“Un quirquincho no puede ser nunca una mascota”

“Un quirquincho no puede ser nunca una mascota”

Estos animalitos están al borde de caer en peligro de extinción. Qué hace la Reserva de Horco Molle.

EN HORCO MOLLE. Uno de los veterinarios sostiene un quirquincho. EN HORCO MOLLE. Uno de los veterinarios sostiene un quirquincho.
22 Mayo 2018

Fue la mascota del último Mundial de Fútbol en Brasil. Y sigue apareciendo entre las preferencias de quienes quieren tener como mascota un animal no convencional. El problema es que ellos, los quirquinchos, están sufriendo y se han convertido en una especie casi en peligro de extinción como consecuencia de esta actividad ilegal. Quienes hacen la advertencia son los veterinarios de la Reserva de Horco Molle. Allí están recibiendo cada vez más quirquinchos heridos para rehabilitarlos y luego liberarlos en su hábitat.

La situación más preocupante es la del tatu bola, un armadillo que tiene la capacidad de convertirse en esfera para defenderse de sus predadores. Su tasa de reproducción es lenta y las hembras solo dan a luz a una o dos crías por año. La caza furtiva para consumo de su carne y el tráfico ilegal para convertirlos en mascota son dos de las principales amenazas para estos animales.

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Un caso

“Muchas personas los están vendiendo como. Esto es ilegal. Nos pasó el otro día que llegó una mamá afligida con el animal a cuestas. El papá de sus hijos se los había regalado a los pequeños y a ella le pareció que no estaba bien. Nos vino a consultar”, cuenta Pablo Aón, uno de los veterinarios de la Reserva. En estas tareas de rehabilitación también trabajan Elena Correa y Diego Ortiz, y reciben la colaboración por la Dirección de Fauna de la provincia.

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“La Reserva de Horco Molle recibe muchas especies de animales silvestres, que por distintos motivos llegan para ser rehabilitadas. Dentro de los mamíferos, el grupo de los armadillos (quirquinchos), es el más numeroso. Ya superamos los 100 armadillos rehabilitados, siendo el más numeroso el quirquincho bola”, detalló.

En la provincia, según explicó, viven en ambientes chaqueños (oeste tucumano). Gracias al caparazón que los cubre, pueden soportar algunos ataques de otros animales. Lo curioso es que esa misma capacidad de convertirse en esfera ante el peligro facilita la tarea de los cazadores. “Algunos comen de todo (omnívoros), pero el quirquincho bola y el cabasú chaqueño, consumen principalmente insectos en su dieta diaria por lo cual es hasta imposible desde ese punto de vista tenerlos como mascota”, advierte.

“Nos han llegado con heridas graves de todo tipo, hasta con sus caparazones quebrados, lo cual es tremendo. Porque los tienen como animal de compañía y son atacados por otras mascotas que hay en la casa, principalmente perros. También son lesionados en accidentes de tránsito o con máquinas de labranzas de suelos en los campos y quema de pastizales”, describe. Otra problemática muy importante que afecta a estos animales es la destrucción de su hábitat, añade.

El proceso de rehabilitación de los quirquinchos consta de un período de cuarentena, donde se hacen las primeras evaluaciones y chequeos sanitarios. Una vez que confirman que no tiene enfermedades infecciosas, pasan a los recintos de recuperación. Allí pueden comenzar a hacer una vida más parecida a la naturaleza: buscar alimentos, cavar pozos, relacionarse con otros de su especie, tener hábitos nocturnos, entre otros. Finalmente, llega la liberación en un lugar acorde, lejos de la gente y de animales domésticos.

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