“Las neurociencias están aprendiendo del budismo”

“Las neurociencias están aprendiendo del budismo”

Wangchen dejó de niño su Tibet natal, tras la invasión china. Discípulo del Dalai Lama, investigador de la mente y “eurodiputado”

EN TUCUMAN.  “Tener un buen maestro, no confiar en falsos gurúes”, advierte el monje Wangchen. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO. EN TUCUMAN. “Tener un buen maestro, no confiar en falsos gurúes”, advierte el monje Wangchen. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO.

“Wangchen, dígame Wangchen”, afirma Thubten Wangchen, ojos rasgados y casi siempre entrecerrados. Ojos que parecen estar sonriendo siempre, aunque recuerden pasajes de una vida dramática: nacido en el Tibet, tenía apenas cinco años cuando los chinos invadieron su país natal y mataron a su madre. La biografía de Wanchen cuenta que el padre lo llevó en andas por el gélido Himalaya, hasta que con él y sus hermanos (y con otros miles de tibetanos) lograron cruzar la frontera “Mi padre me salvó la vida”, cuenta el monje Wangcheng. Está sentado con sus piernas entrecruzadas, envuelto en su hábito color granate y maíz; y las luces del centro de yoga tucumano en el que ha transcurrido el diálogo con LA GACETA profundizan el clima de tranquilidad que se genera alrededor años que de niño fue mendigo en las calles de la India y que a los 16 pudo convivir más de una década con el Dalai Lama Tenzin Gyatso en el monasterio al que había decidido ingresar, en su búsqueda de una mayor espiritualidad. Hoy, Wangchen es el representante del Tibet en el parlamento Europeo. Pero es, además, el fundador de la Casa del Tibet en Barcelona. Un enclave, este, que se ha convertido en un reducto de investigación sobre los vínculos entre Meditación y Neurociencias. Ese encuentro entre el budismo y las neurociencias, sugiere, está reflejando la crisis de este Occidente desencantado que ahora mira a Oriente, en busca de una mayor espiritualidad.

Las neurociencias están aprendiendo constantemente del budismo y del potencial de la mente, afirma Wangcheng. Y añade que científicos de la talla de Richard Davidson y Daniel Goleman han desarrollado numerosas investigaciones sobre el tema en la Casa del Tibet de Barcelona, que él dirige. “Tanto Davidson como Goleman son grandes meditadores. Están aprendiendo mucho, porque la mente humana tiene muchas capas, tenemos mucha potencia. Las neurociencias están aprendiendo sobre budismo, y últimamente estamos trabajando juntos”, apunta, en un tramo de la charla. De hecho, Goleman, autor de “Inteligencia emocional”, ya le ha dedicado varios de sus libros a la Meditación como método científico. Y en el sitio de la Casa del Tibet en Barcelona se puede ver cómo Wangchen y Davidson investigan el cerebro a través de dispositivos de Resonancia magnética, y observan que la meditación cambia la forma en que las diferentes regiones del cerebro se comunican entre sí; y, por lo tanto, la forma en que uno piensa y actúa.

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- ¿ Qué es el budismo?

- Es una filosofía de la vida cotidiana, cómo hacer mejor, cómo pensar mejor, cómo vivir mejor el día a día. Ahora, el budismo es la ciencia de la mente. El budismo trabaja la mente, ahora, todos los famosos científicos del mundo se van acercando, están aprendiendo, intercambiando con el budismo.

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-¿Cómo explica usted este fenómeno?

- El mundo está cambiando constantemente. Antes había más espiritualidad; pero la llegada de la tecnología ha impulsado el desarrollo del consumo. Ahora la gente tiene más pobreza interior, y los occidentales buscan al oriente.

- ¿Por qué esta búsqueda del Oriente?

- Uno está buscando algo que uno no tiene. Y esto tiene que ver vuestra propia cultura, vuestra tradición. Si vemos la religión católica, les queda la fe, la devoción. Pero Dios no enseña a los jóvenes el por qué y el para qué. Ahora, los jóvenes quieren saber si hay respuesta al porqué y al para qué. La gente no para de buscar, busca algo que no tiene. La fe sola, sin ciencia, no alcanza en este momento.

- ¿Cómo diferenciamos religión de filosofía?

- El budismo es más filosofía que religión. Buda mismo no enseñó religión, sino filosofía total, cómo trabajar tu interior, cómo luchar con tu enemigo interior, no luchar contra tus vecinos.

- ¿Cuan fácil es de controlar el enemigo interior?

