El Holocausto, una vergüenza de la humanidad

El Holocausto, una vergüenza de la humanidad

27 Enero 2019

Fue una de las expresiones criminales más aberrantes de la historia que reflejó hasta qué niveles de crueldad el ser humano es capaz de llegar para someter, humillar y aniquilar al prójimo. Holocausto, palabra de origen griego que significa “sacrificio por fuego”, fue empleada para dar nombre a la persecución y el asesinato sistemático, organizado por el gobierno nazi y sus colaboradores, de más de seis millones, la mayoría, judíos. El 1 de noviembre de 2005, la Asamblea General de la ONU aprobó la resolución 60/7 en la que designó la fecha del 27 de enero como “Día Internacional de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto” para conmemorar ese genocidio porque en esa fecha, en 1945, el ejército soviético liberó el mayor campo de exterminio nazi, en Auschwitz-Birkenau (Polonia).

“Fue el producto de una ideología basada en el racismo biológico, cuyo elemento principal era el odio a los judíos... Tres generaciones después de los hechos, preservar la memoria del Holocausto sigue siendo continuar la lucha contra el antisemitismo que persiste en ensuciar la memoria de los muertos para atacar a los judíos de hoy en día. La preservación de esta memoria pasa por apoyar las investigaciones históricas, y pasa también por la enseñanza de la historia del Holocausto y de otros genocidios y crímenes masivos”, dijo Audrey Azoulay, directora general de la Unesco.

Adolf Hitler y sus seguidores, que habían llegado al poder en Alemania en enero de 1933, creían que los alemanes eran una raza superior y que los judíos, considerados inferiores, no merecían vivir. Pero el exterminio no fue solo de judíos, sino también de gitanos, discapacitados, y otros grupos fueron perseguidos por razones políticas, religiosas o de orientación sexual: comunistas, socialistas, cristianos, testigos de Jehová y homosexuales. Más de 200.000 discapacitados (física o mentalmente) y cerca de tres millones de prisioneros de guerra soviéticos fueron asesinados o murieron de hambre, enfermedad, descuido, o maltrato. Los alemanes mataron a los intelectuales polacos y deportaron a millones de ciudadanos polacos y soviéticos a los campos de trabajos forzados de Alemania o de la Polonia ocupada. Incluso antes de que la Segunda Guerra Mundial estallara en 1939, los nazis ya habían creado campos de concentración para encarcelar judíos, gitanos y otras víctimas de su odio étnico y racial, y oponentes políticos del nazismo.

Los registros encontrados dan cuenta de que el 3 de septiembre de 1941, se llevó a cabo el primer asesinato en masa con gas Zyklon B y las primeras víctimas fueron 600 prisioneros soviéticos y 250 polacos. El 22 de marzo de 1943, los cadáveres de las víctimas comenzaron a ser incinerados en hornos crematorios. El 17 de enero de 1945, se inició la “marcha de la muerte” de 60.000 prisioneros, obligados por los nazis a evacuar el campo ante el avance del Ejército Rojo. Entre el 21 y el 26 de enero, antes de partir, los alemanes volaron con explosivos las cámaras de gas y los crematorios.

A lo largo de la historia hubo muchos genocidios; el Holocausto fue una de las tantas vergüenzas de la humanidad. Sería importante si en la escuela secundaria se incluyera una materia que estudiara estas grandes tragedias de la humanidad para que nuestros jóvenes tomen conciencia de las nefastas consecuencias de la intolerancia, el odio, el fanatismo, el totalitarismo que también hemos vivido en nuestro país, para evitar que se repitan nuevamente.

Vivimos en un mundo cada vez más convulsionado, con guerras permanentes en diferentes lugares del planeta, con discriminaciones religiosas e ideológicas, con fundamentalismos que impiden a los hombres alcanzar la paz. Se suele decir que aquellos pueblos que no luchan contra el racismo de todo tipo, socavan su futuro.

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