La recuperación del lago San Miguel

La recuperación del lago San Miguel

22 Octubre 2018

Suele ser noticia por lo negativo. Casi todos los fines de semana, botellas, pañales, bolsas, latas, envoltorios, restos de comida, se apoderan del espejo de agua. El maltrato al que lo someten con frecuencia los tucumanos al lago San Miguel, refleja el desamor por el que alguna vez fue la joya del parque 9 de Julio. Hace unos días, un funcionario municipal dijo que estaban evaluando tres proyectos posibles para recuperarlo y solucionar la fisura en el fondo.

Esta rajadura data de hace varios años. En febrero de 2013, la Municipalidad decidió cerrar el lago al público para desagotarlo; se estimaba entonces que su reapertura se produciría el 9 de julio de ese año. Sedimentos, fisuras y algas eran algunos de los problemas que se ocultan en el fondo. Para resolverlos es necesario reducir la cantidad de agua, sostienen en la Municipalidad. Se planeaba en la oportunidad retirar los sedimentos en algunos sectores que se hallaban colmatados, colocar arcilla expandible en las fisuras que se habían detectado en el lecho para evitar que siguiera perdiendo líquido.

El entonces subsecretario municipal de Obras Públicas dijo luego de efectuado los trabajos que había sectores en los que la profundidad -de un metro- se había reducido a centímetros, a causa de la acumulación de sedimentos. En la zona más honda, la profundidad volvió a ser de 1.50 metro; se levantaron muros laterales de hormigón en varios sectores y, alrededor de la isla, y se compactó el fondo. Según el reporte municipal, se habían recubierto los sistemas de seguridad de desagote y rebalse, tapados por el enlamado, y se retiraron unos 14.000 metros cúbicos de barro y algas, es decir unas 1.500 camionadas de desechos.

El espejo de agua volvió a llenarse en noviembre de ese año, días antes que se inaugurara en el parque 9 de Julio el imponente estadio donde se disputó la Liga Mundial de Hockey.

No era la primera vez que se lo vaciaba para dragarlo. El espejo de agua comenzó a excavarse en 1960 y se lo inauguró el 26 de febrero de 1961, durante la gobernación de Celestino Gelsi. Ese mismo año, se erigió la confitería con su techo paraboloide hiperbólico de gran valor arquitectónico que se convirtió rápidamente en un símbolo del paseo. El lago comenzó a padecer la falta de mantenimiento, así como el maltrato ciudadano. A fines de los ‘80, se vació para dragarlo porque tenía problemas de filtraciones. Tras ocho años de sequía, se dispuso su llenado el 11 de agosto de 1997. En 1998, se instaló una bomba hidráulica para que renovara el agua. Por ese entonces, dos concejales de la UCR propusieron a través de una iniciativa que se restaurara la confitería, que se erigiera un acuario y que se llamara a licitación para la recuperación del lugar, a cambio de su concesión y explotación. El proyecto no prosperó. En enero de 2008, la Municipalidad tuvo la desdichada idea de demoler la confitería para parquizar la zona, so pretexto de que no había ningún interesado en su explotación.

Sería positivo que si se llega a encarar una nueva recuperación del espejo que se estudiaran minuciosamente las causas de las fisuras y se les diera una solución definitiva. Se podría diseñar una campaña de concientización sostenida para cuidar el lago, de manera que los vecinos se conviertan en algún momento en sus mejores cuidadores. Si no se educa al soberano, el espejo de agua que fue un orgullo de los tucumanos seguirá siendo blanco del maltrato.

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