- Es más fácil controlar al enemigo de afuera que al de adentro. Los humanos estamos cada vez más enredados, todo el mundo está preocupado, Ahora cuesta sonreír, cuesta saludar.

- ¿Qué le dice el budismo a este hombre occidental que anda perdido?

- Que hay que despertar y compartir; y no solo el budismo es la solución, todas las religiones nos han enseñado las mismas cuestiones esenciales. La Biblia, el Corán, el Bhagavad Gita nos han enseñado a ser buenas personas, a tener corazón, a no hacerle daño a nadie. Meditar, y después, reflexionar. Yo me recuerdo en India y Nepal mendigando hasta los nueve años; yo he sido un niño mendigo, y no fue fácil. Pero la felicidad, aunque vivas en una cueva, puedes alcanzarla con meditación.

- ¿Aunque alguien viva sumido en la pobreza, sin tener qué comer?

- No. Antes, el pobre tiene que librarse de la pobreza lo suficiente como para tener lo mínimo.

- ¿Dónde está la ciencia en la meditación?

- Cuando se está meditando, la mente trabaja en el por qué, en el para qué.

-Hay claves para meditar...

- Sí, hay muchas para principiantes, para avanzados, meditación caminando, visualizando, con mantras... todo depende de cada uno. Pero el principiante tiene que empezar paso a paso.

- ¿ Se requiere maestro?

- El maestro es muy importante. Solo, no se puede. Después, cuando sabe, sigue solo. Sin maestro, trae más peligros que beneficios. Siempre se pueden equivocar, porque no tienen la suficiente sabiduría. Una vez, una persona que buscaba el camino espiritual se encontró con un falso gurú, un falso maestro, que le dijo: “tú puedes alcanzar el nivel alto si empiezas a matrar gent y consigues 1000 dedos. Si lo consigues, te podrás iluminar”. Esta pobre persona empezó a matar, y acumuló 999 dedos, faltaba un dedo. Buscando, lo encontró al Buda caminando, muy contento. Lo encontró.. pero el Buda no llegaba a él. Y le dijo: “no consigo tu dedo”. Y el Buda le dijo: “equivocado, yo puedo darte mi dedo, pero, ¿, para qué es?. “Para llegar a una iluminación”. ¿Y cuánto has dado para conseguir tanto? Y el Buda poco a poco le enseñó.

El Dalai Lama
La mística del Tibet y la reencarnación
“Dalai Lama significa Océano de Sabiduría, un título que viene del emperador mongol Gengis Khan.  Más que un sacerdote, es para nosotros la máxima autoridad espiritual, y es también el primer ministro del pueblo de Tibet. A su vez, es una reencarnación. Cuando su alma deja este cuerpo, y coge otro cuerpo. El Dalai Lama reencarna antes de morir”, explicó el monje Thubten Wangchen, ante  una consulta de LA GACETA.
-  ¿Cómo saber quién será el próximo Dalai Lama?
- Deja señales; algunas veces lo dicen verbalmente: tal año voy a morir, pero no os preocupéis, tal año voy a volver, de tal pueblo, de tal familia, de tal padre, de tal madre. Alguna vez no lo dice, pero lo deja todo escrito, en un sobre, en otro, y adentro, más indicaciones. Y al final nunca falla. El actual Dalai lama tiene 83 años, y está muy bien de salud (N de la R: fue premio Nobel de la  paz en 1989). Tenemos precisiones de que el Dalai lama a va a vivir 113 años, pero él mismo ha dicho hace poco. El ha soñado que va a vivir 113 años. Pero ha dicho: “por qué vivir tanto, si el mundo no hace caso a lo que yo digo. Cien años voy a vivir, sin dudas. Ahora, 113 depende, de si el mundo me necesita o no”.
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- Deja señales; algunas veces lo dicen verbalmente: tal año voy a morir, pero no os preocupéis, tal año voy a volver, de tal pueblo, de tal familia, de tal padre, de tal madre. Alguna vez no lo dice, pero lo deja todo escrito, en un sobre, en otro, y adentro, más indicaciones. Y al final nunca falla. El actual Dalai lama tiene 83 años, y está muy bien de salud (N de la R: fue premio Nobel de la  paz en 1989). Tenemos precisiones de que el Dalai lama a va a vivir 113 años, pero él mismo ha dicho hace poco. El ha soñado que va a vivir 113 años. Pero ha dicho: “por qué vivir tanto, si el mundo no hace caso a lo que yo digo. Cien años voy a vivir, sin dudas. Ahora, 113 depende, de si el mundo me necesita o no”.


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