El Megaconcierto, una sana costumbre que se perdió

El Megaconcierto, una sana costumbre que se perdió

Es la transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres, hecha de generación en generación. “Se ha convertido en una tradición”, se escucha decir cuando un acontecimiento se ha convertido en una costumbre que se repite con continuidad en el tiempo. No son numerosos los hechos culturales, nacidos de buenas ideas que han encontrado un lugar en el calendario. El Septiembre Musical Tucumano que nos ha proporcionado prestigio más allá de nuestros límites, es uno de ellos. El Megaconcierto de Navidad, interpretado por la Orquesta Sinfónica junto con otros conjuntos musicales de la Universidad Nacional de Tucumán, podría haber cumplido este mes 20 años.

Como ha sucedido lamentablemente en los últimos tres años, tampoco se hará en esta oportunidad. Se trataba de un acontecimiento al aire libre -tenía lugar en el hipódromo- que reunía a miles de tucumanos, que habitualmente no asistían a los conciertos; a cambio de un imponente espectáculo solo debían colaborar con un alimento no perecedero que era destinado a entidades sociales.

El Megaconcierto surgió en 1998, como parte de la celebración por el 50 aniversario de la creación de la Orquesta Sinfónica, la UNT. El acontecimiento se celebró en el hipódromo y el público estuvo presente en forma masiva este cumpleaños de uno de los conjuntos musicales más queridos que ha prestigiado la cultura en Tucumán. La exitosa experiencia llevó a las autoridades universitarias a repetirlo en los diciembres sucesivos con motivo de la Navidad. “La UNT ha iniciado dos jóvenes tradiciones estrechamente ligadas con la distribución amplia y plena de los bienes del espíritu: el Julio Cultural Universitario de mediados de año y el megaconcierto de fin de año con nuestra Sinfónica. En ambos casos, se busca compartir con todos los ciudadanos la cosecha artística y cultural que todos merecemos disfrutar. Pero estas jóvenes tradiciones sólo son posibles cuando el público -finalidad última de todos nuestros esfuerzos- acepta nuestras propuestas y disfruta de los espectáculos con interés y entusiasmo”, manifestó en 1999 el entonces rector Mario Marigliano.

En 2011, el Mega viajó al interior de la provincia, el concierto se realizó en la cancha de Concepción Fútbol Club. En 2012, unas 12.000 personas se dieron cita en el Complejo Deportivo Municipal de Monteros, pero en 2013 se produjo la primera interrupción, cuando la Secretaría de Extensión Universitaria lo canceló hasta nuevo aviso. Meses después se anunció que el espectáculo se haría en abril de 2014, como parte de los festejos del centenario de la UNT. En diciembre de ese año, la velada tuvo lugar en Lules y Concepción, con gran éxito. En 2015 no se lo hizo. Las autoridades dijeron que habían tenido que elegir entre realizar la 17° edición del Megaconcierto o seleccionar por concurso al nuevo director de la Sinfónica.

Siempre hay argumentos para justificar la no realización de un hecho cultural, pero también los hay para hacerlo, especialmente cuando este se ha convertido en una sana costumbre para la sociedad. Es cierto que se viven momentos de agobio económico, pero se podría haber aguzado la imaginación para buscar el apoyo necesario. Los 70 años que acaba de celebrar la Sinfónica y los tucumanos bien hubiesen merecido un megaconcierto.

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