Cómo diseñar tus metas 2019 y...¡cumplirlas!

Cómo diseñar tus metas 2019 y...¡cumplirlas!

Ocho lecciones para elaborar los propósitos del año próximo.

Si te dijeran que el camino al Infierno está empedrado de buenas intenciones no te reirías. Sin embargo, hay mucha gente que logra cumplir sus metas. ¿Cómo lo hace? ¿Cómo unir la teoría de los consejos profesionales con la práctica para llevarla a la vida real? En esta nota te proponemos que hagas el intento con el objetivo de que las metas que te fijes para 2019 no se vayan al diablo.

Lección 1

Como buena psicóloga, Carmina Varela recomienda comenzar con un balance del año que se va. ¿Cumpliste los objetivos que te propusiste para 2018? ¿Si, no, más o menos...? ¿Siguen siendo importantes para vos? Lo que no pude lograr a qué se debió, qué pasó. Me miro a mí mismo y rescato las metas que deben seguir estando en mi lista de propósitos.

Lección 2

¿Cómo organizar mis metas? Existen varias formas. Varela sugiere pasar de lo general a lo particular: arrancar con propósitos universales: quiero paz, amor, éxito ... y de ahí pasar a las cosas más concretas para mí. Por ejemplo: ¿qué sería la paz para mí? Quizás no vivir en forma tan acelerada, no estresarme tanto, aprender a gestionar mis emociones, etcétera. Pero quizás, la paz en mi caso pase por resolver una situación pendiente con mis hermanos, o con mi relación con el trabajo, o con mi pareja. Es decir, la paz puede pasar por lo intrapersonal (hacia dentro de mí) o por la interpersonal (en mi relación con los demás).

Lección 3

¿Y por qué no proponerme directamente paz, y así abarco más cosas? “Porque nuestro cerebro es una máquina maravillosa pero también ahorradora de energía. Entonces si yo le planteo una meta que parece inalcanzable, como la paz, en general. El cerebro dice ah no, es mucho, no lo voy a poder hacer, y se relaja. Es más fácil llevarme mejor con mi mujer que conseguir LA PAZ (así con mayúsculas).

Lección 4

Proponete metas alcanzables. La motivación tiene  que ver con cómo yo formule la meta. Está comprobado que nuestro cerebro funciona mejor con metas más cortas, y esto está relacionado con mi capacidad para automotivarme.
“Las metas deben ser factibles de hacer y cuando las voy haciendo, las voy reconociendo para automotivarme”, sugiere Varela. “Tengo que decirme: voy por buen camino. Y si cometí un error que me aleja de la meta, reformulo o cambio el camino pero no me alejo de lo que quiero. Si no puedo sola, pido ayuda. Hay que tener en cuenta que durante el año pasan muchas cosas que no estaban previstas. Es ahí donde mucha gente pierde el rumbo y abandona o se frustra”, dice.

Lección 5

Reducir las metas. A veces sé que los objetivos me van a llevar mucho tiempo y esfuerzo, por eso no sé si los voy a alcanzar. Entonces la solución es llegar a la meta por etapas: si tengo que bajar 12 kilos hasta diciembre de 2019, me propongo bajar un kilo este mes. Y el otro mes vuelvo a hacer lo mismo, hasta cumplir mi propósito, quizás antes de los 12 meses. Las metas cortas son más fáciles de cumplir.

Lección 6

Visualizar las metas. Desde las neurociencias, la psicóloga Ana Carrascosa explica porqué nos cuesta tanto seguir metas que requieren esfuerzo como hacer gimnasia o dieta: “el hombre de hoy tiene el mismo cerebro que el del hombre primitivo. La función principal de nuestro cerebro es mantenernos a salvo, ahorrando energía. En tiempos primitivos, conseguir alimento era muy complejo por el riesgo que implicaba, por eso necesitaba ahorrar energía.
Comenzar una dieta o hacer gimnasia es leído por nuestro cerebro como una amenaza y desarrolla mecanismos para alejarnos de lo que considera un riesgo”. Si mi  meta es estudiar, el cerebro lo equipara a sacrificio. Entonces en vez de pensar en la dieta como meta, es mejor visualizar mi cuerpo delgado, mi panza plana. Si el proyecto es estudiar, me imagino aprobando el examen, festejando con mis amigos. Es decir, acompañar la meta con una sensación placentera para que mi cerebro no la rechace. Cuando pienso esas imágenes hasta pueden actuar receptores químicos que inciden en la motivación.

Lección 6

Trucos para elegir mis metas. Cuando no hay claridad en los propósitos para el próximo año, Carmina propone dividir mi vida en áreas: laboral, familiar, relación conmigo mismo, social, y otras. Hacer un diagrama de torta y asignarle a cada área el porcentaje que ocupa de mi tiempo. Por ejemplo, el 90% me lo paso trabajando, el 10% se lo dedico a la salud, el 5% a mis amigos y el 5% a mis hijos. Preguntarse: ¿esto es lo que quiero? Y luego hacer otra torta con los porcentajes que creo que serían más correctos. La torta también se puede hacer con los intereses. Me gustaría darle 50% a mi familia, 30% a mi carrera, 10% al deporte, 10% a los amigos. ¿Mi vida refleja eso? Hacer una nueva torta con una nueva distribución.

Lección 7

Diferenciar metas de objetivos y acciones. Si mi meta es bajar 10 kilos, en un plazo determinado, debo trazarme objetivos. Estos pueden ser: buscar un nutricionista, hacer actividad física, cambiar hábitos, hacerme masajes reductores... Luego, a cada objetivo le corresponde una acción. Si se trata de hacer actividad física las estrategias pueden ser: caminar, ir al gimnasio, bailar u otras. Selecciono y voy a la agenda: anoto días, horario, lugar.

Lección 8

No apartés la vista de tus metas. Acomodá tu día, tu vida, de tal manera que cada paso que des sea en esa dirección. Tené presente que siempre van a aparecer imprevistos. Si ello ocurre, pará la marcha, ajustá la dirección o la estrategia y seguí. Como decía un famoso actor: “no podré cambiar la dirección del viento, pero sí  ajustar mis velas para alcanzar mi destino”.

Comentarios