El fútbol debe volver a ser sinónimo de fiesta

El fútbol debe volver a ser sinónimo de fiesta

Pasión de multitudes, pero también el más popular de los deportes, se suele decir -no sin razón- del fútbol. “En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”, escribió el escritor uruguayo Eduardo Galeano. Es sinónimo de alegría, fervor, chanza, fanatismo, pero también de violencia, corrupción, mafia. En pocos días, una buena parte de nuestro país, amante de este deporte, vivirá dos hechos trascendentales cuando se enfrenten River y Boca, que por primera vez llegan juntos a la final de la Copa Libertadores de América, de la cual debe surgir el rey del continente. Según dispuso la Conmebol, entidad organizadora del certamen, los partidos se jugarán los sábados 10 y 24 en La Bombonera y en el Monumental, respectivamente.

Sin duda, el enfrentamiento entre los dos clubes más populares e importantes del país concitará la atención del mundo futbolístico más allá de nuestras fronteras. Organismos del Estado han comenzado a planificar para prevalezca la paz y evitar los desbordes violentos de los hinchas. El secretario de Seguridad de la Nación dijo que las entradas serán nominadas para evitar el ingreso de delincuentes a las canchas y que la Policía Federal se ocupará del operativo. “Creemos que es una oportunidad para dar un paso adelante. Es una buena chance para los dirigentes deportivos, hinchas y a todo el mundo deportivo. Sin dudas este partido será un hecho histórico”, le dijo el funcionario a TyC Sports.

El presidente Macri, ex titular de los “Xeneizes” entre 1995 y 2007, dijo que autorizará que los simpatizantes de Boca y River puedan ir al estadio del adversario para presenciar la final de la Copa Libertadores. “Lo que vamos a vivir los argentinos en unas semanas es una final histórica. También una oportunidad de demostrar madurez y que estamos cambiando, que se puede jugar en paz. Le pedí a la Ministra de Seguridad que trabaje con la Ciudad para que el público visitante pueda ir... Ya hablé con el jefe de Gobierno, es un hecho excepcional”, tuiteó el mandatario. Más allá de la buena intención de la declaración, esta generó malestar porque fue hecha sin consultar previamente con los dirigentes de ambos clubes. Al parecer, el deseo presidencial no prosperaría porque ambos clubes no quieren perjudicar a sus socios.

Desde la muerte de un seguidor de Lanús en 2013, la mayoría de los partidos en nuestro país se juegan sin hinchada visitante en las tribunas por cuestiones de seguridad. Sería importante que se fuese avanzando en este asunto. Por ejemplo, trabajar en la concientización del hincha de que un partido de fútbol por más trascendental que sea, es solo eso, un juego. Triunfar o perder nunca debe ser una cuestión de vida o muerte.

Hubo intentos con resultados positivos como los que realizaron los simpatizantes de Atlético y Gremio. Cuando el equipo brasileño visitó Tucumán, la barra “decana” agasajó a sus pares. El amable gesto fue retribuido cuando los hinchas tucumanos, que se instalaron en Cidreira, donde Gremio cuenta con una filial, a 100 kilómetros de Porto Alegre, fueron recibidos con un asado, donde hubo también cantos e intercambio de camisetas. Ambos partidos tuvieron lugar al día siguiente sin ningún tipo de irregularidades.

La violencia en los estadios y sus alrededores y la corrupción no se combaten solo con la presencia de fuerzas de seguridad, sino con educación. La de Atlético y Gremio fue una iniciativa muy valiosa porque surgió de los mismos aficionados y busca que un partido de fútbol vuelva a ser una fiesta, más allá del resultado. “No hay nada menos vacío que un estadio vacío. No hay nada menos mudo que las gradas sin nadie”, escribió Galeano.

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