Carlos Garaycochea, sonrisas desde el papel

El dibujante y guionista de humor falleció ayer a los 90 años. Con su estilo marcó a generaciones.

CREADOR. Carlos Garaycochea estuvo 70 años dedicado al dibujo. CREADOR. Carlos Garaycochea estuvo 70 años dedicado al dibujo.
11 Septiembre 2018

Su gran virtud fue sacarle risas a la gente, sin que él se riese en público. La seriedad y la elegancia que manifestaba en sus gestos estaba invadida de empatía, y era muy lejana a la severidad. Tímido pero no retraído, jugaba a ser la contracara de quienes se mostraban más simpáticos, conocedor como pocos de la labor clave que le correspondía en un mundo donde el humor se necesita como el agua.

Carlos Garaycochea dejó su prolífica obra gráfica y actoral como testimonio de un tiempo brillante de la comicidad argentina. Escritor, dibujante, guionista y artista plástico, falleció ayer a los 90 años, luego de casi siete décadas dedicadas a su profesión, con la que recorrió todos los soportes.

Trabajó en las revistas El Gráfico, Atlántida, Billiken, Esto Es, TV Guía, Gente, Rico Tipo, Patoruzú, Humor, Semana Gráfica, La Revista, Satiricón, Qué y en los diarios Crítica, El Mundo, La Nación, Crónica, El Cronista Comercial, Tiempo Argentino, Hoy y Democracia. Publicó libros como “Dónde vamos a parar”; “Los deportistas son una risa”; “Don Gregorio” (su personaje emblemático); “Catalina” o “Cómo parecer culto”; brilló en televisión en “Humor redondo” (con Jorge Basurto, Juan Carlos Mesa y Aldo Cammarota), “La tuerca”, “Desayuno” y “Buenas tardes, mucho gusto”; circuló por decenas de radios y actuó en las películas “Este loco amor loco” y “Sálvese quien pueda”, y en teatro, donde se despidió en 2000 con “Masters”, junto a Mario Clavell y a Juan Verdaguer. Tuvo su propia escuela y presidió la Asociación de Dibujantes Argentinos.

“DON GREGORIO”. Personaje emblemático del humorista gráfico argentino.  “DON GREGORIO”. Personaje emblemático del humorista gráfico argentino.

“He aprendido a respetar a los otros. Y si los otros no me respetan, eso muestra la inferioridad que tienen sobre lo que soy yo. No hay que ofender, porque la ofensa y la violencia son los últimos recursos de un ser humano. Mejor es usar la ironía, que es una manera de decir lo mismo pero sin que el otro se pueda ofender”, afirmó en una entrevista hace tres años.

El deceso causó desazón entre sus colegas de todo el país. “Nadie fue más maestro que el maestro Garaycochea. Gracias, Carlos. Te vamos a extrañar”, lo despidió Liniers en Twitter, red también elegida por Horacio Altuna para escribir: “Qué tristeza! Carlos Garaycochea también se nos fue. Hasta siempre, querido Carlitos”. Nik recordó que estudió en su academia entre los 12 y los 15 años, mientras que Ariel Tarico publicó “Garaycochea se merece un monumento”. “¿Ya te juntaste a charlar con Picasso y con Steimberg? Buen viaje, vasco querido”, lo despidió Julio Lagos, referente de la radio.

La huella de Garaycochea abarca todo el país. En Tucumán, dibujantes y humoristas de distintas generaciones se sumaron a su evocación, como Néstor Martín, quien tuvo mucho contacto con él (ver Punto de Vista). “Tengo en soporte digital muchas de sus publicaciones, porque es un referente indiscutido del humor gráfico argentino y se lo va a extrañar. Es una perdida irreparable porque era una persona muy querida y respetada. Al nombrarlo se lo trae a la vida con una sonrisa, que tan necesaria es en este momento”, sostuvo Gustavo Calleja, uno de los organizadores del Tinta Nakuy, la muestra de historietistas locales que se puede visitar en el Centro Cultural Virla hasta el viernes.

Dentro de las nuevas camadas de dibujantes, Natalia Véliz reivindica al maestro fallecido: “trascendió su tiempo, y su trabajo queda para el futuro y para los que venimos después, que tenemos ahora la responsabilidad de continuar su obra; se pierde su genialidad, pero nunca su talento”.

“Con la enorme cantidad de discípulos que hoy obsequian sonrisas al mundo con sus caricaturas, el maestro Garaycochea deja un legado enorme para la historia del humor gráfico de América Latina -sostuvo César Carrizo-. Supo transmitir no solo técnicas de dibujo, sino que también enseñó a frotar esos lápices para que el milagro de su chispa encienda el fuego de la inspiración”.

> PUNTO DE VISTA

Un entrañable maestro

NÉSTOR MARTÍN | Dibujante tucumano

Se nos van yendo los maestros del humor gráfico; hace poco partieron Eduardo Maicas y Jorge Limura, ahora se nos fue el entrañable Carlos Garaycochea. Gente así nos hace falta: dibujantes tremendos y más aún como seres humanos. Recuerdo que el día que conocí a Garaycochea, nunca imaginé que conocería también a un hermano del alma como es César Carrizo. El encuentro fue en el Centro Cultural Eugenio Flavio Virla. Carlos se mostraba como era, con un humor espontáneo y muy fino, con sus dibujos limpios y llenos de detalles. Era poseedor de una línea única, y le regaló al humor gráfico argentino muchos libros con su impronta. En aquella oportunidad me presenté con un libro suyo que atesoraba (ya viejito) para pedirle que me firmara un autógrafo; entonces me mira y me dice: “podría haber comprado otro más nuevo, ¿eh?”. Lo miré muy sorprendido, a lo cual me contestó con una carcajada inolvidable.

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