Hace tres décadas, el homicidio de Gladys Arias conmovió a los tucumanos

Hace tres décadas, el homicidio de Gladys Arias conmovió a los tucumanos

En diciembre de 1986 fue secuestrada y asesinada en cercanías del barrio Hynnes O’Connor.

03 Agosto 2018

Hace poco más de 32 años, otro brutal crimen de una joven conmovió a los tucumanos. Fue el de Gladys del Carmen Arias, de 25 años, uno de los hechos más horrendos registrados por la crónica policial local en la década del 80.

El caso guarda similitudes con el de Priscila Daiana Paz, la joven de 27 años que fue vista con vida por última vez en la mañana del domingo 22 de julio, y cuyo cadáver fue hallado nueve días después, en un cañaveral junto a la ruta 301, en San Pablo.

En ambos casos, las víctimas habrían sido interceptadas por varias personas, mientras se dirigían caminando a ver a sus familias. Luego, habrían sido atacadas y reducidas a golpes. Después, las habrían mantenido cautivas durante días hasta que, finalmente, sus captores las asesinaron salvajemente.

Otro de los puntos de coincidencia entre ambos hechos es que las muchachas podrían haber sido asesinada porque reconocieron a alguno de sus atacantes. Uno de los acusados de matar a Arias vivía cerca de su casa. En el caso de Paz, no se descarta que haya ubicado a algunos de los detenidos, quienes residen en El Manantial.

Los padecimientos que tuvo que soportar Arias conmovieron a los vecinos de la zona donde se registró el terrible asesinato. Primero colocaron una cruz de madera para recordarla. Con el tiempo, Gladys se convirtió en una “santa popular” y en ese lugar se construyó una gruta. Vecinos de distintos puntos de la provincia llegan para hacerle algún “pedido”.

El lunes 20 de enero de 1986, el cuerpo de Arias fue hallado por un grupo de niños que ingresaron a unos matorrales para recoger ramas secas. Habría sido abusada y estrangulada. Permaneció cautiva en un terreno abandonado y fue sometida a todo tipo de vejaciones. Padeció, atada a un árbol, durante tres días, hasta que la mataron.

El cadáver de Arias fue encontrado un mes después, a fines de enero de 1987. La joven fue abordada por varios sujetos cuando se dirigía a la casa de su hermana en el barrio Hynes O´Connor.

“Los jinetes asaltantes”

Los asesinos pertenecían a una banda conocida como “Los jinetes asaltantes”. Se desplazaban a caballo y operaban en Yerba Buena y en las zonas aledañas al barrio Oeste II. Se cree que cometieron unos 40 asaltos y que habrían perpetrado varios ataques sexuales.

Se sospecha que abandonaban a la víctima por la noche, dejándola atada, amordazada y semicubierta por ramas. Lo desolado del paisaje habría favorecido a los atacantes.

El líder de la banda era “Pupa”, de 27 años. Junto con él actuaban “Barrabás”, tenía 17 años; “Mimingo”, de 13; y “El pelado de la chicha”. Los cuatro fueron detenidos en operativos en los barrios “La Bombilla” y “Trulalá”. El cuarto “jinete”, “Kila”, se escapó.

Finalmente, todos fueron absueltos. “Fue mi primer caso penal. No se llegó a un juicio. Se declaró la nulidad de la elevación a juicio del caso y lo mandaron de nuevo a instrucción”, contó el abogado Cergio Morfil, quien representó a los imputados por el crimen.

Morfil señaló que durante la investigación no se pudo demostrar la participación de los acusados en el hecho. Por esa razón no hubo condenas en torno del caso, que quedó impune. El letrado indicó que, por el estado de descomposición en que se encontraba el cadáver -fue hallado un mes después-, no se determinaron las causas de la muerte.

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