Del ingeniero Storni

Del ingeniero Storni

Aforismos en su singular revista “Stornia”

JULIO S. STORNI. Aparece a la izquierda. A su lado, los doctores Manuel García Morente, Norberto Antoni y Alberto Rougés. JULIO S. STORNI. Aparece a la izquierda. A su lado, los doctores Manuel García Morente, Norberto Antoni y Alberto Rougés.

El ingeniero tucumano Julio S. Storni (1884-1969), editó numerosas publicaciones históricas y técnicas. Entre ellas, la singular “Stornia. Revista de Historia, Etnología y Folklore”, que apareció en 1952. El segundo número de “Stornia” traía una serie de aforismos, obra de su excéntrico e independiente director. Los titulaba “Fruto maduro” y transcribimos algunos.

En primer lugar, decía que “la impresión contradictoria que ha producido ‘Stornia’ ha reforzado mi experiencia sobre la felicidad de saber que no se puede conformar a todos”. Un aforismo: “Para los dioses que viven del mal y para el mal, convéncete, una puteada al amanecer reconfortará tu conducta de varón; otra puteada al recogerte en el hogar, te reconciliará con tu propia grandeza”. Otro: “No todo lo que se mama de la madre, no todo lo que se escucha de labios de la madre, es sagrado. Elévate, sacude resabios ancestrales”.

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Otro: “El día que dejemos de vigilar la razón y eficacia de los estímulos jerárquicos y lleguemos hasta la improvisación, olvidando valores consagrados y eliminando la juventud estudiosa, se sentirá perplejo el espíritu de la sabiduría”. Otro: “Morir por la emoción de haber ganado el gran premio de la lotería o descerrajarse un tiro por adversidades de la vida, es bobería y equívoco mayor. Los grandes premios deben disfrutarse cuanto sea posible, y a la adversidad debemos superarla renovando bríos, optimismo y esfuerzos”. Otro: “Muchos de los llamados filósofos apenas alcanzaron la imbecilidad de no conocerse ni saber lo que querían”. Otro: “El zonzo que pasa, desde que se siente director de la batuta se ha mareado, prueba inequívoca de su insignificancia. Estemos atentos, salgamos del pantano”. Y uno más: “El remedio está en la elección de un Dios del bien y en la fortaleza de responder a ese imperio con un garrote al pie de la obra”.

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