Rolando Valladares: “nunca busqué la gloria ni los honores”

Rolando Valladares: “nunca busqué la gloria ni los honores”

Hace un siglo nacía el Chivo, el compositor tucumano más importante de la música popular argentina.

11 Marzo 2018

“La música es para mí una cosa muy seria, no es un acto social más. Cada canción merece un respeto porque es un mensaje y si el mensaje se rompe, se rompe la canción. El cantor tiene que vivir la canción. Estoy muy satisfecho con mi obra. Lo que más lamento es no haber podido difundir mis cosas; tengo alrededor de cien piezas”, afirmaba Rolando Amadeo Valladares, quien partió al silencio hace una década. Ayer se celebró una centuria de su nacimiento.

Es tal vez el compositor más importante que le ha dado Tucumán al folclore. Nació el 10 de marzo de 1918, en la calle Monteagudo 82. La admiración por su padre, don Delfín, poeta y cantor, y por su abuelo guitarrero santiagueño, le despertó su amor por las cosas de nuestra tierra que se tradujo a lo largo de su vida en un centenar de canciones. A fines de la década del 30, junto a Octavio Corvalán y Fernando Portal, conformó el Trío Ollantay, con el que se presentó con éxito en 1941 en la Radio LR3. Por esa época comenzó su labor compositiva.

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Como suspiro en el viento

Autodidacto musical, “orejero de ley”, Atahualpa Yupanqui fue una de las figuras que influyó en su arte. En la década del 50, su relación con Eduardo Cerúsico y Luis Víctor Gentilini, enriqueció sus composiciones. Su encuentro con el poeta salteño Manuel Castilla se tradujo en varias de las piezas más bellas de nuestra música popular como Bajo el sauce solo, Zamba del Romero, Vidala del Lapacho y Canción de las Cantinas.

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De su yunta con el poeta tucumano José Augusto Moreno, brotaron Coplas para la Luna y Canto a la Telesita, piezas que han sido grabadas por destacados intérpretes como Mercedes Sosa, Suna Rocha, Liliana Herrero, Lorena Astudillo, Los Quilla Huasi, Jorge Cafrune, Los Chalchaleros, Chango Farías Gómez, Eduardo Falú, Amelita Baltar, el Dúo Salteño, Los Fronterizos, Juan Falú, Juan Quintero, Coqui Sosa, Federico Nieva, Mono Villafañe y Adriana Tula, entre otros.

Como pollos de criadero

“Hay que oler yuyo por yuyo, a ver cómo está distribuido el monte, hay que vivirlo. Esa vivencia no la tienen los músicos de ahora, que son criados en departamentos como pollos de criadero. Los grandes músicos de folclore -y no me incluyo- tenían un contacto muy grande con la gente y sus recuerdos. El folclore se hace fuerte rescatando ese cedazo del tiempo”, decía El Chivo, apodo que lo acompañó desde la adolescencia.

Sin duda, su vidala “Subo” fue la que mayor trascendencia y prestigio le brindó. Fue grabada por el conjunto Los Incas para ser utilizada como banda sonora de la película francesa “El cadáver en el desván”, film de la Paramount Picture, pero también por varios de los artistas ya mencionados.

En 1964, el sello Qualiton le grabó su único disco. En 1987 editó un casete, acompañado en piano y guitarra por el “Pato” Gentilini. “Hago zambas, vidalas o canciones. La chacarera está fuera de mi temperamento. Uno tiene que ser honesto con lo que siente y componer según eso. Rechazo el encasillamiento”, dijo en ocasión de la presentación del material.

La poesía del jujeño Raúl Galán, mentor del grupo La Carpa, dejó una huella en su alma. Musicalizó varios de su poemas, entre los que se destacan Vidala del último día, Coya muerto en el ingenio y Baguala del chaguando y la sombra. Ha compuesto también con Lucho Díaz, Teuco Castilla, Abel Mónico Saravia, Pepe Núñez. Nicandro Pereyra, Luis Sánchez Vera, Manuel Serrano Pérez, Néstor Soria, Osvaldo Costello, Rubén Cruz, Gustavo Bravo Figueroa, Arturo Álvarez Sosa; Roberto Espinosa y Leopoldo Deza, entre otros.

