
CAMPOS INUNDADOS. En Tucumán hubo muchos casos en que el garbanzo se dañó en momentos de fructificación.

Los motivos de declarar al garbanzo en estado de emergencia son contundentes, ya que el productor poco o nada pudo cosechar, en virtud de las fuertes precipitaciones que se dieron a fines de octubre y principio de noviembre del año pasado, coincidente con el pico de cosecha de esta legumbre, comentó Oscar Nicéforo Vizgarra, coordinador del Programa Legumbres Secas de la Eeaoc.
El Estado provincial tomó conocimiento de la real situación de grandes lluvias, durante ese momento, para llevar adelante la declaración de emergencia, no solo en garbanzo, sino también en trigo, papa consumo y arándano.
La campaña de garbanzo se caracterizó por la falta de humedad al momento de la siembra; en muchos lotes, la cantidad de agua acumulada en el perfil del suelo (1,5 m de profundidad) no llegó a los 100 mm de agua útil, excepto algunas localidades superaron este valor. A pesar de la poca disponibilidad hídrica en la provincia de Tucumán, se estima que se sembraron en 2018 alrededor de unas 18.000 hectáreas.
El cultivo, durante sus primeros estadios, sufrió falta de agua ya que las precipitaciones ocurridas en los meses de junio, julio y agosto fueron nulas en muchas localidades, y en otras no superaron los 50 mm.
Esta situación de estrés, que ya venía afectando al cultivo, sumada a las heladas registradas en el mes de agosto, que si bien fueron moderadas (-2 ºC y -4 ºC), provocaron daños al garbanzo que ya se encontraba en fructificación (algunos en inicio y otros empezando el llenado de granos).
Agua caída
Por otro lado, las precipitaciones que se registraron en la segunda quincena en el mes de octubre afectaron la calidad del grano de los lotes que fueron sembrados en el mes de mayo (siembra temprana) y que no pudieron ser cosechados antes del temporal. Este deterioro causó lavado de grano, blanqueado, presencia de hongos en las vainas y brotado, principalmente, que osciló en un 20% a un 50%, dependiendo de los lotes y localidades.
En aquellos lotes sembrados en el mes de junio (siembra tardía), que al momento del temporal se encontraban iniciando llenado de grano, también sufrieron daños, especialmente por blanqueado.
Sin cosecha
Muchísimos productores no pudieron cosechar, ya que las pérdidas fueron casi totales. No hubo producción ni hubo volumen de ventas, efecto que ocurrió en Tucumán y en zonas de influencias de Catamarca, Santiago del Estero y sur de Salta.
Donde se pudo cosechar antes del temporal, el rendimiento promedio fue de 700 kg/ha, pero sólo representa menos del 5% de la superficie sembrada, que se suma a lo producido en Córdoba.
Crisis aguda
Esta pérdida generalizada de la cosecha perjudicó mucho al sector, no solo en ese momento, con una fuerte incidencia financiera, sino para la próxima siembra, ya que la disponibilidad de semilla de calidad queda muy resentida.
Algunos pudieron recuperar algo de semilla de los lotes de garbanzo que estuvieron blanqueados, efecto que no altera su poder germinativo.
Igualmente la semilla en la zona es poca, por lo que seguramente se recurrirá a semilla comprada en la provincia mediterránea, pero esto afronta ciertos riesgos.
Esa provincia es endémica en la enfermedad llamada “rabia”, un hongo del genero Ascoquita, y que es transmitida por semilla, por lo que se debe tener el recaudo de saber cómo el productor trabajó, para evitar que esa enfermedad haya estado presente en el cultivo destinado a semilla.







