Cartas de lectores

El ciclista héroe

Gino Bartali fue un ciclista italiano que consiguió 91 victorias. El 23 de octubre de 1939 ganó el “Giro de Lombardía” integrando el equipo Legnano. Fue tres veces campeón del “Giro de Italia” y dos veces ganador del Tour de Francia. Cuando ganó su primer Tour de Francia en 1938, rechazó la posibilidad de dedicar tan valioso triunfo a Mussolini, algo que muy pocos se atrevían a hacer. “Sudado y lleno de polvo, pero sobre todo nervioso, muy nervioso. El control policial estaba cada vez más cerca. Gino Bartali pedaleaba como de costumbre, cerca de su casa en Florencia. El control policial estaba a pocos metros. Frenó, paró y ya no tuvo tiempo de bajar de la bici. Una pareja de policías lo asaltó a gritos: “Ginetaccio! Ginetaccio! Bartali Campione”. El hombre les atendía con una sonrisa nerviosa bajo su inmensa nariz. El ciclista no veía el momento de volver a pedalear y escapar a toda prisa, porque sabía que los policías, que tanto lo admiraban, no dudarían en detenerlo si supieran que transportaba fotos y documentos falsos escondidos dentro de los tubos de su polvorienta bicicleta, para salvar judíos de una muerte segura. Gino Bartali fue una de las grandes figuras del deporte del Siglo XX. Considerado uno de los mejores ciclistas de todos los tiempos, formó parte de una red dedicada a salvar judíos del Holocausto en su Florencia natal, durante la Segunda Guerra Mundial. Jugándose la vida y solamente con su bicicleta, logró salvar a 800 personas, en su mayoría niños. Sus triunfos deportivos y su humanidad lo han elevado a la categoría de leyenda”. El texto pertenece al libro “Gino Bartali. El hombre de hierro” del autor Franc Lluis Giró. Nadie supo de su gesta hasta que en 2003, los hijos de Giorgio Nissim, que organizó la red de rescate de judíos “Delasem”, encontraron un viejo diario de su padre en el que detallaba la forma que funcionó la red clandestina dedicada a conseguir documentos que salvasen la vida de los judíos. La situación de los judíos italianos se hizo insostenible a partir de la promulgación en 1938 de las leyes raciales. De la estación Tiburtina de Roma partían rumbo a Auschwitz. Según las palabras del propio Nissim: “organicé una oficina completa de documentos falsos en una estancia de monjitas de clausura, con frecuencia eran los mismos sacerdotes quienes ponían las firmas falsas”. Al menos en 45 ocasiones Bartali recorrió los casi 200 kilómetros que separan Florencia y Asís como correo para la resistencia. Era el correo perfecto. En Ponte a Ema, se encuentra el museo dedicado a Gino Bartali. La bicicleta original en la que recorrió una Italia asediada por los bombarderos, transportando salvoconductos para los judíos amenazados, se exhibe en el museo. Su Legnano dorada era el color esperanza para centenares de perseguidos, cuyas vidas dependían del arrojo de este ciclista. Gino Bartali fue nombrado “Justo entre las naciones” por el Gobierno de Israel (2013). Su nombre se encuentra grabado para siempre en el Jardín de los Justos del Museo del Holocausto “Yad Vashem” (Jerusalén).

Miguel Ángel Ruiz

Inseguridad (I)

Le pregunto al ministro de Seguridad, Claudio Maley, si tiene sensibilidad sobre la cantidad de hechos graves de violencia que, cada vez, cobran más vidas inocentes en nuestra ciudad. Otro golpe bajo causó la muerte del joven Valentín Villegas en Yerba Buena; supuestamente estaría identificado el agresor y habría estado en el penal de Villa Urquiza. El pasado 17 de octubre se comprobó la incorrecta actitud de Maley enviando al “acto de la deslealtad” 2.400 efectivos armados para custodiar a los referentes políticos, mientras que en la “zona liberada” de la Capital contaba con aspirantes de la Escuela de Agentes, suboficiales y oficiales, llevando celulares y radios en sus manos. Les pregunto a los funcionarios del Gobierno, ¿cómo actuarían si les pasaran estos hechos a sus hijos? Es complicada la situación; estamos en “alerta roja”; está desbordaba la justicia, el pueblo debe salir a las calles y protestar por la inseguridad Hace poco publiqué una carta opinando sobre el mamarracho de marquesina que estaba en la fachada del teatro San Martín. ¿Qué pasó?, la sacaron porque estaba mal. Así deben obrar los tres poderes con el tema “inseguridad”: deben parar urgente este flagelo.

