17 Septiembre 2018
Una mujer llegó a su casa de Villa Mariano Moreno y observó a su hermano desarmando la cama. El joven no quería mudarse, sino cambiarla por droga, ya que no contaba con efectivo para comprarla. Intervino el cuñado y el chico se puso violento. Tomó un machete y amenazó a todos con herirlos si intentaban detenerlo. Las víctimas llamaron al 911 y los policías, después de una breve trifulca dentro de la vivienda, lograron reducirlo. El agresor quedó arrestado por atentado y resistencia a la autoridad. Los vecinos, cuando vieron marchar al joven, aplaudieron el procedimiento. Los familiares, antes de encerrarse en su vivienda, les avisaron que hicieran lo que quisieran con él, porque ellos no harían nada con tal de que no regresara.
“Hay una fuerte conexión entre la adicción, especialmente del paco, con los hechos de violencia doméstica. Los adictos, en la mayoría de los casos, comienzan a robar cosas en sus casas para poder seguir consumiendo. Entonces se produce un enfrentamiento en el seno familiar que termina generando la expulsión del hogar del joven adicto”, indicó el toxicólogo Alfredo Córdoba. El trabajador social Emilio Mustafá agregó: “el problema se agrava teniendo en cuenta la crisis social que se está viviendo. Muchas familias con integrantes adictos no tienen ni para comer; imagínese lo que sucede cuando uno de ellos les roba lo poco con que cuentan, para adquirir drogas”.
“Estamos en un punto crítico. El Estado debería hacer un nuevo diagnóstico sobre el cuadro de la situación. En los barrios de la periferia se está produciendo un cóctel explosivo integrado por la pobreza y la adicción”, aseguró Mustafá.
“De alguna manera nuestros hombres se han transformado en una especie de psicólogos y mediadores”, explicó el comisario Miguel Fernández, jefe del 911, que reconoció que se incrementaron los casos de intervención por violencia doméstica donde están presentes los problemas de adicción.
Dos o tres casos por día
El funcionario explicó que intervienen en entre dos y tres casos por día. La mayoría de ellos son por casos en que los hijos pretenden agredir a sus padres o esposos a sus parejas.
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