La importancia de los exámenes psicológicos laborales

LA  GACETA
Por LA GACETA 24 Noviembre 2018

Idóneo, hábil, a propósito para hacer algo. Es la definición de la palabra apto. Es lo que se requiere de una persona en cualquier trabajo o profesión. Cuando estas ocupaciones implican una gran responsabilidad, manejo de personal, contacto con mucha gente, se precisa moderación, sobriedad y continencia, es decir templanza. En algunos de estos casos, antes de iniciar un trabajo, la persona debe pasar por un examen psicológico.

Días pasados, el Consejo Asesor de la Magistratura (CAM) dispuso que los aspirantes a juez, fiscal y defensor oficial de la provincia deban efectuar una prueba psicológica. Pasarán por el examen psicológico los candidatos a la magistratura que superen la audiencia con las autoridades del Consejo, última fase del concurso público de antecedentes y de oposición, de manera que solo serían examinados los concursantes que en la calificación de la prueba y del currículum reunieran los puntajes mínimos exigidos para seguir en carrera. A mediados de octubre pasado, magistrados del sur de la provincia propusieron que los postulantes a jueces debían presentar un certificado de aptitud psicológica al momento de inscribirse y someterse a un examen oficial al ingresar a la terna. “Hay que incorporar esta evaluación porque solo tenemos un examen preocupacional para el juez designado. El test psicológico debe ser adoptado por el CAM sin que ello implique ralentizar los concursos”, había afirmado uno de ellos.

No son muchas las profesiones en las que se requiere este test. Así como un profesional que desee enseñar debe cursar la carrera docente, aprender pedagogía porque no todos tienen aptitudes para ello, otro tanto debería ocurrir con las pruebas psicológicas. Por ejemplo, un docente que tiene la responsabilidad de formar miles de alumnos, debería pasar por esta experiencia. Se puede poseer una buena formación en los que a conocimientos se refiere, pero sin embargo, no saber transmitirlos con eficacia. Al mismo tiempo, el hecho de trabajar con chicos de diferentes edades plantea siempre un desafío porque no suele ser fácil llegar a ellos y se requieren diversas estrategias para interesarlos en los temas que se estudian.

Estos exámenes permiten evaluar a un individuo como profesional y como persona. Se pretende conocer qué capacidad de adaptación a los cambios o iniciativa tiene, la tolerancia a la presión, empatía, respuestas en situación de crisis, motivación o estabilidad emocional. Esta prueba es a menudo realizada por las empresas privadas a la hora de seleccionar un trabajador.

También deben pasar por esta evaluación los candidatos a conducir un vehículo, aunque esta no pareciera determinante para obtener el carnet de manejo porque a diario se observan conductores intolerantes con sus pares o con los peatones, que incurren en insultos o no respetan las señalizaciones. Un piloto de avión que padezca de depresión o sea propenso a ataques de pánico pondría en peligro a los pasajeros de un boeing. En este tipo de profesiones se requieren exámenes más profundos y un adiestramiento especial.

Bienvenidas sean las pruebas psicológicas no solo en la Justicia, sino también en todos los ámbitos porque pueden determinar si una persona padece trastornos psíquicos que pueden constituir un impedimento para desempeñar con idoneidad un trabajo determinado. “Durante toda la vida me he dedicado a problemas objetivos y carezco de las aptitudes naturales y de la experiencia necesaria para tratar como es debido con la gente y ejercer funciones oficiales”, afirmaba Albert Einstein.

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