Preocupa que la gente se arme contra delincuentes

Preocupa que la gente se arme contra delincuentes

En los últimos tiempos, la sociedad tucumana se ha vuelto más violenta. Muchos de los episodios están relacionados con la inseguridad y el auge de la delincuencia. Ante la sensación de desprotección de las fuerzas de seguridad y de la Justicia, un sector de la ciudadanía ha optado por armarse o por hacer justicia por mano propia, algunos reaccionan atrapando y golpeando a los delincuentes, que por lo general están drogados.

El miércoles pasado, en el barrio Matienzo, un hombre hirió de un tiro a un supuesto ladrón y mató de la misma forma a la abuela del sospechoso, presuntamente en revancha por un robo que habría sufrido en su casa. El atacante trabajaba de custodio en un local.

Se han vuelto frecuentes los episodios en que los asaltantes, tras cometer el delito en la vía pública, son atrapados y golpeados severamente por los ocasionales vecinos hasta la llegada de la Policía. A veces la ira por la injusticia y la impotencia puede desembocar en acciones extremas. Los justicieros esgrimen en esos casos que los malhechores, son dejados en libertad a las pocas horas de ser detenidos o en los días siguientes y la gran mayoría vuelve a incursionar en el delito.

En las sociedades antiguas, por la Ley del Talión se buscaba resarcir del daño provocado. “Pagará alma por alma, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe”, puede leerse en el Antiguo Testamento. Afortunadamente, con el tiempo las sociedades fueron encontrando otros sistemas menos primitivos para impartir justicia y se dejó de hacerla por mano propia.

La realidad está mostrando una tendencia a regresar a este método primitivo, lo cual no es positivo desde ningún punto de vista. “La sociedad descree muchas veces de la justicia y de la intervención inmediata del personal policial para detener a los sospechosos. A pesar de ello, el mecanismo de Justicia existe y debemos respetarlo, de no ser así, estaríamos viviendo bajo el amparo de la ley de la selva”, afirmó un abogado consultado por nuestro diario.

Otro hecho preocupante es que hay ciudadanos que han comenzado a armarse. Vecinos y comerciantes del barrio Matienzo contaron que la mayoría ha adquirido armas para protegerse de los delincuentes. “No queda otra que defendernos entre nosotros. Los chicos del barrio perdieron todos los códigos por la droga y cada vez actúan con mayor violencia. No les importa nada”, afirmó una mujer. “El principal problema es que viven drogados... roban todos los días. No hay una puerta que no hayan roto; también asaltan a los automovilistas”, dijo otra.

El secretario provincial de Seguridad Ciudadana afirmó que ningún empleado de cualquier empresa puede portar armas de fuego. En todo caso, quien lo haga requiere de una autorización para hacerlo. La Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac) señala que la portación “consiste en disponer, en un lugar público o de acceso público, de un arma de fuego cargada, en condiciones de uso inmediato. La autorización para portación es de carácter restrictiva”.

Nos parece que preocupante que los vecinos se armen. Debería endurecer el control en la venta de armas y combatir con eficacia los mercados negros, donde estas pueden conseguirse a menos precio y que probablemente sean robadas. El Estado no debe soslayar esta situación y debe avocarse a buscar soluciones en forma perentoria para evitar que esta situación se salga de cauce en algún momento.


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