River y la fiesta tan esperada

River y la fiesta tan esperada

Los hinchas de River finalmente se reencontraron con los jugadores.

LA VUELTA OLÍMPICA EN COLECTIVO. Los jugadores mostraron la Copa Libertadores y celebraron junto con los hinchas que llenaron el Monumental. reuters LA VUELTA OLÍMPICA EN COLECTIVO. Los jugadores mostraron la Copa Libertadores y celebraron junto con los hinchas que llenaron el Monumental. reuters

Ahora sí. La eterna final de la Libertadores terminó en el estadio Monumental, un mes después. Con la gran fiesta de River campeón, con su gente y en el estadio del partido de vuelta que no fue ante Boca, el rival de toda la vida. El esperado reencuentro de Marcelo Gallardo y el plantel con los hinchas que habían celebrado a 12.000 kilómetros aquel 3-1, la mayor victoria de la historia “millonaria” se resumió en una sola palabra: agradecimiento.

La copa, que fue de Buenos Aires a Madrid, y de allí a Abu Dhabi, finalmente recaló en su último destino, el barrio de Núñez, en la misma vitrina que las tres Libertadores precedentes. Antes fue ofrecida a los hinchas por los mismos tres que en España: Leonardo Ponzio, Jonatan Maidana y… el padre del campeón, Gallardo.

Una suerte de reparación, eso fue para decenas de miles de los simpatizantes riverplatenses presentes en su estadio aquel sábado 24 de noviembre. Otra vez, claro, tuvieron que ser pacientes: la pasión de los hinchas que “frenaron” y demoraron al micro que transportó al equipo desde Ezeiza hasta el Monumental.

Sergio Goicochea y Alicia Moine fueron los maestros de ceremonia, a la vez que condujeron en simultáneo la transmisión de la fiesta por parte de Fox Sports.

En la larga previa, clima de cancha hubo, claro. Pasaron en pantalla gigante los goles de la primera final en La Bombonera, incluido los dos goles del local: silbatina e insultos sobre el relato de Mariano Closs, al igual que cuando se propaló el golazo de Darío Benedetto en el Bernabéu.

EL MEJOR REGALO. Los jugadores posaron con el trofeo junto con sus hijos. telam EL MEJOR REGALO. Los jugadores posaron con el trofeo junto con sus hijos. telam

A las 19.45, el público explotó cuando el micro finalmente alcanzó el Monumental y fueron bajando uno a uno los héroes.

Finalmente, empezó el desfile de los protagonistas hacia el estrado, al estilo premios Oscar. El aplausómetro reventó con Rodrigo Mora, Javier Pinola, Lucas Pratto, Enzo Pérez, Jonatan Maidana y Leonardo Ponzio, en escala ascendente, alcanzando su pico máximo con Gonzalo Martínez.

Hernán Buján y Matías Biscay, los laderos de Gallardo, también recibieron aplausos bautismales, aunque, claro, faltaba el “Muñeco” y la Libertadores, y la ofrenda al público, y el “dale campeón”.

Enseguida, Gallardo renovó su alianza con el público que lo idolatra, con mano en el bolsillo y agradecimiento. “Por alentarnos, por sostenernos, por el amor recibido durante todos estos años. Es una gran emoción compartir con todo este grupo de jugadores, unas grandísimas personas”, afirmó emocionado. Y ponderó a sus auxiliares, a la dirigencia, a Rodolfo D’Onofrio y a Enzo Francescoli.

Además, recordó que cuando River ganó la Libertadores de 2015 le prometió a la gente que iría por más. Y ahora: “Ganamos la final más soñada del mundo. Va a quedar eterna en nuestros corazones. Gracias”.

La vuelta olímpica en micro descapotable, iluminada por luces, fuegos y bengalas empezó a cerrar el festejo denominado “El Más Gr4ande de la historia”. Lágrimas en los ojos, y sonrisas de oreja en oreja, en los rostros de al menos cuatro generaciones.

Quedaba la frutilla del postre: Martínez enfilando hacia el arco de la Sívori, recreando aquella corrida increíble que certificó la Libertadores en la final de Madrid ante Boca. La sorpresa fue que ingesó su hijo y fue él quien la metió en el arco.

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