Así asciende un grande como San Martín

1/65 LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

2/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

3/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

4/65 LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO

5/65 LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

6/65 LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

7/65 LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

8/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

9/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

10/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

11/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

12/65 LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

13/65 LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

14/65 LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

15/65 LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

16/65 LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

17/65 LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

18/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

19/65 LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL

20/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

21/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

22/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

23/65 LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL

24/65 LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL

25/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

26/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

27/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

28/65 LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO

29/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

30/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

31/65 LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL

32/65 LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL

33/65 LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO

34/65 LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

35/65 LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

36/65 LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

37/65 LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

38/65 LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

39/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

40/65 LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL

41/65 LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

42/65 LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL

43/65 LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

44/65 LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

45/65 LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL

46/65 LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL

47/65 LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

48/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

49/65 LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

50/65 LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

51/65 LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO

52/65 LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO

53/65 LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

54/65 LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

55/65 LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

56/65 LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL

57/65 LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

58/65 LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

59/65 LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA

60/65 LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

61/65 LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

62/65 LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL

63/65 LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO

64/65 LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO

65/65 LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO
San Martín jugó el partido soñado; vapuleó a Sarmiento y dejó en claro que fue el mejor.
Lo que pasó ayer en La Ciudadela es algo que pocas veces sucede en el mundo del fútbol. Las finales siempre son partidos cerrados, en los que el buen juego casi siempre queda de lado; la fricción y las ganas triunfan por sobre el jogo bonito.
Pero San Martín dio cátedra sobre cómo deben disputarse los partidos decisivos: con convicción, con entereza anímica, con buen fútbol y con contundencia. Sí, el “Santo” mostró algunos destellos de fútbol total, pasó por encima a un rival que pareció no haber pisado La Ciudadela y armó una producción que podría servir para que cualquier entrenador de un equipo que debe disputar una final, le muestre a sus jugadores.
Con el ascenso de San Martín, Tucumán tendrá dos equipos en Primera, un hecho histórico
San Martín hizo todo bien en una tarde magnífica, que quedará grabada a fuego en la memoria de esos más de 25.000 privilegiados que pudieron ver en vivo y directo el cuarto ascenso a la máxima categoría de un “Santo” furioso, lleno de buen juego, y de goles.
“Volvimos a ocupar el lugar que nos merecemos”
“En nuestra casa seremos 12”, había dicho Maximiliano Martínez, poco después de perder el primer “chico” en Junín. Y así fue. Los hinchas armaron una terrible fiesta y los jugadores pusieron la música y los goles. El equipo mostró su mejor cara justo en el partido más importante de la temporada, en el que estaba en juego el último boleto para codearse con los grandes en la próxima temporada.
Coloccini: “el acompañamiento de la gente es impresionante”
Si existían algunas dudas sobre cómo podía responder el equipo ante la presión de comenzar abajo en la serie, esas se escurrieron casi en un abrir y cerrar de ojos. Porque el equipo salió a comerse crudo a su rival cual fiera hambrienta y, en tres minutos le asestó dos uppercut al mentón a un Sarmiento que quedó tambaleando, algo aturdido y que no pudo recuperarse nunca más.
Una postal impactante: así fue el festejo de San Martín visto desde un drone
Lucas Acevedo al minuto y Gonzalo Rodríguez, a los tres, sacaron rápidamente la ventaja que San Martín debía sacar, en 90 minutos, para consagrarse sin tener que recurrir a los penales. Sí, se sacaron rápidamente el problema de encima y se lo trasladaron a su rival.
Pero más allá de que durante el resto de la primera mitad haya especulado y le haya entregado la pelota al “Verde” para que hiciera lo que quisiera, el resultado no corrió peligro nunca. Porque para eso también corrigió el único error que había tenido en la ida: no saber resolver los pelotazos frontales para Lucas Passerini y para Nicolás Miracco.
En el campo de juego: una feroz pelea entre hinchas de San Martín pudo terminar en tragedia
Ayer, los centrales “santos” tomaron nota de ello y se “comieron” a la dupla de ataque visitante. Así, Sarmiento no pudo generar peligro nunca; y para colmo, en el inicio del complemento, San Martín recuperó ese hambre voraz para liquidar la serie en pocos minutos. Claudio Bieler en dos ocasiones y otra vez Acevedo le pusieron el moño al regalo más soñado por sus hinchas. Y claro, poco importó el descuento de Nahuel Estévez, porque lo de San Martín en el partido más importante de la última década fue sencillamente brillante. Tuvo solidaridad, hambre de gloria, contundencia y fueron todos puntos altos para dar el salto en el momento más esperado.
El equipo respondió y ascendió como lo debe hacer un grande: tirando la “chapa” en el césped y dejando en claro que en Bolívar y Pellegrini nadie puede faltarle el respeto. Ahora es el turno de los dirigentes que deben aprender de errores pasados para no volver a repetirlos; porque el “Santo” se fue de la “B” y todos esperan que sea para nunca más volver.
Más Noticias