Daniel Francisco Leccese

Inseguridad (II)

Con resabios de lo ocurrido, impactado, con ideas confusas y, hasta diría con odio, exijo que alguien de los poderes del Estado, además de organizar actos para captar votos cuando aún falta un año para las elecciones, se dedique a resolver los problemas serios de la ciudadanía (inseguridad, cloacas). Los delincuentes usan armas sin ningún impedimento y a los laburantes nos desarman. ¿Por qué no se las incautan, por qué no los detienen?, si todos intuimos dónde tienen su madriguera los delincuentes, quienes practican inteligencia deben saberlo con seguridad. El martes, a las 22, llegaba a mi casa, tomé mi bolsito, bajé del coche, di dos pasos y sentí que me tironeaban el bolso; giré la cabeza y había una moto con uno hombre que manejaba y otro parado frente a mí, apuntándome. Entregué el bolso y con el revólver me señaló el celular, me di vuelta y atrás mío había otro asaltante apuntándome. Tiré el celular. Perdí toda la documentación, mis tarjetas de débito y crédito, órdenes médicas, sello personal, celular, medicamentos y anteojos recetados, etcétera. La impotencia de sentirse rendidos a los pies de la delincuencia es irreproducible. Hace unos siete años formamos un grupo vecinal para lograr mayor seguridad en el barrio. Conseguimos alarmas vecinales y unirnos en grupos de alerta. Nos reunimos en la Casa de Gobierno con un funcionario del Ministerio de Seguridad, quien nos regaló una colección de panfletos. Me parece que los delincuentes son un mal necesario, porque trocan impunidad por votos; son fuerzas de choque de los políticos, porque la justicia es garantista para con quienes delinquen y los corruptos. La policía, en muchos casos, no actúa porque los delincuentes son rápidamente excarcelados y cuando salen se les ríen y amenazan. Los Derechos Humanos son para los delincuentes. “Vivan los pibes chorros”. Hoy me dicen: gracias a Dios no te pasó nada. ¿Se dan cuenta? ¡No me pasó nada! Con denuncia policial, constancia de DNI en trámite y carnet de manejo, asistí al Banco del Tucumán para extraer dinero por cajero humano. Me fue denegada esa posibilidad, y tampoco me permitieron iniciar trámite por nueva tarjeta de débito: es condición necesaria imprescindible tener el DNI en la mano. Este país es único, somos rehenes de todo.

Roberto Della Rocca

Subsidio a la Sociedad Rural

El sábado pasado, LA GACETA informa que el Gobierno de Tucumán subsidiará con $ 15 millones a la Sociedad Rural para la construcción de un centro de convenciones. Nadie duda de que se trata de una sentida necesidad de la provincia y que la limitación de no contar con ese recurso debe resolverse a corto plazo. Sin embargo, llama la atención que el Gobierno haya elegido subsidiar al sector privado (que en su momento aplicará para su gestión criterios comerciales), antes que frente a entidades de la cultura y la ciencia que sirven al interés general sin fines de lucro. Me refiero a la UNT y a la UTN, quienes junto a las dos universidades privadas, el Conicet y la Estación Obispo Colombres promueven, junto con el Gobierno y los municipios, el grueso de los congresos en nuestro suelo. ¿No podría haberse pensado en una solución que incluyera aportes de las mismas y de la Nación (Ministerio de Educación y Secretaría de Ciencia y Técnica), y hasta de aportes privados? Tucumán necesita un Centro de Convenciones, pero gestionado para servir al desarrollo de la educación, la salud, la cultura, la ciencia, el arte, el turismo, sin las distorsiones que origina la lógica de la renta empresaria.

Pablo Labal

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios