Muerte de Francisco Paz

El tucumano Marcos Paz (1811-1868), vicepresidente de la República, ejercía la presidencia en 1865, por hallarse el titular, Bartolomé Mitre, en la guerra del Paraguay. El 20 de abril, Paz escribía al presidente. “Mi hijo Francisco -le decía- conductor de la presente, que estaba próximo a pasar a Londres a seguir sus estudios de ingeniero, ha creído poco decoroso hacer este viaje en momentos en que la patria ha recibido un insulto, y sus deseos de hoy son de incorporarse al Ejército de Operaciones. No he podido menos que encontrarle mucha razón, pues yo también lo deseo con vehemencia”.

El joven Paz se enrolaría en el Ejército, para morir en el asalto de Curupaytí, el 22 de setiembre de 1866, junto con “Dominguito” Sarmiento. Mitre escribió a Paz una sentida carta de pésame desde Yataytí, el 4 de octubre. “No necesito decirle que lo acompaño en el dolor de la irreparable pérdida que acaba de tener usted como padre y el país en una vida llena de promesas. Sé que sólo el tiempo podrá curarla”, expresaba. Pero podía mitigar su dolor, saber que el comportamiento de Francisco “en toda esta campaña, le da justos títulos a una gloria que, aunque modesta, refluirá en honor del nombre de su familia”.

Agregaba que se acordó del joven Paz “en medio del peligro, como si yo fuera su propio padre”; y que hizo, aunque sin suerte, “cuanto me era posible por salvarlo”. No dudaba que don Marcos afrontaría esa muerte, como el “hombre fuerte y probado” que era.

El tucumano, al agradecer el pésame y los cuidados de Mitre hacia Francisco, le dijo: “El puesto que ocupo me hace ser fuerte, porque considero que a eso me obliga la posición que tengo en estos momentos, en que tantos caen lidiando por la patria. Si no estoy conforme, tengo fuerza bastante para aparecerlo”.