De la cancha al circuito

De la cancha al circuito

Los Reginato jugaron rugby y luego se fueron a competir en autos de rally.

EN FAMILIA. “Miguelito”, Miguel y Andrés vestidos de rugbiers en la cancha de La Angostura. Horas después ya tenían puesto los trajes antiflama para correr en auto. la gaceta / fotos de osvaldo ripoll EN FAMILIA. “Miguelito”, Miguel y Andrés vestidos de rugbiers en la cancha de La Angostura. Horas después ya tenían puesto los trajes antiflama para correr en auto. la gaceta / fotos de osvaldo ripoll
27 Enero 2019

Renunciar a una pasión es difícil; renunciar a dos, todavía más. Por eso, los Reginato (Miguel, “Miguelito” y Andrés) decidieron que no resignarían ninguna: jugaron el partido de veteranos entre Old Virgins y Tucumán Rugby Classic en el Seven de Tafí del Valle, e inmediatamente partieron hacia la largada del Súper Especial de rally de autos que tenía lugar a continuación en el complejo Democracia.

“En el rally estamos hace muchos años, y al Seven ya lo venimos jugando hace 15. Esta vez se dio que las dos cosas tenían lugar el mismo día, así que fantástico”, aseguró Miguel padre, para quien la coincidencia estuvo lejos de ser una complicación.

“Imposible que dejemos de hacer una por hacer la otra. ¿Si se superpusieran? En el rally nos conocen, sé que nos esperarían un ratito, je”, afirma Andrés. El ex jugador de “Uni” jura que para él no es ninguna novedad andar a las corridas entre la ovalada y el auto. “En la época que corríamos con los autos de fórmula, yo jugaba al rugby en Primera, así que terminaba el partido y me iba a correr con el auto. Es más lindo, me gusta hacer muchas cosas”, sostiene.

Lo de correr de noche tampoco es ninguna novedad. “Es muy lindo, más que nada para la gente, porque se divierte. Se junta mucho público, siempre que no llueva. Si está seco es fantástico, pero si llueve es un jabón”, describe Miguel padre. “Pero si no ve nada, qué va a ser mejor. De última, mejor para mí, aunque no me gusta correr de noche”, replica Andrés.

Volviendo al Seven, ambos lo conocen casi desde sus inicios. “Jugué los cuatro primeros con Universitario y puedo decir que es increíble lo que ha crecido. Año a año vas viendo cómo va evolucionando, es para sacarse el sombrero”, elogia Andrés.

Miguel, por su parte, jugó su papel dentro de la historia del Seven cuando era presidente de la Unión de Rugby de Tucumán. “En 2004, el Seven estaba suspendido por un problema de la edición anterior, en la que un combinado de Los Pumas había usado un sponsor en la camiseta que no debía. Un día se llegaron ‘Tani’ (Cayetano) Fortino, Salustiano (Paz) y Martín (Terán) a tomar un café y a decirme que querían organizarlo. Les recordé que estábamos sancionados. Hablé en Buenos Aires, pero no me dieron pelota, así que volví y les dije: ‘muchachos, lo vamos a hacer igual y que se arme el quilombo si se tiene que armar’. Después me llamaron de la UAR, pero Tucumán era muy importante en el mapa nacional y al final no pasó a mayores. Fue un lindo Seven ese reinicio”, recuerda. Era enero de 2005 y una nueva era comenzaba para el torneo tafinisto.

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