Los peatones, los olvidados en las ciudades

Los peatones, los olvidados en las ciudades

Una elemental norma del tránsito es que el conductor de un vehículo, a la hora de girar en una esquina, detenga su marcha si hay un peatón que está cruzando, en esos momentos, la arteria que ese conductor se dispone a tomar. Esto, que se sintetiza como “prioridad del peatón”, se respeta, como decimos, en todas las ciudades del mundo y, por cierto, de la Argentina, empezando por Buenos Aires. Pero sucede que, en Tucumán, tal respeto es sólo una aislada excepción. La inmensa mayoría de los automovilistas de nuestra capital no solamente ignora aquella norma, sino que en muchas ocasiones, lejos de detener la marcha, avanza y acelera, como si quisiera subrayar al peatón que lo está estorbando. Eso, cuando no lo insulta, por haberse atrevido a utilizar una “prioridad” que, de tal modo, viene a convertirse en totalmente lírica.

Nadie puede alegar desconocimiento de la norma, teóricamente enseñada en las instrucciones para obtener el carnet de manejo, y reiterada en los grandes carteles luminosos que la Municipalidad tiene colocados en las calles. No obstante, la experiencia cotidiana indica la falta de ese conocimiento. Hace dos años, una organización civil realizó una campaña sencilla en las esquinas de la ciudad para colocar carteles advirtiendo de la prioridad del peatón. “En la pirámide de usuarios de la vía pública, los peatones son los más desprotegidos y, por lo tanto, son aquellos a los que más hay que proteger. Pero en Tucumán ellos no saben que tienen prioridad (siempre y cuando crucen por la esquina) y los conductores tampoco lo saben. De eso nos dimos cuenta después de mucho pelear con los automovilistas. No saben. Sencillamente no lo saben, y no hay carteles que les indiquen. Tampoco los policías ni los inspectores de tránsito hacen respetar ese derecho”, sostuvo una referente del grupo “Ciclovías Tucumán”. Está de más decir que ignorar la prioridad referida puede generar muy serios accidentes. Mucho más en esta época en la que el uso de la tecnología (celulares y otros dispositivos) está generando tendencias peligrosas que la sociedad ya ha advertido: hace dos años, más del 10% de los conductores utilizaba celular al conducir y más del 13% de los peatones lo hacía. Esas cifras se han incrementado en la actualidad.

La asociación civil Luchemos por la Vida, especializada en seguridad vial, realizó una investigación en la ciudad de Buenos Aires en junio de 2012. Durante una semana observaron el tránsito y, en un total de 1.150 situaciones en las que el peatón tenía prioridad indiscutida, apenas en el 6% de los casos esa prioridad fue respetada. En 2017, un informe del Observatorio de Seguridad Vial de la Ciudad de Buenos Aires dio cuenta de que el 34,3% de las víctimas fatales en siniestros viales son peatones. El desdén por la disposición a que nos referimos dejaría de ser normal, como ocurre ahora, y disminuiría notoriamente, si los agentes municipales confeccionaran actas de infracción. Esa inexplicable ausencia es un problema grave. Porque, si no hay inspectore, todas las situaciones de riesgo o de contravención no se pueden evitar. Así, la ignorancia de la luz roja del semáforo, el estacionamiento en doble fila o en cuadras prohibidas, el toque de bocina, la excesiva velocidad, el ingreso de vendedores ambulantes y vehículos de dos ruedas a las peatonales pueden desarrollarse con toda libertad, impunemente, en San Miguel de Tucumán. Parece obvio decir que en una ciudad cuya población se acerca al millón de habitantes, con un parque automotor que cada día aumenta y vehículos que se amontonan por calles estrechas, la tarea de los agentes municipales se vuelve proritaria y llena de exigencias. Hace pocos meses se ha incorporado el sistema de vigías ciudadanos de tránsito, para que se realicen denuncias contra conductores desaprensivos, pero eso es sólo una parte. Son los agentes municipales quienes pueden evitar las infracciones y poner orden en esos cuadros de riesgo y caos que tienen lugar a diario en nuestra capital. La Municipalidad debe corregir, sin pérdida de tiempo, tan insólita situación. La ignorancia de la “prioridad del peatón”, con la que se inicia este comentario, es solamente un ejemplo, revelador de las consecuencias que tiene la falta de control.

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