El estacionamiento en la calle, una historia sin fin

El estacionamiento en la calle, una historia sin fin

El cobro por estacionamiento en la calle surgió como una necesidad de muchos municipios de generar ingresos que fuesen destinados, por ejemplo, al mantenimiento del pavimento o para otros destinos que redunden en una mejora en la calidad de vida de la comunidad. Una buena parte de las ciudades han encontrado una modalidad para recaudar los dineros que obtienen por ese arancel a los automovilistas. En otras, al no haber un acuerdo, este cobro se realiza en forma arbitraria y sin control.

Por ejemplo, en su última sesión, el Concejo Deliberante de Yerba Buena aprobó un proyecto que para terminar con la irregularidad de pagar a los cuidacoches por estacionar en la calle, arancel que cobran sin autorización municipal y sin control. Según expusieron los concejales, los pagos “a voluntad” van desde los $50 hasta los $150 durante los fines de semana. Uno de los impulsores de la iniciativa manifestó que la ordenanza 1.254 referida a la regulación del estacionamiento medido está vigente desde 2002. Solicitó también a la Municipalidad que se ocupe de controlar que no haya gente cobrando el estacionamiento.

En San Miguel de Tucumán, este es un problema crónico que se debate desde hace años no encuentra una solución adecuada y el cobro de este impuesto se sigue haciendo de manera ilegal. En nuestra sección Cartas del 16/8, un lector se quejaba por la presencia de los llamados “trapitos”. “Si uno va a pagar la boleta de EDET en la casa central, se encuentra con que al estacionar todas las calles fueron ocupadas por los denominados “trapitos”. Incluso el estacionamiento para motos armado por la misma empresa para comodidad de los clientes tiene su cobrador. Si queremos visitar un familiar en el hospital o cerca de alguno de ellos, hay que prepararse con $ 50, porque todas las calles de los alrededores tienen cobrador”, comentaba.

El estacionamiento arancelado en la vía pública de la capital pasó por diferentes manos desde la década de 1970; los parquímetros tuvieron una fugaz incursión en 1998. En diciembre de 2015, pese a la oposición de miembros del Centro Mutual de Lisiados Unidos de Tucumán, cuya concesión estaba vencida hace muchos años, el Concejo aprobó una norma para que los usuarios abonaran el servicio a través de la emisión de un ticket, pagando las horas de estacionamiento en quioscos, telecentros o cualquier comercio. La iniciativa no prosperó.

Las concesiones a empresas privadas para el cobro por este servicio vencieron en 2005, por lo que nadie está autorizado a cobrar por estacionar. La Municipalidad determinó que estacionar en el microcentro no costaría nada hasta que se adjudicara la concesión del servicio. No obstante, los ex empleados de la empresa que administraba el estacionamiento pago formaron la cooperativa “Aparkar”, y comenzaron a cobrar a voluntad por el cuidado de los vehículos, junto a miembros del Centro Mutual de Lisiados de Tucumán. En junio pasado, se anunció que se llamaría a licitación; hasta la fecha no hay novedades.

La llamada contribución “voluntaria” es a menudo compulsiva. ¿Qué beneficios recibe el usuario si nadie se hace responsable por el daño o robo que pudiese sufrir su vehículo en la vía pública? Nuestra capital es la única del NOA en la que el arancel por estacionar en la calle no está legalizado. Con su inacción y su silencio, la autoridad está avalando la ilegalidad.

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