Perjuicios que causan los ruidos molestos

Perjuicios que causan los ruidos molestos

12 Noviembre 2018

Para algunas sociedades como la china o la suiza, el ruido molesto representa un pasadizo al infierno; por lo tanto, es castigado con severidad; para otras, como la tucumana, pareciera estar naturalizado. Alguien solía decir: “quédate con tu ruido y deja tranquila a mi salud”. A diario convivimos con sonidos estrepitosos en la vía pública: bocinazos, escapes libres, excesivo volumen de altoparlantes que sale de los negocios, o de los bafles de los improvisados cantores en la peatonal, de la publicidad callejera con megáfonos; los estruendos en las obras en construcción; las manifestaciones que recorren casi a diario el microcentro con redoblantes y megáfonos. En los barrios y en los edificios suele haber vecinos desconsiderados que atormentan al prójimo con música a alto volumen durante las madrugadas.

A menudo nuestra sección Cartas se hace eco de las tribulaciones por las que atraviesan las víctimas de la polución sonora. “Vivo en la zona de Muñecas 1.000, 1.100, Italia al 600 y desde hace un tiempo estudiantes secundarios de la zona han tomado el espacio de la ex vía hacia Tafí Viejo, de Italia al 600... vienen a cualquier hora a pelearse, gritar y tocar tambores redoblantes a cualquier hora... al ser un espacio abierto, se escucha en varias manzanas a la redonda... perjudicando sobre todo a personas mayores y a niños pequeños que no pueden descansar”, se quejó una vecina el miércoles pasado. El 19 de octubre un lector se refería a “las bailantas nocturnas que suceden a diario en la intersección de la ruta provincial Nº 315 y avenida Roca, de Tafí Viejo... se reúnen adolescentes que llegan en sus vehículos a escuchar música, ingerir alcohol y danzar hasta altas horas de la noche”.

Según el titular de la Dirección de Control Ambiental y Bromatología (Dicab), los pubs, peñas, bares, boliches, obras en construcción y talleres mecánicos, ocupan las primeras posiciones. Las multas oscilan entre los $ 2.000 para casas de familia que contaminan con ruido, y $ 20.000 o $ 30.000 si se trata de un local comercial. Los negocios son clausurados y sólo pueden volver a abrir una vez que demuestren haber acondicionado el sitio desde el punto de vista sonoro, informa un juez de Faltas.

La Organización Mundial de la Salud señala que lo máximo que soporta un ser humano son 70 decibeles (dB). A partir de los 70 y hasta los 80 dB, se pueden producir daños físicos y emocionales. Por ejemplo, 90 dB es el sonido de las sirenas de ambulancias; 100 dB produce el motor de un colectivo en mal estado al frenar, y el martillo mecánico. El ruido puede producir cefalea, dificultad para la comunicación oral, disminución de la capacidad auditiva, perturbación del sueño y descanso, estrés, neurosis, depresión, molestias como zumbidos y tinnitus, en forma continua o intermitente, y disfunción sexual, entre otras cosas.

Si bien es necesario hacer una denuncia para que intervenga la repartición municipal, en el microcentro, donde a diario ocurren embotellamientos, los automovilistas suelen expresar su impaciencia o malestar tocando bocina y aturdiendo a los demás. Para los inspectores municipales sería muy fácil sancionarlos, de acuerdo con las ordenanzas vigentes, porque los conductores están detenidos.

Nos parece que el Estado debe educar a la ciudadanía; diseñar políticas que tiendan a erradicar o morigerar la contaminación sonora, privilegiando siempre el bien común porque su misión primordial es preservar la salud de todos los habitantes. Conviene no olvidarlo.

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