Famaillenses “For Export”

Famaillenses “For Export”

Leandro Rojas y Adrián Isa, ambos ex Coipú, pasaron del Desarrollo al duro rugby francés.

Famaillenses “For Export”

Durante sus años dorados, la “Naranja” hizo retumbar el nombre de Tucumán a miles de kilómetros de distancia, hasta rincones donde jamás habían escuchado hablar de ella. Seguramente sea en buena parte por esa imborrable huella de coraje que dejó aquel equipo que el rugby francés -al igual que el italiano- se muestra muy receptivo con los jugadores tucumanos. Eso vale para todos sus niveles, desde el Top 14, pasando por el Pro D2 hasta el Fédérale, que ya es rugby amateur. Uno de los 226 equipos que conforman el Fédérale 3 es “Rugby Club Guéretois Creuse” (Gueret, para los amigos), en el que actualmente es posible encontrar a dos parlantes de tucufrench: Leandro Rojas y Adrián Isa, que pasaron de jugar el rugby de ascenso tucumano con Coipú en Famaillá a hacerlo en el corazón del país galo, a tres horas de París, donde por estos días hace un frío totalmente ajeno a estas latitudes.

Fue Leandro al que le picó la curiosidad por saber cómo sería jugar al otro lado del Atlántico. Surgió la posibilidad de ir a un club de Irlanda, pero tuvo dificultades para conseguir la visa a tiempo. Sin embargo, tiempo después hubo una chance de llegar a Francia, y decidió invitar a su primo hermano Adrián, con el que vivió durante casi toda su infancia.

Así llegaron los “coipúes” a París, donde pasaron algunas semanas entrenándose en Boulogne Billancourt y viviendo en un departamento a 10 minutos del centro de la “Ciudad Luz”. “La verdad, era una locura, costaba creerlo. Por supuesto, nos recorrimos todo París. Al principio gastamos un montón en subte y tren, hasta que alguien nos avivó que existe un pase mensual, jaja”, cuenta Leandro.

Antes que tuvieran la oportunidad de jugar, llegó la oferta de Gueret. “Nos hicieron una linda propuesta, así que decidimos venir para acá. Vivimos en un departamento que nos brinda el club, y además nos dan trabajo. La verdad que es una experiencia muy buena. Al principio costó romper la barrera del idioma, pero estamos avanzando en el curso de francés y creo que yo ya lo hablo más o menos bien”, dice Adrián.

El primer gran obstáculo no fue un pilar fijiano de esos que se foguean en el rugby europeo, sino la inmensa cantidad de trámites burocráticos que implica un pase entre federaciones. “En realidad, acá es un papeleo para todo. Hasta para poner wi-fi te piden justificativo de domicilio, cuenta en el banco, nota de la alcaldía que certifique que vivís en Gueret y hasta una nota del dueño del departamento. Así funciona todo acá. Por suerte, el club te ayuda con todo eso”, grafica Leandro.

Después de una eterna espera para poder jugar, finalmente pudieron salir a la cancha. Para su sorpresa, el rugby mismo también fue materia de adaptación. “Es distinto al que se juega en Tucumán, que es más dinámico. Aquí es más lento, más sucio en los puntos de contacto. Hay muchas amarillas en todos los partidos, no estamos tan acostumbrados a eso”, describe Adrián, después del duro encuentro de ayer, en el que Gueret cayó en su visita a Nontrom.

Hay equipo

“El equipo es muy bueno, con buenos jugadores en los forwards y en los tres cuartos. También hay muchos extranjeros, algo que no es tan normal en esta división. Tenemos un par de rumanos y fijianos que pasaron por los seleccionados juveniles de su país y dos de ellos jugaron incluso el Circuito Mundial de Seven. Igual, lo que está bueno de Gueret es que hay una pasión muy grande por el rugby. Son fanáticos en serio. En los diarios todos los días hay notas sobre eso, en los bares sólo se ve rugby. Y cuando jugamos de locales, es una locura la cantidad de gente que nos va a ver”, relata Leandro, que fue goleador de Coipú durante su temporada en Primera, en 2016. “No nos importaba comernos mil puntos por partido, haber jugado ese torneo con el club fue lo mejor del mundo”, recuerda el apertura. Por supuesto, ambos llevaron camiseta y todo lo que tenían con el escudo del “Roedor” de Famaillá.

El destino dirá cuándo volverán a vestirla. “Vivimos bien aquí. Por ahora nos quedan cuatro meses más de contrato y de ahí veremos qué pasa. La idea en principio es seguir jugando acá. Si no se da, volveremos más adelante. Por lo pronto, la experiencia es muy buena”, concluye Adrián.

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