El machimbre

“El folclore es el basamento de las cosas. Es para mí sabor tonada, paisaje, pero no sujeto al ritmo. Lo más importante es el entrelazamiento del poema con la música, es lo que yo llamo machimbre. Yo me libero naturalmente y es el poema el que me dicta la ruta que debo trazar musicalmente”, sostenía.

Valladares recibió varias distinciones de la Universidad Nacional de Tucumán, de la Cámara de Diputados de la Nación y de la Legislatura provincial, entre otras. En 2006 se editó “Solo en mi rancho. Cancionero de Rolando Valladares”, obra realizada por el músico Leopoldo Deza, editada por la UNT, que reúne la mayor parte de su producción.

El Chivo se emponchó con el silencio el 12 de septiembre de 2008. Sus 90 años tal vez dijeron en el adiós: “Nunca busqué la gloria ni los honores. Lo que he hecho lo hice porque lo sentí. Yo creo que el que compone música es como un médium. De golpe, un espíritu lo posee y el compositor deja de ser él para transformarse en otro”.


> VOCES

* Despojado de virtuosismo y aparatosidad, su denuedo es conseguir la virtud, en una acción donde la búsqueda de la esencia minimiza lo superficial. Tampoco necesitó de erudición para revelar los sentimientos de la naturaleza. Fue siempre su preocupación potenciar las vivencias en un recorrido por los vericuetos profundos de su alma, en vigorosa comunión con su hábitat: bosques, montañas, ríos, desiertos y puesto allí, el hombre de su tierra, en resumen una sabia armonía de intelecto y sentimientos.

Luis Víctor “Pato” Gentilini | Músico y compositor

* Por eso estás aquí, Valladares, con tu verso que te canta y te da música. Con tu verso que nos canta desde el rumor y desde el sonido pleno del río, el sauce y la montaña. Hay en ese andar un amor profundo a la tierra que se parece mucho a tu esencia, por eso la voz enamorada crea y enamora cantando, con versos vestidos de paisaje, amor y llanto.

Liliana Massara | Poeta y doctora en Letras

* Septiembre no se alzó porque sí la vida de Rolando Valladares, aquel moldeaba la vidala, la zamba y la canción como si fuese la arcilla más sencilla de los vientos con los versos de cuero del norte y en el agua de tarco que se pensaba en tus ojos… Que este septiembre solo transó la alianza con el invierno de las mortajas para que una flor nos desangre la primavera ampulosa por sus melodías y su voz.

Gabriel Gómez Saavedra | Poeta

* Hiciste tu viaje nomás, entrañable Rolando, tu viaje más lejano, Chivito soñador, tu viaje más íntimo Valladares tucumano, pero antes de irte nos dejaste tus canciones amasadas con los pedazos de alma que los borrachos se olvidaban sobre la mesa de las peñas y que los zafreros te presentaban como esperanzadas ofrendas. Nos dejaste tus zambas pulidas y delicadamente olorosas como la madera o maceradas y dulzonas como un aguardiente calchaquí. Nos dejaste tus vidalas como una congoja azul, que nos estremecen para siempre.

Ricardo Kaliman | Músico y doctor en Letras

* Saben sus hojas deshilar el viento para tejer coplas en su follaje y es árbol vivo, sabia, piel de leño. En la guitarra el Chivo Valladares es duro, añoso, voz de la madera con sus dos manos bebiendo la tierra. Pastor de coplas de las simples cosas con su rebaño hecho de boca en boca, sus manos mansamente están de verde acariciando el sabor de su gente. Tus manos hechas a medir pesares siembran amor, Rolando Valladares.

Lucho Hoyos | Cantautor


SUBO ( VIDALA)

Letra y música: Chivo Valladares

Me voy a los cerros altos

a llorar a solas lejos,

a ver si se apuna el dolor,

subo… subo…

Los ranchos quedaron atrás,

las nubes muy cerca están ya,

a ver si se apuna el dolor,

subo… subo…

La quena muy triste tocó

y me habla llorando de vos,

a ver si se apuna el dolor,

subo… subo…

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