MERIENDA DE FESTEJO. El martes pasado, el centro “PAS” celebró el primer año desde su reapertura. la gaceta / fotos de diego aráoz
No es un geriátrico ni un centro de día. Tampoco es un asilo de ancianos. Cuando Paola Alejandra Salim explica de qué se trata su emprendimiento, lo compara con una guardería para niños. “Así como en esos lugares se estimula física y cognitivamente a los pequeños, yo hago lo mismo pero con los abuelos. Tiene características similares”, sostiene. Durante su trabajo como kinesióloga, esta tucumana de 40 años detectó una necesidad: muchos adultos mayores atraviesan por una situación de soledad y, como consecuencia, pierden las capacidades cognitivas. De esa manera, tuvo una idea y creó “PAS”, que técnicamente es un centro de recreación y bienestar dirigido hacia ese grupo etario.
Desde que se recibió hace 19 años, Salim se ha dedicado a la rehabilitación motriz de personas de la tercera edad. Durante las terapias, dejaba de lado el costado netamente profesional y entablaba relaciones de amistad con ellos. Así, supo que muchos de sus pacientes padecían una alteración en sus habilidades mentales debido a la falta de contacto frecuente. “Es inevitable que cuando uno se va haciendo más grande, se vuelva más olvidadizo. Pero ese proceso natural de la vida puede atenuarse mediante la estimulación. Sabiendo todo esto es que me propuse ser emprendedora en esta área”, indica la profesional de la salud.
“PAS” (son las iniciales del nombre de su creadora) se dedica a recibir a abuelos cuyas familias no dispongan de tiempo para cuidarlos durante el día. Desde un enfoque multidisciplinario (el proyecto cuenta, entre otros, con psicólogos, terapeutas ocupacionales, médicos y profesores), este emprendimiento tiene como objetivo el cuidado integral de las personas de la tercera edad. A diferencia de un geriátrico, los asistentes sólo pasan las tardes en el centro, ubicado en el barrio Ciudadela de esta capital. “Cuando tuve la idea, hace tres años, yo quería que sea un lugar que sea lo que yo soy con los abuelos. Pero, en vez de algo particular, debía ser algo grupal”, señala Salim. Y agrega: “esto cubre dos necesidades: la de las familias que no suelen tener tiempo de cuidar a sus abuelos, y la de ellos que necesitan estimulación”.
“Si puedes soñarlo, puedes lograrlo” versa un mural pintado en la oficina en la que la kinesióloga recibe a LA GACETA. Esa frase motivadora pareciera reflejar su resiliencia para sortear las dificultades que se le presentaron para abrir el negocio. Para costear la inversión inicial, tuvo que vender el auto que utilizaba en su trabajo como kinesióloga a domicilio. “Había tenido la idea de recurrir a la ayuda que suele darse a los microemprendimientos, pero resultaba muy tedioso”, recuerda Salim. Una vez que tuvo el dinero, alquiló la casa donde hoy funciona “PAS” y realizó las reformas necesarias para obtener los permisos sanitarios correspondientes. Además de construir un baño apto para personas con movilidad reducida, tuvo que adicionar barandas y rampas, derribar muros y emparejar el piso.
Pese a los grandes costos que tuvo que afrontar, la propietaria se vio obligada a cerrar el centro de recreación al poco tiempo de abrir, en 2017, debido a la falta de clientes (aunque no lo sean, ella prefiere llamarlos pacientes). “El comienzo de todo emprendedor es muy difícil. Yo tengo mis conocimientos de kinesiología, pero no tenía idea de cómo llevar un negocio y me di contra una pared”, reflexiona. Fue así que decidió recurrir a capacitaciones de marketing (ver receta en esta edición) y pudo reabrir el local.
La semana pasada, “PAS” cumplió un año desde su reapertura. Al día de hoy, recibe todos los martes y jueves a un grupo de abuelas. Ahora, la intención es abrir más días, sumar a nuevos “pacientes” y dictar cursos.
La receta de “Pas”
1. CAPACITARSE SOBRE EL MANEJO DE UN NEGOCIO
Cuando Paola Salim (foto) tuvo la idea de crear un centro destinado a la compañía de ancianos durante las tardes, no se imaginaba cuán difícil podría ser llevar un negocio. Al poco tiempo de abrir por primera vez en 2017, tuvo que cerrar las puertas de su emprendimiento ya que no contaba con clientes. Negada a que su proyecto fracasara, decidió recurrir a especialistas en marketing para que la asesoraran. Así, estableció una serie de cambios a nivel comercial que permitieron la reapertura de “PAS”. Al día de hoy, su negocio adecuó su oferta a su demanda (sólo abre dos veces a la semana, mientras que antes abría todos los días) y sigue creciendo.








