Por qué pintar mandalas serena y limpia la mente

Por qué pintar mandalas serena y limpia la mente

Las experiencias de una monja dominica. Una práctica ideal para los tiempos difíciles.

Por qué pintar mandalas serena y limpia la mente

En cada crisis los mandalas vuelven a ponerse de moda en la Argentina. No es casual. Para algunos constituye un arte terapia que ayuda a la mente a serenarse y al espíritu a encontrar su centro, su equilibrio. Las experiencias en el aula demuestran efectos benéficos en niños y adolescentes para reforzar la concentración, ampliar la creatividad y mejorar el clima de la clase. Hace exactamente 100 años, el famoso psicoanalista suizo Carl Gustav Jung afirmaba que esta antigua tradición oriental era una genuina producción del inconsciente, un camino de conocimiento interior que llevaba a la representación de nuestra propia alma.

La hermana Alejandra Elbaba, religiosa de la congregación de las Hermanas Dominicas del Corazón de Jesús, viene trabajando hace varios años este tema, a partir del “Libro Rojo” de  Jung. Con el estudio de los mandalas obtuvo un máster sobre “Estudios comparados de literatura, artes y pensamiento” en la Universidad de Pompeu Fabra de Barcelona, España. La semana próxima vendrá a Tucumán a dictar el curso en la fundación Elmina Paz Gallo (ver aparte).

Por qué pintar mandalas serena y limpia la mente

“Mandala” en sánscrito y significa “Círculo Sagrado”. Es un símbolo de sanación, de totalidad y de unión con la divinidad. Dado que reflejan la mente humana, cada persona responde de manera instintiva, más allá de su edad, género, raza, cultura o religión. Por eso lo primero que aclara la hermana Alejandra es que para Jung el mandala es “una experiencia subjetiva”. Cuenta que según la estudiosa Aniela Jaffé, “una vez que el mandala había aparecido en las fantasías de Jung, este se enfervorizó con el deseo de encontrar el significado de esta imagen primordial”. Por ello, “su autobiografía nos marca el comienzo y el final de este camino. El final porque es el momento en que Jung recapitula su obra científica y vital, y el principio, porque en ella encontramos, dentro de sus últimos pensamientos, su temprana experiencia personal con el mandala”, señala.

“Todas las mañanas yo esbozaba en un carnet un pequeño dibujo circular, un mándala”, escribe Jung. Había pintado una serie de dieciocho mandalas en un libro que se publicó casi 100 años después. “Esta obra fue el culmen de toda su obra posterior: sus visiones entre los años 1913 y 1917”, explica la religiosa.

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Los mandalas reconocen dos orígenes, según la autora: “Ignacio Gómez de Liaño afirma que este arte llega a Gándhara (sureste de la actual Afganistán), luego de su auge, entre los siglos II y VI, en Grecia y Roma. Esa expansión significó una gran influencia en la iconografía budista de la India, la China y el Japón. Otros estudiosos, en cambio, como Jung, sostienen que la patria del mandala es el Tibet y que luego se propaga hacia el Este”. Lo cierto es que aún hoy los monjes hindúes, así como los budistas, continúan realizando dibujando mandalas como un ejercicio espiritual. Tanto el mandala budista como el hindú tienen el mismo estímulo: trazar un camino desde el tiempo a la eternidad, llegar a la liberación, a captar ese instante que, una vez vivido, rescata lo verdadero que hay en nosotros”, expresa la religiosa.

Por qué pintar mandalas serena y limpia la mente

“En suma, los mándalas tratados por Jung - según la hermana Alejandra - tienen su raíz en el inconsciente colectivo que se presentifica (se hace presente) a través del inconsciente individual”.

>Tips para dibujar mandalas

El lugar.- Buscá un lugar tranquilo. Observá y concentrate en el mandala. Dejá que fluya la energía y elegí un color sin pensar (para descifrar tu estado) o cambiá los colores para transformar tu estado de ánimo .

La dirección.- Si uno lo pinta o dibuja desde afuera hacia adentro, iremos hacia el autoconocimiento, hacia nuestro interior. No se debe cambiar la dirección. Hacerlo de adentro hacia afuera ayudará a la expresión de tu ser.

Autoconocimiento.- Si quieres que el mándala te guíe para el autoconocimiento, no pienses en formas ni colores, deja que solo te vaya guiando, haciendo lo que en ese momento te nazca de manera intuitiva.

Cuando da sueño.- Si al pintar te da sueño, significa que los efectos de la práctica están haciendo efecto. Lo mejor es abandonar ese mandala e ir a dormir. Al día siguiente, comenzar uno con otros colores.

> Curso
“Mándalas en la obra de Jung”

Los miércoles 12, 19 y 26 de este mes, en el Museo archivo Elmina Paz Gallo, de avenida Sarmiento 253, la hermana Alejandra Elbaba disertará sobre “Los mandalas en la obra de Carl G. Jung”. El primer día se tratará “El comienzo del fin o la transformación en El Libro Rojo”; la segunda clase abordará las vivencias de Jung en el Oriente y la tercera, el camino circular del mandala  hacia el centro de uno mismo. www.fundacionepg.org.

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