cada espectador o invitado a un desfile puede comprar si quiere toda la colección en ese preciso instante, con lo que los diseñadores se están inclinando a presentar la temporada en tiempo real (atrás quedaron los seis meses de adelanto de colección).

Front row o trincheras: El lugar predilecto para aquellos de trayectoria en la cobertura de moda y analistas de tendencias, se reemplazó casi en su totalidad por aquellas figuras con millones de seguidores. Porque en definitiva las grandes y firmas y diseñadores apuntan a un gran alcance de difusión inmediata.

“A brillar mi amor”: no importa si es un desfile de día, una fiesta after show, una comida de gala o una simple presentación de ropa en un local, durante la semana se viste de lo más llamativo y estrafalario. Porque esa es la manera mas fácil de captar la atención de los fotógrafos y así ganarse la chance de aparecer en alguna revista de moda internacional.

No hace falta ser un experto en la cuestión para darse cuenta que de la misma forma que aquella “Semana de Medios” quedó completamente obsoleta en el pasado, lo mismo podría ocurrir con las semanas de la moda actual frente al desafío de las tecnologías y el acceso a la información.

Consejo: antes que esta modalidad de presentar las tendencias en pasarela se desvanezca, no se pierdan de vivir la experiencia de un Fashion Week en las principales capitales de la moda.

Todo puede pasar

Hacer el circuito Nueva York, Londres, Milán y París no es poco cosa, al contrario, implica de una gran valentía y sobre todo organización, recursos y una gran red de contactos. Pero como dice el refrán “Quien no arriesga, no gana”, y esto es lo que me motivó a emprender una de las experiencias más inolvidables vinculadas con el mundo de la moda.

Invitada por una reconocida marca de zapatillas a un desfile en Nueva York, me encontré con el mayor despliegue que uno pueda imaginarse. La temática de la colección estaba vinculada al motociclismo, por eso el Park Avenue Armory estaba ambientado entre dunas de arena color rosado y pistas de salto para motocross. La cereza del postre fue, nada mas ni nada menos, que la cantante y actriz Rihanna subida en una de las motocicletas con uno de sus trajes de la colección cápsula que realizo para la marca, saludando a todo el publico.

Sin embargo, el cuento no termina con el asombro del show, sino continuó con el “after party”, que son las fiestas en las que cada diseñador o marca realiza al finalizar su presentación (y son de lo más divertidas).

Luego del desfile llegamos al rooftop de un hotel cerca de East Village. Todo era mágico, desde estar escuchando hip hop con una vista increíble de Manhattan, hasta terminar bailando junto a Rihanna y sus amigos, y ya por qué no, estar en la mismísima mesa del actor Leonardo Di Caprio -que con una gorra intentaba pasar inadvertido-. Fue una verdadera fiesta, una experiencia divertida, un pedacito de lo que puede traer la vida de trotamundos.

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