La metamorfosis de los arqueros

La metamorfosis de los arqueros

Ya no se trata sólo de atajar; también deben atacar

BRASIL. Becker transmite seguridad para una selección que ataca constantemente.  BRASIL. Becker transmite seguridad para una selección que ataca constantemente.
12 Junio 2018

Alberto Emaldi - Télam

Desde hace años los sistemas tácticos de los principales equipos del mundo han incluido al arquero como una pieza determinante en la gestión de la pelota, por lo que el Mundial Rusia 2018 ratificará la metamorfosis del rol que cumplen quienes habitan debajo de los tres palos.

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El arquero ya no es solamente el jugador que debe evitar con sus manos o su cuerpo el gol rival. En el fútbol actual incide e interviene activamente en el desarrollo del juego y se transforma en opción de pase para sus compañeros.

La tendencia a practicar la llamada “revolución de los pases” introducida por el inolvidable Barcelona de “Pep” Guardiola ya incluía a los arqueros en el desarrollo colectivo.

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Y esa situación, la de hacer circular el balón a través de juntar pases, parece haber llegado para quedarse y se verá, seguramente, en el desarrollo del juego de muchos equipos en el Mundial de Rusia.

“Es indudable que lo que se define como la ‘metamorfosis’ del juego de los arqueros hace rato que se ha instalado en el fútbol mundial. Y ese fenómeno ha ayudado a hacer el juego mucho más atractivo. El arquero es hoy, en cualquier equipo que intente jugar ofensivamente, una pieza clave”, afirma Joel Adriancich, entrenador de arqueros en las divisiones juveniles de Ferro Carril Oeste.

“El puesto del arquero se ha reinventado por decirlo de alguna manera. Las exigencias reglamentarias impuestas por FIFA y la evolución en el juego táctico de los equipos los han obligado a ser mucho más que el último defensor de su equipo, los obligó a ser opción de pase y también generadores de ataques al jugar de volea algún balón y hasta poder entregar el pase seguro a un compañero libre de marca”, agrega Adriancich.

Arqueros de la envergadura del alemán Manuel Neuer (1,93 metros), el belga Thibaut Curtois (1,99), el español David De Gea (1,93) o el brasileño Alison Becker (1,93) combinan casi a la perfección el porte con el buen juego con los pies y se convierten para sus equipos en piezas fundamentales.

No solo para atajar, sino para convertir una acción defensiva en un ataque combinado o directo, según obligue el momento del juego.

“Neuer, De Gea, Curtois o Alison por nombrar a fenómenos, son arqueros que combinan el excelente juego con los pies con la buena toma de decisiones en momentos claves del partido. Esas herramientas resultan invalorables para un equipo hoy”, agrega Adriancich. Todos ellos estarán en Rusia, como muchos otros que intentarán también adaptarse a esta tendencia instalada y creciente en el fútbol actual.

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