04 Febrero 2018
Durante 28 años, dos meses y 26 días, la serpiente de hormigón del el Muro de Berlín impidió el abrazo entre el este y el oeste. Y aunque mañana cumple tanto tiempo en pie como derribado, sus huellas permanecen, y no solo en sus fragmentos originales, describe DPA.
“Yo vi la caída del muro por TV”, recuerda Susanne Ehard, originaria de Baviera, y opina que, aunque la barrera física no está, todavía hay grandes diferencias entre las dos Alemanias. Muchas personas de la antigua Alemania Oriental se sienten los grandes perdedores de la reunificación: hay más desempleo; las pensiones son más bajas, y los pueblos y las ciudades se vacían de jóvenes que huyen al oeste en búsqueda de futuro.
“En el oeste de Alemania a menudo ha habido una sensación de superioridad”, señala el psicólogo Klaus Seifried.
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